Desde hace unos meses, las artistas Marina Quesada y Paula Baró trabajan en conjunto en la creación y sostenimiento de Lodo, una nueva plataforma artística que impulsa el cruce e intercambio de la danza, el teatro y la performance. La propuesta surgió de Quesada, que cuando volvió de Berlín, donde vivió siete años, notó que en la Argentina había pocas redes vinculantes de artistas y mucho trabajo en solitario. Así, le propuso a su compañera, que coordina el área de Artes Escénicas del Club Cultural Matienzo, armar un festival con convocatoria abierta mediante el cual se incentivara a los creadores a compartir sus trabajos. A Baró le pareció una buena idea y el encuentro finalmente se llevará a cabo desde hoy y hasta el domingo 16 en el centro cultural ubicado en Pringles 1249, así como en otras sedes.

En esta primera edición, el festival presentará obras ya estrenadas, espectáculos inéditos, charlas-debate, workshops y, fiel a su espíritu, proyectos de cruce entre artistas locales y extranjeros. Entre las actividades destacadas se encuentra la presentación, el jueves 13 a las 15, de una nueva plataforma online y abierta de producción, difusión e interconexión entre trabajadores de la danza. También un workshop titulado “La geometría de la distancia”, que se dará este lunes y estará a cargo del artista chileno Rodrigo Marengo, quien reflexionará con los asistentes sobre algunas maneras de abordar el cuerpo en distintas relaciones de movimiento e interacción. De este taller, que ya se realizó en otros encuentros, surgió un espectáculo homónimo que también se verá en el festival, al día siguiente. Por último, entre otros atractivos, el domingo 16 tendrá lugar la Maratón Lodo, una seguidilla de obras cortas y actividades que darán el cierre al evento. Para consultar sobre el resto de la programación y las sedes se puede ingresar en www.lodo.com.ar

El festival será, sin embargo, una más de las acciones que realice el colectivo, que seguirá trabajando durante todo el año. Explica Baró que la necesidad de profundizar los lazos entre artistas y gestores es tal que por eso decidieron que Lodo fuera una plataforma y no solamente un encuentro anual. “Es una plataforma porque sostiene un trabajo constante en pos de hacer viables los desplazamientos de los artistas. Trabajamos los doce meses del año en la gestión de redes colaborativas con grupos de artistas, otros festivales e instituciones afines”, dice sobre el proyecto que lleva ese nombre porque “en el lodo se borran las formas, se crean otras, siempre mutantes de la materia”, tal como explica Quesada.

“Trabajar en red y de forma colaborativa es una decisión política e ideológica. Es pensar que cuantos más seamos en la cultura de la autogestión mejor será para todos, que la vida es para compartir. También, creo que después del 2001 es parte de un aprendizaje colectivo, un entender que es con el otro y no a pesar del otro”, reafirma Baró, que cuenta que, hasta el momento Lodo no cuenta con financiamiento y que mientras esperan que sus gestiones se concreten, hacen valer una economía pensada desde los recursos que sí tienen. “Armamos un equipo sólido de gente que tiene ganas de hacer esto y el festival se vuelve un acto de militancia tanto por el equipo de productores como de artistas que participan. Se hace porque se cree. Y porque se decide accionar más allá del dinero”, concluyen las organizadoras.