TEATRO › MAÑANA SE PRESENTA UNA NUEVA EDICION DE TEATRO X LA IDENTIDAD
El actor y director Luis Rivera López y las actrices Susana Cart y Cristina Fridman hablan del profundo significado que sigue teniendo la iniciativa del mundo teatral en defensa de la lucha de Abuelas de Plaza de Mayo, y que este año llega recargada de símbolos.
› Por Hilda Cabrera
Aun cuando anticipaban un ciclo menos frondoso, los organizadores de Teatro x la Identidad redescubrieron una realidad que los enorgullece. “Imaginábamos un programa más modesto en función del desgaste que el año anterior nos había ocasionado el festejo de los diez años de la entidad”, puntualiza el actor y director Luis Rivera López, uno de los integrantes de la Comisión Directiva, junto a las actrices Susana Cart y Cristina Fridman. El entusiasmo que despertó la propuesta echó por tierra aquel primer dato: “Todo el mundo se ofrecía, ‘quiero estar’, nos decían, y la programación se fue agrandando. La necesidad de continuar con este trabajo se siente en la piel y nos afirmó en la idea de que existe un espacio que no podemos dejar de ocupar”, coinciden los entrevistados. El ciclo –que nació en el 2000, con A propósito de la duda, una serie de cuadros testimoniales con dramaturgia de Patricia Zangaro y dirección de Daniel Fanego– afronta hoy nuevas complejidades, más allá de los problemas relacionados con el sostenimiento de la entidad, que recibe subsidios de Proteatro y del Instituto Nacional del Teatro, “obtenido a través de concursos anuales”, y uno más de la Legislatura de la Ciudad por el que “pelean todos los años para lograr su renovación”. “Digamos que este subsidio es de 72 mil pesos anuales, mucho menos que lo que cuesta mantener la entidad durante ese período; alcanza para el alquiler y la compra de la papelería”, anota Cart. “De todos modos es importante –señala Rivera López– porque es la razón por la cual podemos sostenernos.”
–¿Cómo los afectó la confrontación que se viene dando por el caso Noble Herrera?
Cristina Fridman: –En el mes de junio, en medio de las discusiones por ese tema, hicimos acciones de una jornada en varias salas de la ciudad, y especialmente en las de la avenida Corrientes. Entregamos una carta al elenco en la que nos reconocíamos miembros de Teatro X la Identidad. Luis (Rivera López), autor del texto y voz de la comisión en esto, recordaba que todavía faltaba encontrar a cuatrocientas personas. Esta experiencia con un público que, probablemente, no conocía nuestro trabajo y estaba allí por haber comprado su entrada y elegido una obra determinada, fue reveladora. En primer lugar, porque hubo una adhesión absoluta de parte de la comunidad teatral y de los empresarios. Todos leyeron la carta con el profundo convencimiento de que ahora, más que nunca, había que apoyar la lucha de Abuelas de Plaza de Mayo para recuperar a sus nietos y nietas. Esta no es una lucha de uno o dos años. Hace treinta y cinco años que buscan a sus nietos, y por todas partes.
–¿Temían una reacción en contra?
C. F.: –En algunos momentos nos pusimos muy nerviosos. Nos preguntábamos y repetíamos qué va a pasar, qué va a pasar...
–¿Fue un sondeo semejante al realizado en un ciclo anterior?
C. F.: –Aquél fue en 2009; era distinto. La respuesta nos sorprendió para bien.
Luis Rivera López: –Tengamos en cuenta que entre los que leyeron la carta estaba Adrián Suar, gerente de programación de Canal 13. Ultimamente pasaron cosas interesantes. Dejando de lado la utilización que hacen del tema los interesados en la confrontación, finalmente –y esto lo escuché decir a gente que está en la llamada “oposición”– se entiende cuánto de claro y sincero hay en la búsqueda de los nietos. También esa gente quiere que se sepa la verdad.
–Pero la confrontación, forzada o no, existe...
L. R. L.: –Me pregunto dónde está la confrontación si de uno y otro lado dicen que buscan la verdad. Diría que la confrontación fue impuesta. ¿Por qué vivir como un fracaso que en este asunto de los Noble Herrera los chicos no sean hijos de aquellos con los que se hizo el cotejo de ADN? Esto no es un fracaso, sino un paso más hacia la verdad. Se verá qué sucede más adelante. Fracaso sería que no se hicieran los cotejos y todo quedara en la oscuridad.
Susana Cart: –Este asunto, con tanto enredo legal ha tomado carácter político, cuando, en realidad, debiera ser despolitizado.
–Hoy parece una tarea imposible...
S. C.: –No es imposible si se entiende que es un problema humano. Nosotros sabemos de esa experiencia a través de los ciclos. Cuando un nieto se presenta en el escenario y desde allí le habla al público, deja de ser una abstracción. Deja de ser un conjunto de palabras, “un nieto apropiado”. Es una persona que conoció su identidad a los 10, 14, 20 o 32 años y se dio cuenta de que no era la persona que creía ser, sino otra, a la que le robaron parte de su vida. Al verlo, la gente toma conciencia del verdadero drama que hay detrás de ese muchacho (o de esa muchacha) y se conmueve profundamente.
–O sea, ahí no valen las excusas.
S. C.: –No, porque no hay manera de prescindir de ese drama. Por eso, creo que –a pesar de las chicanas que se han utilizado– se va a imponer la cuestión humana.
L. R. L.: –En este último tiempo, algunas personas que manifiestan estar en la “oposición” han tenido un avance muy importante respecto de los organismos de derechos humanos. Unos a favor y otros en contra. La arremetida contra Madres de Plaza de Mayo es fuerte. El caso Schoklender afectó muchísimo a Madres. Se pensó que iba a suceder lo mismo con Abuelas, por esto de los Noble Herrera. El asunto de Madres está prosperando, creemos que legal y seriamente porque es un asunto real, pero no encontramos críticas desaforadas en contra de Abuelas por afuera de la batalla mediática.
–Tal vez, porque la recuperación de nietos es un hecho concreto.
L. R. L.: –Los logros de Abuelas son tremendos. Cuando al final de las funciones, los chicos suben al escenario y dicen “yo era y ahora soy”, uno siente que todo está como debe ser. A los que falta encontrar se los seguirá buscando. El punto es hallar la verdad, y parece que en eso estamos todos de acuerdo, también los artistas y los productores que acceden a leer la carta desde el escenario, como Adrián Suar, y toda la gente bienintencionada que entiende que ésta es una realidad que debemos asumir.
C. F.: –Esa acción de junio fue muy emocionante. La carta fue leída por artistas del elenco de Espejos circulares y Chicago; El precio; Un tranvía llamado Deseo, La guerra de los Roses; Ala de criados; Los 39 escalones; Baraka; Lluvia Constante y El conventillo de la Paloma; y por los intérpretes de No seré feliz pero tengo marido, El Bululú y Yo amo a mi Maestra Normal. Espero no haber olvidado a ninguno...
–¿Consideran a estos sondeos un aprendizaje?
L. R. L.: –Ayudan a despolitizar los temas que afectan muy profundamente a las personas. Si bien decimos que esto que hacemos es una defensa del teatro político –porque nos interesa hacer un teatro que hable de la polis, de la sociedad y de nosotros–, nuestra intención final es que participen todos, más allá de la adhesión que cada uno tenga a un partido o una ideología. Resolver el tema de la identidad de los hijos de desaparecidos es resolver quiénes somos nosotros, y pedir justicia. Esto debe ser independiente de este gobierno, que –sabemos– ha tomado la causa de Madres y Abuelas como bandera, y de quienes atacan esta actitud. Vemos que alguna gente de la oposición –que critica otros asuntos del Gobierno– apoya estos ciclos. En esta programación haremos un homenaje a Teatro Abierto y, de hecho, el actor Luis Brandoni, notorio militante del radicalismo que participó en ciclos anteriores, comprometió nuevamente su presencia. Y no es el único. Nos conmueve que estemos todos juntos.
S. C.: –Esta postura nos permite contar con el apoyo de toda la comunidad artística. No hacemos partidismo. Es una decisión consciente y una regla en el estatuto de la entidad. No hay quien nos diga “no” cuando lo invitamos a participar, tanto en Espacio Abierto, donde se lee un texto o un testimonio, como en otras actividades. La causa es buscar a los nietos, y no perdemos ese objetivo. Las Abuelas nos dicen que mientras existan chicos con la identidad falseada, todos vamos a tener la identidad falseada.
C. F.: –Durante las acciones del mes de junio, tomamos conciencia de cuánto nos acompaña la sociedad y cuánto nuestros compañeros. Recuerdo que muy poca gente abandonó la sala cuando organizamos las lecturas. Había estallado el tema Noble Herrera y no podíamos pretender que todos estuvieran de acuerdo. La lectura se hacía al término de la función. Después del saludo del elenco, uno de los actores leía el documento y explicaba qué es Teatro X la Identidad. El texto dice, entre otras cosas, que esta búsqueda no es una cuestión de familia, sino la búsqueda de chicos apropiados que todavía no saben quiénes son.
–Por el momento, dos posturas irreconciliables.
L. R. L.: –Lo grave es que se utilizan argumentos falaces.
–¿Por ejemplo?
L. R. L.: –Un argumento falaz y muy repetido es considerar que hacerse o no el ADN deriva de una decisión individual o familiar y no de una obligación ante la sociedad. La información que resulta del cotejo genético es decisiva y un resultado positivo puede ser el descubrimiento de un delito. Hasta ahora el caso Noble Herrera queda en suspenso. Falta cotejar con las muestras que se vayan obteniendo de los familiares de víctimas de la dictadura. A pesar de estas discusiones y de las ideas que tenga cada uno, la carta que presentamos ante el público fue leída y su texto escuchado. Este es un logro inmenso, y no me refiero a no-sotros, sino a la comunidad argentina, más allá de que alguien abandone la sala. El hecho de que se vaya instalando en la sociedad la necesidad de recuperar a los nietos nos tiene que alegrar. Es un mérito de los organismos de derechos humanos, y de todos los que se ocupan, con Abuelas a la cabeza. Ellas han ganado credibilidad a partir de su lucha, y a pesar de las acusaciones de recibir amparo de gente del Gobierno. Cada uno es libre de opinar, y tenemos libertad para hacerlo. Veo consenso en el apoyo a Abuelas y mucha solidaridad de parte de la comunidad artística.
S. C.: –Creo que se entendió, aunque algunos insistan en que no se debe revolver en el pasado. Lo que no escuché decir es que ya fue.
–¿Tal vez para no ir contra la corriente?
L. R. L.: –Puede ser, pero, entonces, mantener esa corriente y tirar para este lado es tarea nuestra.
C. F.: –En el fragor de las discusiones que tenemos dentro de la comisión, perdemos, a veces, noción de lo que pasa afuera, y todos los años nos hacemos las mismas preguntas ¿qué pasará con el ciclo? Nuestros compañeros actores y actrices nos acompañan, y eso nos da fuerza. Llamamos a la actriz Nancy Dupláa para la apertura y nos dijo “por supuesto” y se alegró tanto que nos contagió. Ese tipo de respuesta es la que nos indican que vamos por el buen camino.
S. C.: –Este año se produjo una situación que no había ocurrido antes. Hubo ataques verbales en contra de Abuelas y eso nos dolió a todos. Más que nunca, sentimos que debemos estar al lado de ellas. Pensar que todavía pueden encontrar a sus nietos nos da más empuje. Aunque la nuestra no sea una acción directa, porque nuestra herramienta es el teatro, sabemos que es útil. Con cada ciclo se multiplican las llamadas a la Asociación.
C. F.: –En este ciclo realizamos un homenaje a Teatro Abierto, por sus 30 años. Incluimos dos obras de T. A. 1981: Gris de ausencia y El acompañamiento. Teatro x la Identidad recogió esa experiencia.
L. R. L.: –Como en aquella época, tenemos el apoyo de las salas. En 1981, un grupo de derecha incendió El Picadero. Era un peligro ofrecer una sala a Teatro Abierto, sin embargo, los autores, actores y directores tuvieron diez salas a su disposición. Se eligió el Tabarís. A contrapelo de ciertas teorías, los empresarios se pusieron entonces al lado de los artistas.
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