Mar 08.04.2014
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TEATRO › COMIENZA HOY UN HOMENAJE A TEATRO ABIERTO EN EL PICADERO

Hoy y ayer, dramaturgia viva

Las obras ganadoras del concurso Nuestro Teatro, que tuvo como objetivo homenajear a los artistas que protagonizaron ese hito cultural y social sin precedentes, subirán a escena desde hoy, todos los martes de abril a las 21.

› Por María Daniela Yaccar

Otro homenaje a Teatro Abierto tendrá lugar en el Picadero a partir de hoy. Subirán a escena las obras ganadoras del concurso de dramaturgia Nuestro Teatro, que tuvo como objetivo homenajear a los artistas que protagonizaron ese hito cultural y social sin precedentes. Los textos ganadores son El reportaje, de Santiago Varela; Padre e hijo, contemplando la sombra de un día, de Luis Cano; y El cruce, farsa sindicalista, de Fabricio Rotella. Hoy es el estreno de estos espectáculos, a las 21. Se los podrá ver el 15, 22 y 29 de abril en el mismo horario, en Enrique Santos Discépolo 1857.

“Para cada persona, Teatro Abierto puede tener una significación distinta. Incluso lo generacional juega mucho. Para mí fue valentía, libertad y sinónimo de oportunidad”, define Varela, quien vivió aquella época y fue un espectador más de las obras del grupo. Cano, por su parte, dice a Página/12 que admira “la belleza de Teatro Abierto, la dignidad de las obras que se hicieron con urgencia”. De los dramaturgos premiados, Rotella es el más joven. Nacido a fines de los ’70, él conoció en profundidad este capítulo de la historia teatral en 2000, a través de su formación académica. “Es un orgullo ser parte de este homenaje”, afirma.

El concurso Nuestro Teatro surgió en 2013 por iniciativa de la Secretaría de Cultura de la Nación en el marco del Plan Nacional Igualdad Cultural, con el fin de homenajear al movimiento cuando se cumplían treinta años de la democracia. También está detrás de este proyecto el Ministerio de Planificación Federal. Las entradas, que son gratuitas, se pueden retirar el mismo día, dos horas antes de la función, en la boletería del Picadero. Como se sabe, esta sala fue sede de Teatro Abierto durante 1981, hasta que un incendio intentó acabar con el afán de contar historias. Pero los directores, dramaturgos y actores siguieron adelante.

El reportaje, de Varela, tiene como personaje central a un mariscal (Federico Luppi) que participó en la represión en los ’70. En la actualidad, el hombre acepta que lo entrevisten sobre los sucesos de Teatro Abierto, en los que participó de modo directo. El entrevistador es Martín Urbaneja. La dirección es de Hugo Urquijo, un artista que formó parte del movimiento. Esta es una obra sobre la censura, pero también sobre el rol del teatro en la construcción de la realidad y, específicamente, sobre el que ocupó Teatro Abierto.

“El texto nació a partir de la convocatoria para el concurso”, dice Varela. “Sentía que tenía que presentar uno que estuviera vinculado directamente con Teatro Abierto y con lo que había sucedido en el Picadero. Cuando el censor relata lo que sucedía en aquellos años de plomo con el teatro, la magnitud y la importancia de Teatro Abierto crecen.” Con este texto, que es “casi un unipersonal”, Varela se propuso homenajear al movimiento impulsado por Osvaldo Dragún.

Padre e hijo, contemplando la sombra de un día, de Cano y dirigida por Luciano Suardi, evoca el último encuentro entre un padre (Alejandro Awada) y un hijo (Emiliano Dionisi). Se pregunta por el pasado pero también por el presente. “El texto fue escrito en 2004 –cuenta Cano–. Fuera de casa, en un cuaderno espiralado como casi todos mis textos. Lo había olvidado casi por completo, y cuando lo reencontré, por suerte, me pareció una obra totalmente independiente de mí”, agrega. Y continúa: “No suelo escribir obras argumentales. Este es un intento (resentido, sospechoso) de mirar lo que pasa alrededor. Es una obra bastante desconfiada”. A diferencia de la obra de Varela, Padre e hijo... nació antes de la convocatoria de la Secretaría de Cultura. “La presenté sin volver a leerla, temiendo que le faltara un poco de cocción (seguramente sí, es posible) pero temiendo mucho más leerla y después tirarla. Casualmente volví a mirar el texto anteayer, para colaborar con el montaje que se está preparando, y no me molesta (decir que me gusta sería demasiado). Padre e hijo... homenajea a Teatro Abierto a través del amor. Tuve la suerte de conocer a muchos creadores de Teatro Abierto y pude darles la mano. Algunos de ellos, especialmente Chacho Dragún, prácticamente me empujaron a escribir. Siempre los vi como un grupo de amigos y colegas que intercambiaban ideas, cosa que valoro mucho, muchísimo”, concluye Cano.

Por último, El cruce, farsa sindicalista, de Rotella, con dirección de Lía Jelin, es una obra sobre la lealtad, el poder, el peronismo, la ambición, los discursos y los derechos de los trabajadores. Los personajes son un dirigente gremial, mujeres que reclaman justicia laboral e igualdad de participación en decisiones gremiales y hombres que muestran desinterés al respecto. La mujer del protagonista, empleada de una fábrica textil, encabeza una manifestación. Los actores son Manuel Vicente, Walter Bruno, Andrea Lovera, Eduardo Narvay, Roly Serrano, Hernán Glatsman, Germán Tripel y Walter Canella. La música es de Gabriel Goldman.

“El desafío fue entretejer distintos lenguajes, la tragedia griega (en este caso su contrapunto, la comedia antigua o farsa) con algunos resortes de nuestra argentinidad. La producción del texto se acercó más a una curiosidad lúdica de laboratorio que a un cruzamiento teórico”, explica el autor. Esta es una obra que no se ubica en el mismo contexto en el que surgió Teatro Abierto. Pero “intenta generar un puente de resistencia social, y desde lo teatral no excluye lo heredado: lo apropia y resignifica”, subraya. “En la obra se destacan valores como el pluralismo, la igualdad de oportunidades y la libertad de expresión, algunos de los pilares significativos del fenómeno social, político y teatral nacido en 1981”, concluye.

Lo particular de este homenaje es que el eje es la dramaturgia. Teatro Abierto fue muchísimas cosas, pero fue, en principio, una respuesta a la proscripción que la dramaturgia padecía en teatros y escuelas oficiales. Se decía en la época que no existía una dramaturgia nacional contemporánea. Los integrantes de Teatro Abierto, por supuesto, quisieron demostrar lo contrario. Ahora, un conjunto de dramaturgos retoma la palabra para recordar que la palabra teatral estaba entonces más que viva.

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