TEATRO › CICLO DE INTIMIDAD ESCéNICA
Espacio de reflexión entre artistas, críticos y académicos, el ciclo buscará, desde hoy hasta el sábado, indagar en la relación entre el teatro y distintas instancias de la vida cotidiana.
› Por Paula Sabatés
En consonancia con algunas expresiones artísticas que surgieron en los últimos años, en las cuales se borran cada vez más los límites entre el arte y la vida real, un grupo de curadores e investigadores organizaron el Ciclo de Intimidad Escénica, un espacio de diálogo y reflexión entre artistas, críticos y académicos que desde hoy y hasta el sábado buscará indagar en la relación entre el teatro, la vida cotidiana, lo doméstico y lo íntimo. El ciclo contará con diversas patas: por un lado habrá performance, que en tanto experiencia compartida lleva al espectador a asumir la actitud de estar junto a otro, algo que no siempre se da en el teatro más “tradicional”. Por otro, se armará una mesa de reflexión con investigadores invitados. Por último, se albergará dentro de las actividades a la segunda edición del Proyecto BioRoom, en el que el público es invitado a ingresar a un escenario íntimo, concreto y doméstico donde se desenvuelven diversas experiencias en primera persona.
Como guiño a Las cápsulas del tiempo (Time Capsuls), el proyecto más grande de colección de Andy Warhol para el cual guardó materiales como fuente para su trabajo y un enorme registro de su propia vida cotidiana, las actividades del Ciclo de Intimidad Escénica se presentan también en forma de cápsulas. “Lo pensamos así porque acá también se busca reunir experiencias y trayectorias diversas de la recopilación y el análisis de archivos anónimos”, cuenta a Página/12 Juan Urraco, uno de los curadores y el coordinador general de Proyecto BioRoom, que tuvo su primera edición en Barcelona, también dirigida por él. Así, el ciclo contará con cinco cápsulas: dos enmarcadas en ese proyecto y otras tres por fuera de él. Estas últimas serán las performances Conversación y El hábito, dirigidas por Gabriel Ba-ggio y Marisa Hernández, respectivamente, y que según sus creadores tienen por objetivo habitar un espacio común con el espectador y participar de un diálogo. Y también la Cápsula de Reflexión, que contará con los críticos e investigadores Mercedes Halfon (periodista de Página/12), Marita Soto y Valerio Cesio. Las tres cápsulas se realizarán en la sede del IUNA, donde se desarrolla el Area de Crítica de Artes, en Bartolomé Mitre 1869.
Las otras dos se harán como parte de BioRoom, que se presenta como “una nueva forma de biodrama”. En este marco, diferentes directores escénicos eligen a una o varias personas “comunes” para trabajar sobre su vida en el espacio íntimo de su habitación, con sus costumbres propias, su lenguaje y su actividad, que un público reducido tendrá la oportunidad de visitar. “En las historias, en los sujetos y en las habitaciones comienza a desplegarse un acontecimiento, una experiencia escénica de intimidad”, asegura María Fernanda Pinta, otra de las curadoras (completan el equipo Federico Baeza y Cecilia Pérez Pradal), que cuenta que el proyecto intenta reducir al máximo los elementos ficcionales. “No hay actores, no hay escenografías, no hay guiones cerrados ni luces. O en todo caso las hay, pero extraídas tal cual de la vida misma, sin alterar”, aclara. Las cápsulas de esta parte son La merienda, que se hará hoy y el viernes a las 17 en Palermo, y La cocina, que tendrá lugar en Belgrano el viernes a las 17.30. Para conocer las direcciones exactas de estas cápsulas y reservar entradas hay que escribir a [email protected].
Según sus organizadores, la realización del ciclo no apunta tanto a dar respuestas o balances exhaustivos de los temas que ven que se vienen dando en el teatro, la danza, las artes visuales o la performance, sino que busca en todo caso seguir haciendo preguntas sobre estas nuevas líneas que aparecen. “Actuando en el territorio de todos los días, observando a sus protagonistas, operando sobre múltiples formas de la memoria, el arte también imagina a sus espectadores y ensaya formas de recrear mundos comunes, y sobre eso queremos reflexionar”, sostiene Pinta. Y Urraco concluye: “Intentamos recuperar la idea de intimidad como algo que, lejos de ser un acto en soledad, es la capacidad de estar con el otro. La intimidad ligada a la experiencia de vida y a una forma de hacer y de estar en comunidad. Porque los discursos y prácticas artísticas dialogan con ella, la construyen, la evocan y la refieren todo el tiempo”.
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