TEATRO › HUGO MIDON Y LOS CINCO AÑOS DE “OBJETOS MARAVILLOSOS”
El autor y director, junto al grupo musical Vocal 5, descubren lo novedoso en lo cotidiano. La obra, en cartel desde hace cinco temporadas, es, según Midón, un ejemplo de antiplaystation.
Para encontrar lo maravilloso de cada objeto hay que mirar en particular las cosas que nos rodean: dentro de las casas, en la escuela o en la calle; están ahí, tan cerca que a veces no se los ve. El autor y director teatral Hugo Midón y el grupo Vocal 5 llevan, cada semana desde hace cinco años, a descubrirlos y jugar con ellos. La invitación es tan universal como ir a la playa, un lugar en el que toda la familia puede disfrutar del paseo y aprender cosas nuevas.
La llegada del profesor Bald al Club de los Objetos Maravillosos y los preparativos que se realizan para homenajearlo, hilvanan la trama de Objetos maravillosos, donde resulta fundamental la participación de Vocal 5, integrado por Patricia Vázquez, Hugo Lasa, Horacio Pomer, Jorge Vázquez y Raúl Oliveira. El libro y la dirección están a cargo de Hugo Midón, y Carlos Gianni es el encargado de ponerles música a las canciones. La cita es en el Teatro de la Comedia: Rodríguez Peña 1062, todos los sábados y domingos a las 17. Este año coinciden los cinco en cartel de la obra con los veinte de carrera del Grupo Vocal 5, y Página/12 se encontró con Hugo Midón y Raúl Oliveira, director del conjunto vocal: “Es un material que no pierde vigencia”, dice Midón.
–¿Por qué la obra se sigue reponiendo a cinco años del estreno?
Hugo Midón: –Es una obra muy exitosa, a la que se suma la continuidad del grupo vocal como elenco. Las obras son como un encuentro familiar donde todos disfrutan, por eso quizás a veces las comparo con el mar o con la montaña.
Raúl Oliveira: –Para nosotros cada año es distinto gracias a que Hugo modifica ciertas cosas, para hacerlo más divertido, para romper la cosa mecánica que se puede producir en el actor y siempre van pasando nuevas cosas; yo creo que hasta quince años más podemos seguir reponiéndola.
H. M.: –Lo que me gusta es que la misma cosa interese a públicos diferentes, no sólo a los niños. Los temas musicales parten de cosas muy sencillas y van hacia temas más esenciales, que tienen que ver con lo social. Permiten distintas lecturas, los chicos se quedan con lo literal, y el adulto hace otras lecturas acerca de lo que se está hablando.
–¿Cuál es la reacción de los chicos?
R. O.: –Ellos se asombran de cómo se pueden hacer cosas con elementos tan cotidianos, como la cucharita, el mate, la linterna. Verlos desde el escenario es maravilloso, hay chicos hasta de un año que están con los ojos grandes, mirando como petrificados. Esta obra es lo antiplaystation, lo antimodernidad. El trabajar con elementos cotidianos es lo que sorprende y por ahí pasa el enganche.
H. M.: –Creo que el teatro es una alternativa, no es la televisión. Les habla de otras cosas que no son habituales y que son todavía cosas con las cuales los chicos juegan. La idea siempre fue aprovechar esta característica del teatro para hablar de estas cosas que me parece que son esenciales, cosas que están relacionadas con lo cotidiano. Es una batalla desigual porque sin estar en la televisión se llega a un público más reducido. Pero esas cosas son elecciones que uno hace, seguimos fieles a un objetivo y a una manera de entender las cosas y de verlas. Hay cosas que permanecen como en el mar: los chicos siguen jugando con los mismos baldecitos, las mismas palitas y haciendo los mismos castillos. En el teatro tiene que ver un poco con eso, el mar sigue siendo el mismo. Son cosas que no hay que olvidarse y hay que ayudar a que no se olviden, porque me parece que son las cosas esenciales.
Informe: Suyay Benedetti.
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