TEATRO › LA LAMENTABLE SITUACION DEL COMPLEJO TEATRAL DE BUENOS AIRES
La exigencia de transparencia en la gestión cultural porteña es una de las nueve propuestas que Foro Danza en Acción y TIM (formado por artistas de teatro independiente) elevaron a las autoridades del complejo, pese a que nunca fueron recibidos por ellas.
› Por Paula Sabatés
Al teatro público hay que defenderlo. Siempre, y como sea. Más si en relación con otros circuitos teatrales pierde legitimidad. Más si experimenta un vaciamiento del que artistas y públicos son conscientes y víctimas. Más si los funcionarios que lo manejan dejan de entenderlo como un espacio ganado. Porque el teatro de una ciudad es verdaderamente fuerte cuando lo público y lo estatal, lo que es de todos, lo que es para la comunidad, funciona. Todo lo demás es secundario. Todo lo demás viene después.
El Complejo Teatral de Buenos Aires (CTBA), dependiente del Ministerio de Cultura Porteño, nuclea –artística y administrativamente– a los cinco teatros públicos de la Ciudad de Buenos Aires: San Martín, de la Ribera, Presidente Alvear, Regio y Sarmiento. Sus actividades son, según se indica en la página web, “servicios públicos”, y están “destinadas a toda la población, grandes, chicos y adolescentes; y a los hombres y mujeres del mundo interesados en las artes escénicas y la expresión artística en general”. Creado en el 2000 bajo la forma de una organización cultural sin fines de lucro, su objetivo es el de “facilitar el acceso de la comunidad a propuestas culturales de nivel y calidad”.
Una noche de junio, un grupo de anónimos desplegó un pasacalle frente al Teatro San Martín, en una Av. Corrientes desierta. El cartel les tapaba los rostros, pero el mensaje se leía claramente: “¿16 años los mismos directivos en el ballet del Teatro San Martín?”, disparaba la tela, cuya foto comenzó a circular al día siguiente por la web. Tiempo más tarde se supo que la “acción iceberg”, tal como la llamaron, había sido obra del Foro Danza en Acción, colectivo que nuclea a trabajadores de la danza y que surgió hace dos años frente a la casi nula programación de danza que ofrecía la entonces vigente edición del Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA). Las razones de esa manifestación fueron varias, que el grupo luego se encargó de detallar.
Según la página del Foro –llamado de ese modo por su forma de debate y organización, sin cargos, sin remuneración, sin jerarquía–, la acción se llevó a cabo “porque la danza contemporánea se ha extinguido del CTBA, dejando al Ballet como espacio monopolizador de la actividad con los mismos directivos desde 1999”, porque el grupo creía que con esa acción podría “avanzar en mejoras para democratizar la participación la Danza en todo el CTBA, incluyendo el Taller de Danzas”, y porque consideraban que “los cargos de Director Artístico, director asociado y asistentes coreográficos deben ser concursados de forma legítima, abierta y por medio de mecanismos transparentes, que permitan la regulación y renovación de esta cúpula directiva, en períodos razonables, que den la oportunidad a nuevos Directores, con otras tendencias, otras formas de pensar y producir la Danza”.
No lo sabían entonces y algunos tampoco lo sospechaban, pero los trabajadores de la danza no estaban solos en el reclamo. Alrededor de aquella acción, y con las ganas de sumar voluntades, surgió rápidamente otro grupo, uno más “caótico”, que se dio a llamar TIM (sigla para Teatro Independiente Monotributista) y que está formado con artistas provenientes del teatro independiente porteño. Como su agrupación hermana, se propuso repensar cómo se vincula ese circuito con las políticas públicas y las instituciones oficiales, sobre todo el CTBA, y la primera acción fue unirse a Foro Danza en acción para pensar respuestas concretas.
Pero antes de las respuestas, las preguntas. ¿Cuánto se sabe del CTBA? ¿Con qué criterios artísticos se maneja el complejo y de quienes dependen? ¿Están explicitados en algún sitio? ¿Cuánta de la información concerniente a lo administrativo hay publicada o disponible para el público? Notaron que poca. Entonces, ya unidos, se dividieron en comisiones de trabajo y emprendieron una larga investigación que consistió en la recopilación de datos, que salieron a buscar a los cinco teatros y siete salas de danza y teatro que tiene el complejo.
El fin de semana del 30 y 31 de octubre, como parte del ciclo Mis Documentos que desde hace cuatro años impulsa la teatrista y curadora Lola Arias en el Centro Cultural San Martín (institución hermana del CTBA, también dependiente del Gobierno de la Ciudad), trece de los artistas de Danza en Acción y TIM se ordenaron tras una mesa larga y presentaron el Informe SM, una intensa recopilación de los datos que juntaron durante semanas. La sorpresa fue grande. Nadie ignoraba el vaciamiento que desde hace casi una década se viene haciendo del complejo, pero la confrontación con números y cifras hizo aun más preocupante una situación que ya aquejaba a la comunidad teatral.
Estos son algunos de los datos más significativos que reveló el informe:
Q Ningún cargo directivo en la historia del Teatro San Martín fue elegido por concurso. Todos duraron entre 2 y 5 años, excepto el de Kive Staiff (ex director del teatro), que en el total de sus tres períodos estuvo 30 años al frente; y el de Mauricio Wainrot, actual director artístico del Ballet, desde hace 18 años. Alberto Ligaluppi, el actual funcionario que ocupa ese cargo, está al frente desde fines del 2010.
Q En los últimos años hubo una disolución del vínculo del CTBA con el teatro independiente, que se tradujo en el abandono de coproducciones con compañías independientes, uno de los principios del teatro desde su fundación y presente en su estatuto. En cambio, aumentó exponencialmente la coproducción con productores comerciales, lo que implica que el Estado aporta la sala pero el empresario se lleva la mayor parte de la recaudación de taquilla. Fue el caso de Pablo Kompel, CEO del Paseo La Plaza, que se llevó el 75 por ciento de la recaudación de Final de Partida, la última obra que hizo Alfredo Alcón.
Q Un recuento de los reclamos llevados a cabo a través del Sindicato de Actores, desde 2009 hasta la fecha, dio cuenta de que la mayoría de los actores estrena las obras sin haber firmado contrato.
Q Se expuso el caso de siete bailarines del Ballet Contemporáneo del teatro San Martín, que fueron echados de la compañía en 2008 tras haber pedido mejores condiciones laborales.
Q El 2 de mayo de 2010, el empresario Andrés Von Buch celebró sus 65 años con una fiesta para más de 300 personas en el Teatro San Martín, a cambio de 80.000 dólares. En mayo de 2013, Mauricio Macri alquiló la Sala Martín Coronado del Teatro San Martín para dos jornadas espirituales, organizadas por la Fundación Columbia.
Q El Alvear está cerrado desde hace dos años por refacciones, y el de la Ribera desde hace ocho meses. Aún no entró ningún obrero a trabajar.
Q En 2004 hubo 125 producciones. Una década más tarde, en 2014, sólo 44. En la actualidad hay sólo cinco obras en cartel en todo el complejo.
Una vez finalizada la conferencia performática, el grupo invitó al público a “marchar” hasta la puerta del Teatro San Martín, a la vuelta de donde se presentó el informe. Allí se desplegaron nuevos carteles, que llevaban escritas algunas de las propuestas frente a esa situación. De ese modo la conferencia abandonó su forma expositiva, y se convirtió en un acontecimiento que involucró desde la acción a todos los presentes. E invitó a pensar a muchos más.
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“Somos espectadores del teatro San Martín y lo que nos pasa es que sentimos que la institución no nos está convocando. Hace años que no vamos a ver obras ahí ni participamos del espacio. Creemos que eso es resultado de algunas políticas de la institución, que no establece criterios curatoriales que convoquen a la comunidad, ni tiene un rumbo claro”, cuenta a Página/12 Gerardo Naumann, director de teatro y cine y uno de los involucrados en TIM. “Por otro lado, sentimos que el manejo del complejo, y sobre todo del Teatro San Martín, no está siendo claro ni transparente, lo que haría que se estableciera otro tipo de diálogo. La institución necesita democratizarse, establecer un diálogo con la comunidad que le haga entender cómo funciona”, afirma.
La “democratización del CTBA”, entendida justamente como la forma de hacer transparente su gestión, es una de las nueve (primeras) propuestas que Foro Danza en Acción y TIM elevaron a las autoridades del complejo, pese a que nunca fueron sido recibidos por ellas. Las demás son: que se fomente la participación de artistas en la gestión pública, que haya un curador para cada una de las salas, que los cargos administrativos y técnicos sean elegidos por concursos, que se renueven los del Ballet Contemporáneo, así como también el del director general, que vuelvan las coproducciones con compañías independientes, que haya una programación anual de danza contemporánea y, que de una vez por todas, se finalicen las obras en tiempo y forma.
Mientras tanto, las autoridades del PRO no dan respuesta. Tampoco a este diario, que intentó comunicarse con Ligaluppi y no tuvo respuesta (como ha sucedido con anterioridad). Pero los artistas de Informe SM no piensan parar.
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