TEATRO › EMILIO GARCIA WEHBI Y MARICEL ALVAREZ DIRIGEN DOCTOR FAUSTUS
La obra presenta al personaje de Fausto en tren de jugar una última partida de ajedrez con el demonio. Está basada en un texto de Gertrude Stein e incluye imágenes de Antichrist, de Lars Von Trier, y referencias a Marcel Duchamp.
› Por Cecilia Hopkins
Invitados por la Universidad Libre de Berlín, los actores y directores Maricel Alvarez y Emilio García Wehbi realizaron el año pasado una experiencia multidisciplinaria que tuvo como eje el mito del Fausto. El punto de partida de ese espectáculo que integró música, artes visuales, danza contemporánea y teatro fue un texto de la norteamericana Gertrude Stein, Dr. Faustus Lights the Lights, de 1938. En el Centro Cultural Ricardo Rojas (Corrientes 2038) acaba de subir a escena una versión de aquel proyecto de cruce estrenado en la Academia de Artes de Berlín, titulada Doctor Faustus. Las funciones que restan son las de hoy, martes 7, jueves 9, viernes 10 y domingo 12. Katharina Haverich, una de las actrices que participó del proyecto inicial, integra el nuevo elenco, compuesto además por las bailarinas Florencia Vecino, Margarita Molfino, Alejandra Ferreyra Ortiz, Carolina Borca, Paula Jurafsky y León Dogodny. La música es obra de Marcelo Martínez. “Al universo poético de Stein –explican los directores en una entrevista con Página/12– se suman el perturbador relato del Antichrist según el cineasta Lars Von Trier y la obscenidad decorosa que propone Etant Donnés, obra de Marcel Duchamp, con el propósito de generar una experiencia formal que pone el acento en lo femenino.”
La obra presenta al personaje de Fausto en tren de jugar una última partida de ajedrez con el demonio. Y cuando Mefisto le tiende una trampa poniendo a la bella Margarita de carnada, ella logra sobreponerse a su destino de víctima. La puesta consiste en una instalación lumínica compuesta por setenta luces dispuestas en forma simétrica en el piso y las paredes de un espacio vacío y blanco. En ese ámbito, según explican los directores, “una actriz dice el texto en inglés a través de un micrófono, cuatro actrices-bailarinas interpretan al personaje de Margarita, en tanto Mefisto es representado por una mujer y Fausto, por un anciano”. También se incorporan el video y la proyección en vivo. Según aclara García Wehbi, existen razones para esta selección de procedimientos ligados al informalismo y lo conceptual: “El discurso de género es un discurso de minorías”, afirma. “Cuando se expresan, las minorías raciales, sociales, sexuales o de género siempre recurren al happening o a la performance”. Otro texto que suma otra referencia a lo femenino pero en un contexto de actualidad es Carta Política para Carla Bruni, escrito por el mismo García Wehbi.
–¿Por qué dicen que este Fausto pone acento en lo femenino?
Emilio García Wehbi: –Sencillamente, porque tomamos como punto de partida un texto de Gertrude Stein, escritora feminista, gay militante en la Europa de entreguerras, en un universo artístico-intelectual dominado por el poder masculino.
Maricel Alvarez: –Stein decidió escribir lo que originalmente concibió como un libreto de ópera titulado Dr. Faustus Lights the Lights (algo así como El Doctor Fausto enciende la luz o mejor, jugando con su carácter polisémico, El Dr. Fausto ilumina la luz. Aquí, ella retoma lo que de alguna manera Goethe ya había desarrollado en la segunda parte de su Fausto: el progreso tecnológico como un arma de doble filo en una sociedad que construye su idea de progreso en los inventos o descubrimientos de época.
E. G. W.: –Stein utiliza la excusa de la invención de la luz artificial o eléctrica para jugar con el doble sentido del término iluminación, como luz pero también como conocimiento.
–¿El tema del poder remite al tema del género?
M. A.: –Tanto en la época de Goethe como en la de Stein, el poder lo tiene el hombre. Por eso la autora le da a Margarita el mismo poder de inventiva que a Fausto. Como ambos tienen la misma potencia, el conflicto se desata.
E. G. W.: –Claro que esta operación ha sido una inducción de Mefisto y, en definitiva, se cumplen los planes diabólicos y tanto ella como él (hombre y mujer, la sociedad toda) se van al demonio por sus ansias de saber y de poder.
–¿Cuáles fueron los cambios realizados en la concepción visual de la performance?
M. A.: –En el caso del montaje porteño, decidimos trabajar con cinco bailarinas de primer nivel, como para resaltar el trabajo de compromiso corporal que se articula en este caso, como un discurso de género. La potencia expresiva del cuerpo y el eros genera un discurso reivindicatorio de lo femenino.
E. G. W.: –Además, el actor que representa a Fausto es interpretado por un anciano para resaltar la imagen de derrota que muestra el personaje masculino.
–¿Cómo incluyeron la película de Lars Von Trier?
E. G. W.: –Incorporamos algunos elementos visuales y conceptuales de su película Anti-christ, donde también se da un intenso debate acerca de la tensión entre lo atávico femenino y lo atávico masculino.
M. A.: La relectura del pecado original –el mito de Adán, Eva, la serpiente y la manzana– juega también como herramienta del discurso. Además usamos proyecciones que traducen conceptualmente el texto leído en inglés, pero más como un despliegue semántico-visual que literario.
–¿Y la obra del dadaísta Duchamp?
E. G. W.: –Hay referencias al mundo de Duchamp, en particular a su obra secreta Etant Donnés, esa que se ve a través de la mirilla de una puerta y que permite descubrir parte del cuerpo pálido de una mujer yacente en un bosque, con sus genitales en primer plano y sosteniendo en su mano una lámpara de aceite. Los genitales y la luz nos remiten nuevamente a Gertrude Stein y a su Doctor Faustus.
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