TEATRO › LA COMPAÑIA EL BAVASTEL CELEBRA VEINTE AÑOS DE EXISTENCIA
Son un grupo independiente y autogestivo integrado por mujeres que decidieron llevar adelante su pasión y hoy tienen sobrados motivos para festejarlo. Hasta el domingo habrá un ciclo con obras actualmente en cartel y un par de clásicos.
› Por Paula Sabatés
Puede que veinte años no sean nada, pero ciertamente son muchísimos para una compañía de títeres independiente. El Bavastel, grupo formado actualmente por cinco titiriteras y organizador del ya reconocido Festival de Títeres para adultos, ha llegado a esa cifra y lo festejará a lo grande con una retrospectiva que mostrará dos de sus más recientes trabajos, y otros dos de los más antiguos. “Hacemos esta retrospectiva porque tenemos muchas ganas de celebrar nuestra existencia y que sea de manera sonora, compartiendo funciones entre nosotras y con la gente”, cuenta Carolina Erlich, su directora. El ciclo se verá en el Teatro Celcit (Moreno 431) desde hoy y hasta el domingo. Participarán los integrantes originales de las obras presentadas y artistas invitados que acompañaron al grupo en distintos momentos durante estas dos décadas.
Sobre las dificultades que tiene un grupo independiente y autogestivo para sostenerse en el tiempo, Erlich asegura que la clave de El Bavastel está en que todas sus integrantes siempre tuvieron muchas ganas de hacer: “La voluntad colectiva iba nutriendo la de cada una y así fuimos gestando proyectos y sosteniéndonos en el tiempo como grupo. Siempre aparecía alguna con una buena idea y veíamos la manera de ponerla a funcionar y así fuimos aprendiendo cómo es este trabajo. Con el tiempo conseguimos que se difundiera y luego que se remunerara”, cuenta la también actriz y directora, que conoció a Mara Sperandío, cofundadora del grupo, tomando un curso de títeres en una escuela del barrio de Saavedra.
En la actualidad quienes integran la compañía son Viviana Aronno, Mirna Cabrera, Lucía Marachli y Myriam Salto, además de Erlich. Para la retrospectiva, las titiriteras cuentan que seleccionaron las obras que consideraron más representativas de la compañía. Así, hoy presentarán Matrizka y el domingo Popigami, espectáculos que tienen actualmente en repertorio, y además se verán Las vueltas de la vida y Vida bífida, mañana y pasado, respectivamente. Estas últimas son las dos primeras producciones para adultos que hizo el grupo (género que además popularizó con el festival anual, uno de sus grandes emblemas) y también las que más resonancia le han dado. Para estos dos últimos espectáculos participarán además Florencia Sartelli, Laura Ferro y Soledad Núñez, sus titiriteras originales. “Elegimos con el corazón propio y el de muchos de los que conocemos y sabemos que vendrán a reencontrarse con nuestro trabajo”, asegura Erlich sobre la curaduría del ciclo.
Claro que hacer un espectáculo que fue pensado en otro momento implica que el cuerpo del intérprete esté preparado para eso, y por ese motivo esta retrospectiva plantea un doble desafío para las chicas de El Bavastel. Sin embargo, las titiriteras aseguran que, lejos de una dificultad, esa tarea es algo “mágico”. Para Mirna Cabrera, que ingresó en el grupo en 1998, “hacer un espectáculo de nuevo es algo que da mucha emoción. El cuerpo tiene mucha memoria y todo está claro, las acciones de los personajes, la voz, sus características. Es como si uno no las hubiese dejado de hacer”. De todos modos, cuenta que siempre aparecen cosas nuevas, “ya sea una diferente manera de acomodar un objeto, algún detalle en la interpretación o una forma nueva dentro de la misma esencia de años”.
Entre tantos años de trabajo, las titiriteras aseguran haber visto cambiar el género. “En algún momento hubo como una profesionalización generalizada. Hoy hay más gente estudiando y formándose en muchas disciplinas en paralelo, lo que ha hecho que haya producciones con más investigación y con mayores recursos escénicos”, dice Erlich, quien además enumera la Ley Nacional de Teatro y otras disposiciones como posibilitadoras de que “de vez en cuando haya recursos económicos para algunas producciones”. Por su parte, Cabrera señala además la pluralidad de técnicas que encontraron los hacedores de títeres, producto de este crecimiento: “Hoy hay tanto obras de retablo de guante como puestas donde se mezclan distintas técnicas, a las que se suman actores, bailarines y otros artistas”.
Por último, las titiriteras reconocen que una retrospectiva es posible porque hoy hay un público nuevo, mucho más informado y conocedor del género. “Eso te hace trabajar y profundizar un montón, ya que aparecen nuevas exigencias. Hoy en día, a la hora de hacer un espectáculo, uno tiene que ocuparse especialmente de hacerlo interesante”, sostiene Erlich. Y asegura que hay que trabajar tanto para quien las ha ido a ver anteriormente como para quienes aún no tuvieron contacto con el grupo. “La retrospectiva es un regalo para nosotras, que vamos a hacer obras que nos dieron mucha alegría, y para la gente. Es una oportunidad para compartir el encuentro”, concluye Cabrera.
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