TEATRO › EL IFT CUMPLE OCHENTA AÑOS Y LO FESTEJA CON MUSICA Y TEATRO
Un recital de León Gieco a beneficio de Edelmiro Molinari abrirá la temporada de conciertos. A nivel teatral, Eva Halac dirigirá Los Kaplan, una obra que refleja, precisamente, parte de la historia de esta sala.
› Por María Daniela Yaccar
Fundado por inmigrantes judíos en 1932, el IFT (Idisher Folks Teater) es un emblema del teatro independiente argentino. Es, de hecho, uno de los primeros espacios sostenidos a pulmón. Su historia está hecha de activismo y esfuerzo colectivo. Con motivo de sus ochenta años, el IFT –desde los ’50 ubicado en Boulogne Sur Mer 549, Once– prepara un recital de León Gieco a beneficio de su amigo Edelmiro Molinari. Así quedará inaugurada la temporada de conciertos. A nivel teatral, Eva Halac dirigirá Los Kaplan, quizá la obra que más se ajusta a esta celebración: parte de la historia de este teatro es retratada en la trama.
Otra de las actividades programadas para estos días es un acto por el Día de la Mujer, el 8 de marzo a las 19.30, con la presencia de la legisladora Susana Rinaldi y la periodista Nora Veiras. Ese día se brindará un homenaje a Cipe Lincovsky por su trayectoria. Durante el año serán representados textos clásicos como Los hermanos queridos, de Carlos Gorostiza, Desguace –adaptación de El Reñidero– o El petiso orejudo, de Julio Ordano, aunque también habrá lugar para la experimentación. Otros espectáculos anunciados son los de Maximiliano Guerra, Adriana Varela, Luis Salinas y Rubén Rada. Finalmente, se realizarán una serie de festivales para recordar a los grandes personajes que pasaron por el IFT –Mercedes Sosa, Inda Ledesma, Armando Discépolo, por ejemplo– y se promete una “gran fiesta” para el 28 de noviembre.
El recital de Gieco, que se realizará el 9 de marzo a las 21, es una novedad para la Ciudad de Buenos Aires: se trata de Intimo e Interactivo, espectáculo con el cual el músico acompaña desde hace dos años las proyecciones de la película Mundo Alas, tanto en provincias argentinas como en el exterior. En otra muestra de su característica solidaridad, Gieco hará este recital a beneficio de Edelmiro Molinari, quien padece un problema de salud desde hace varios meses. “Edelmiro fue muy importante en mi vida. Cuando él vivía en Estados Unidos con Gabriela y yo estaba amenazado de muerte me invitó a vivir con él”, cuenta el músico, quien trabajó en el ’86 y en el ’87 en el IFT, presentando De Ushuaia a La Quiaca para chicos de los colegios de la Ciudad.
Lo recaudado por las entradas, que se venden a 120 pesos, se destinará al tratamiento de Molinari, que se realiza entre Buenos Aires y San Luis, donde reside el músico. “Lo quiero mucho”, expresó Gieco en diálogo con Página/12. En cuanto a Intimo e Interactivo, detalló: “Es un espectáculo que habla de mi historia de un modo relajado. Hay chistes en el medio y la gente puede preguntarme cosas”. Habrá invitados sorpresa, “otros amigos de Edelmiro”, adelantó. Con el precio de la entrada, el público se llevará tres cd y un dvd.
Por otro lado, Los Kaplan –que se presentará en el IFT los viernes, sábados y domingos desde el 10– es una versión de Halac de Los Gauchos Judíos, de su padre, Ricardo Halac, y Roberto “Tito” Cossa. Ubicada en los años ’50, aborda la historia de una familia judía en Buenos Aires. “Aparece todo el esplendor del IFT: las fantasías, los ideales, el sueño de que se podía cambiar el mundo”, explica la directora. “La década del ’50 es realmente la del inicio del teatro independiente: se lo piensa como renovador, concientizador y revolucionario. Los ochenta años del IFT son los ochenta años del teatro en la Argentina. Es un emblema de la conciencia vocacional, de cooperativismo y de nobleza en el ejercicio del arte teatral.” En Los Kaplan –que ya tuvo dos temporadas en el Teatro del Globo– actúan Jorge D’Elía, Marta Bianchi y el Chino Darín.
No sólo los artistas se emocionan con los 80 años del IFT. Teresa Barbalat, Luis Tabachnik y María Epelbaum dedicaron su vida a trabajar por el teatro. Son hijos de los inmigrantes que lo fundaron. Allí estudiaron, enseñaron o se dedicaron a hacer cuentas. A esta altura siguen participando –siempre sin ver dinero por ello– como miembros de la comisión directiva. Los tres se entusiasman al hablar del “esfuerzo” de sus “viejos” y de la “naturaleza independiente” del teatro. Esa que sigue hasta hoy. Por algo dicen “naturaleza” y no otra cosa.
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