Desde Rafaela

Por la tarde, Rafaela duerme la siesta. No hay lugareño que no la considere sagrada. El martes, pasadas las 18, el comienzo del Festival de Teatro de Rafaela 2013 (FTR13), clásico local, marcó un antes y un después en el ánimo de la próspera ciudad santafesina. De pronto, centenares de familias colmaron el bulevar Santa Fe, por donde pasó un desfile de malabaristas y zanquistas que se movían al ritmo de la música electrónica. El show, llamado Electroarte Soundsystem, condujo al Cine Teatro Municipal Manuel Belgrano, donde hubo un acto político-cultural: hablaron autoridades, entre ellas el gobernador Antonio Bonfatti, y se dio inicio a la programación con Raro concierto, un espectáculo porteño de música, teatro y humor.

Parecía que había ganas en Rafaela de que llegara este momento del año. Durante el festival, la ciudad –ubicada a 530 kilómetros de Buenos Aires– le hace honor al título que se ganó en 2010, justamente gracias a la trascendencia de este evento, declarado de interés por la Secretaría de Cultura de la Nación: es la capital provincial del teatro. La novena edición comenzó como todas, en el espacio público. Las chicas de la oficina de Prensa de la Secretaría de Cultura municipal, el organismo encargado de la puesta en marcha del festival, contaban que hay quienes se toman vacaciones en el trabajo en esta época del año y sacan entradas para todas las funciones. En esta oportunidad, hasta el domingo, habrá 31 obras de teatro y, contando las repeticiones, unas 70 funciones. También habrá espacios de formación.

Pasadas las 18 del martes, entonces, las calles se llenaron de niños. A nadie le importaron las flores del bulevar, las pisotearon todas para seguir el desfile que avanzaba por Santa Fe. Desde los escasos balcones que hay por la zona –Rafaela es una ciudad de pocas alturas–, algunos curiosos también siguieron el espectáculo, que tenía como atractivo juegos lumínicos en trajes y en las herramientas con que se hacían malabares. Hubo también malabares con fuego, desde el techo del Cine Belgrano.

La inauguración continuó en el cine, con un acto para el que se precisaba entrada, aunque era de carácter gratuito. Allí, en una sala para 1200 personas, autoridades provinciales y municipales explicaron la razón de ser del festival. “Vine como un espectador más y a darles las gracias a los que hicieron posible este festival”, sostuvo el gobernador santafesino. El encuentro nació en la gestión municipal de Omar Perotti, hoy diputado nacional por Santa Fe, quien estaba presente en una de las primeras filas. “Qué mejor que a partir de la expresión que más refleja lo cotidiano, el teatro, podamos alegrarnos. Recién, cuando ingresé a Rafaela, vi gente feliz en las calles. Este encuentro entre Nación, provincia y municipio, entre lo público y lo privado, se contrapone a la violencia”, deslizó el gobernador, quien también se refirió a su “sueño” de crear una señal televisiva provincial.

A la provincia de Santa Fe la gobierna el socialismo, en tanto que la intendencia es kirchnerista. Por tal motivo, casi todos los oradores destacaron el diálogo entre autoridades de distintos colores políticos para que el festival se llevara adelante y, además, creciera este año. A la cabeza de la Secretaría de Cultura de Rafaela está Marcelo Allasino, quien además es actor y director y se de-sempeñó como docente en el Centro Cultural La Máscara, una de las sedes del festival. En uno de los tramos más aplaudidos de su discurso, propuso la creación de una escuela de teatro estatal en la ciudad. “Este acto es una reafirmación del compromiso del gobierno para dar una respuesta a una necesidad que trasciende lo teatral: éste es un espacio para la transformación social”, definió el joven funcionario. En sintonía, Guillermo Parodi, director del Instituto Nacional del Teatro (INT), sostuvo que el FTR13 es un logro más de “la década ganada”. El festival lo organiza la Secretaría de Cultura municipal, con la cogestión del INT, el gobierno provincial y la Secretaría de Cultura de la Nación.

En las primeras filas también estaban la ministra provincial de Innovación y Cultura, María de los Angeles González; el intendente de Rafaela, Luis Castellano, y el director general del Teatro Nacional Cervantes, Rubens Correa. El intendente también tomó la palabra para destacar la inclusión en esta edición de nuevas sedes (Suardi, Ramona y Ataliva). Según apuntó, se trata de “una decisión política para hacer al encuentro más regional e inclusivo”. Este año participarán, también, elencos uruguayos: la intención es que de a poco el festival se vuelva internacional.

Luego del acto hubo una función de Raro concierto, un espectáculo de la compañía Desconchertados, que integran los actores Luis Sticco y Andrés de la Cruz. Fue un espectáculo para toda la familia: con instrumentos elaborados con tarros de pintura, cucharas, cacerolas y cualquier tipo de elementos, los jóvenes ofrecieron un show musical y clownesco que pasó por diversos géneros. Lo que sostiene teatralmente al espectáculo es la competencia entre los actores, que hacen cualquier cosa por quitar la atención que gana el otro. Más tarde, en otras sedes, el público pudo disfrutar de dos funciones teatrales: brilló la multipremiada Greek, de Steven Berkoff, con dirección de Analía Fedra García, una de las obras más destacadas que tuvo la cartelera porteña en los últimos tiempos. Pasadas las 23, en La Máscara, se vio La edad de oro, una nostálgica pieza sobre los vinilos y el paso del tiempo, de Walter Jakob y Agustín Mendilaharzu. Ayer comenzaron los espectáculos circenses y se presentó, por la noche, Virginia Innocenti con Dijeron de mí.