TEATRO › PUERTA ABIERTA, UNA INICIATIVA PARA LA INTEGRACIóN
La psicóloga Graciela Balestra y la consejera Silvina Tealdi explican los alcances de una sala teatral que trabaja como espacio de pertenencia y contención de lesbianas, gays, bisexuales y trans.
La diversidad sexual es hoy un tópico recurrente y un objeto de atención y reconocimiento por parte de la sociedad civil, los medios de comunicación y el Estado. Conquistas como el matrimonio igualitario o la ley de identidad de género dan cuenta de una nueva realidad que ya no se oculta, pero que aún busca superar de forma definitiva el paradigma heteronormativo. En ese proceso de lucha están quienes aun abordan la problemática desde el prejuicio, la curiosidad o el esnobismo, pero también quienes lo hacen desde un interés genuino, con trabajo y militancia. Este es el caso de la ONG LGBT Puerta Abierta, que desde hace catorce años funciona como un espacio de pertenencia y contención que trabaja por los derechos de lesbianas, gays, bisexuales y trans.
La organización tiene su sede en San Cristóbal, donde recibe a hombres y mujeres de todas las edades que asisten a actividades como psicoterapia especializada, grupos de reflexión y talleres culturales de todo tipo. La psicóloga Graciela Balestra, junto con su pareja y counselor, Silvina Tealdi, encabezan este proyecto que supo ser vanguardia y generó una revolución mediática cuando fundó en 2009 Puerta Abierta a la Diversidad, el primer Centro de Jubilados y Pensionados lésbico-gay de la Argentina. “Fundar el Centro de Jubilados era una necesidad. Era una forma de salir a la sociedad y decir que también hay putos y tortas viejos”, sostienen.
Cuatro años después, el 6 de septiembre de este año inauguraron Puerta Abierta Teatro, primer teatro por la diversidad del país. El mundo teatral no les era ajeno, y la actuación ya funcionaba como método catártico en encuentros entre mujeres. “Nosotras ya veníamos trabajando en los grupos, realizando dramatizaciones. Hay temas que son difíciles de hablar, y sobre los cuales hay mucho prejuicio, entonces la mejor manera de tratarlos era a través de la dramatización; se hacía una pequeña obra de teatro sobre el tema y después se conversaba al respecto. Así comenzamos a ver que les encantaba actuar y que les resultaba muy terapéutico. Entonces dijimos: vamos a tener que abrir un teatro”, cuenta Tealdi.
“El 15 de junio pasado, en la Legislatura porteña y en el marco del día del buen trato al adulto mayor, todos los centros de jubilados tenían que hacer algo. El nuestro hizo una representación sobre la homofobia y las dificultades de salir del closet frente a la familia. A la gente le llegó mucho; supimos que esto de expresarse a través del arte vale oro y que es una forma eficiente de luchar contra la discriminación. Finalmente fuimos viendo las posibilidades de armar el teatro y con ayuda de mucha gente pudimos lograrlo. Tuvimos que conseguir personas a quienes les interesara el proyecto, ya que abrir un teatro no es negocio, sino que la motivación es otra, por eso el hecho de que varios se hayan involucrado fue maravilloso”, continúa la licenciada Balestra. El deseo devino acción. Lo que empezó como un experimento lúdico en la terapia grupal se convirtió en una casa antigua acondicionada como sala teatral para 50 personas. Las actividades se realizan de jueves a domingos, y la cartelera exhibe propuestas que abordan diversas temáticas, pero que harán hincapié en la diversidad y darán protagonismo a la tercera edad. Además habrá espacio para clases de teatro y presentaciones de libros.
“Hasta el momento estábamos trabajando a puertas cerradas, y el teatro es una forma de abrir la puerta y mostrarle a toda la comunidad quiénes somos y qué sentimos. Es un segundo paso, y un crecimiento para nosotros poder, a través del arte, seguir construyendo un mundo sin discriminación”, celebra Balestra, quien alberga la expectativa de que el teatro ayude a hablar sobre la diversidad a aquellos que aun no hablan del tema. “A través del arte, los temas son mejor recibidos; se genera menor resistencia. Queremos que la gente comience a hacerse preguntas y que cuestione sus prejuicios. Todos fuimos educados en la misma sociedad, y hay que empezar a cuestionar cuál de todas esas cosas que aprendimos es cierta, y construir nuevas creencias.” El teatro habilita un lugar desde el cual se interpela a la cultura y no sólo a la comunidad lésbico-gay. Su propósito trasciende lo teatral porque su desafío es desnaturalizar lo dado y generar nuevos vínculos. “Es necesario despatologizar la homosexualidad, que se entienda que es simplemente una variante más de la sexualidad humana, que no se elige ni es una enfermedad, que es algo que uno siente y no puede evitar y que tenemos derecho a vivir igual que cualquier otra persona. Sólo se trata de amor.”
Informe: Candela Gomes Diez.
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