Desde El Duende nos hemos propuesto este año estrenar dos espectáculos dirigidos por jóvenes directores que trabajan y se forman con nosotros desde hace mucho tiempo. Uno es Máscaras desnudas, dirigido por Federico Tombetti, de 25 años. El otro es Hablemos a calzón quitado, a cargo de Nicolás Dominici, de 26. Yo estoy muy satisfecho por los resultados. Los dos son trabajos absolutamente diferentes en su carácter y en su concepción. Hasta opuestos, diría yo. Eso es lo que más me gusta, porque delata que han sido dirigidos cada uno con personalidades muy distintas.

En cuanto Tombetti me habló de la idea de hacer Máscaras desnudas, me pareció brillante. Me resulta un espectáculo original y divertido, pero también profundo y emotivo. Sobre todo, muy vital, porque la música, el tipo de actuación y el carácter en general de la pieza tienen en sí mucha vitalidad. Es un espectáculo que veo con mucho placer.

Yo traduje los textos de Pirandello y luego Tombetti escribió el resto, lo que va al comienzo y en el medio de las dos obras. Pirandello no se hace mucho actualmente en la cartelera, pese a ser un autor fundamental. Por eso me pareció interesante traducir su trabajo. Creo que la metateatralidad le da color y ritmo. Que el público pueda ver la cocina, el armado, la puesta de las obras por los mismos actores es algo importante para entender el teatro.

Lo que me llama la atención de esta obra, y que también ocurre con el trabajo de Dominici, es el sentido teatral tan desarrollado que posee. Ambos han tenido plena libertad para elegir las obras y los actores, que me parecen brillantes. Yo estuve simplemente al lado por si era necesario, por si aparecía alguna dificultad. Pero eso no fue necesario porque ambos tuvieron todo muy en claro y no necesitaron de mí. Hoy, ambos espectáculos son maravillosos.

* Director. Fundador del Teatro El Duende.