Sáb 05.06.2010
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TEATRO › MARíA JOSé GABIN PROTAGONIZA LENGUA VIVA

Narrar lo que se ha vivido

En su unipersonal, la ex Gambas al Ajillo vuelve a entrelazar teatro y literatura, pero esta vez es ella misma la autora de los cuentos que traslada al escenario, con personajes corroídos por la soledad, la nostalgia y los celos.

› Por Cecilia Hopkins

Hace seis años, María José Gabin ganó los premios ACE y Clarín con su unipersonal Congelada, basado en la novela de César Aira Cómo me hice monja. Ahora, la ex integrante del mítico grupo Gambas al Ajillo vuelve a entrelazar teatro y literatura, sólo que en esta oportunidad es ella misma quien escribe las historias que narra. Recientemente estrenado en El Portón de Sánchez, Lengua viva “no es un unipersonal convencional, sino una historia dramática ligada a la narrativa”, según define la actriz en la entrevista con Página/12. “Escribo desde siempre”, aclara Gabin. Más allá de cuentos y apuntes para estructurar los cuadros que presentaba con las Gambas, hace unos años, la actriz dio a conocer los entretelones del under de los ’80 en su libro Las indepilables del Parakultural. Y en 2004 publicó un libro en homenaje a su padre, Pérez Celis, cuando él cumplió cincuenta años con la pintura. En ese proyecto, afirma, conjugó el deseo de escribir y de hablar de su padre: “Quise rescatar cosas que siempre le había escuchado decir y que me pareció que serían estimulantes para otros. Algo así como el relato del camino del héroe, con todo su pasado en Liniers y todo lo que hizo para llegar adonde llegó”, completa.

Con la idea de profundizar su relación con la narrativa, el año pasado Gabin comenzó a estudiar en Casa de Letras, la escuela de escritura y oralidad que conduce Blanca Herrera. Allí descubrió que la escritura podía convertirse en un espacio propio que la habilitaba a producir a destajo. No obstante su apasionamiento con la narración escrita, y tal vez sin proponérselo, Gabin deja que la actriz aparezca por detrás de la voz del narrador. Al menos, eso sucede con los cuentos que conforman el espectáculo, que parecen haber sido escritos expresamente para ser llevados a escena: “Hay mucha presencia del narrador en mis cuentos, por eso surgió la necesidad de ponerles el cuerpo”. Y ya que los cuentos habían sido producidos en el marco de Casa de Letras, le propuso la dirección del espectáculo a Blanca Herrera y a Juan Manuel Wolcoff. Ambos docentes captaron la atmósfera particular que proponen los cuentos de Gabin y la ayudaron a modificarlos para ser puestos en escena. Como bien dice la actriz, “el producto es atípico, tanto como unipersonal como espectáculo de narración oral”.

El montaje está compuesto por ocho relatos que proponen diferentes climas y registros de actuación. Las narraciones apelan a paisajes de ciudad o suburbio y a personajes corroídos por la soledad y la nostalgia, los celos y la competencia. Eso cuando no son criaturas que descubren un humor a toda prueba y, a pesar de su mala fortuna, parecen resueltas a hacer reír por encima de todo. En contrapunto con las imágenes abstractas que aporta una escalera, una pantalla complementa el registro espacial del espectáculo con imágenes fijas y en movimiento, obra de Javier Devitt y el mismo Wolcoff. Con estos elementos expresivos, más los matices de voz y movimiento de la intérprete y la música original de Patricia Lutteral y Máximo Scott, Lengua viva se constituye en un montaje multimedia de pequeño formato y gran sensibilidad. “Fue un trabajo rico e imaginativo”, dice la actriz acerca del proceso de creación. “Además, los directores, sin conocerme, contuvieron mi desborde expresivo y tuvieron una mirada aguda sobre mis textos.”

El marco que presenta la colección de cuentos que interpreta la actriz es sencillo y eficaz: una mujer quiere escribir un diario personal con la idea de “ser descubierta” como autora y es a partir de ese deseo que comienza a crear los relatos. El personaje habla como si tuviese un interlocutor cercano pero, de a poco, las historias que cuenta se imponen por su peso y la obligan a ponerles el cuerpo y escenificarlas. Así desaparece en este personaje toda necesidad de diálogo con otro en aras de justificar sus ocurrencias. Como escapado de un comic, un periodista obsesionado en inventar noticias (“un perdedor argentino en clave irónica”, según define la actriz) es sólo el primero en manifestar una mirada prejuiciosa sobre el otro, una de las características que comparte la mayor parte de los personajes presentados. Entre sutilezas humorísticas y un paisaje urbano singular, cuando no hacen reír abiertamente, las historias aluden a la violencia en el hogar, el paso del tiempo, la angustia de la soledad. A sabiendas, también la actriz y autora habla de la importancia de narrar lo que se ha vivido. Así, Gabin afirma que “la memoria es lo que le permite a la persona seguir siendo, seguir hablando”.

* Lengua viva puede verse los domingos a las 20 en El Portón de Sánchez, Sánchez de Bustamante 1034.

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