“Los porteños somos orgullosos: creemos que hacemos el mejor teatro del mundo. Y hay muy buen teatro en las provincias.” Con estas frases, Rubens Correa, director del Cervantes, sintetiza el espíritu del ciclo Teatro del País, que ofrecerá 17 espectáculos provenientes de distintas ciudades del territorio nacional. Las intenciones de esta movida de fuerte carácter “federal” son generar un “intercambio de saberes” entre artistas de todo el país, empujar el trabajo de elencos de las provincias y que el público porteño acceda a materiales que se producen por fuera de la ciudad de Buenos Aires. Hoy, a las 21, sube el telón con Cien veces no debo, de Ricardo Talesnik, con dirección de Daniel Dalmaroni. El ciclo se realizará de jueves a domingos en Libertad 815, hasta el 20 de diciembre, con entrada gratuita.

La programación continuará con Finlandia, de Ricardo Monti, dirigida por Marina Vázquez (Santa Fe); Los casos de Juan, de Bernardo Canal Feijóo, dirigida por Julián Howard (San Antonio de Areco, Buenos Aires); Los árboles mueren de pie, de Alejandro Casona, con dirección de Edgardo Dib (Corrientes); el infantil Cuentos al derecho, de y dirigida por Luis Rivera López (Córdoba); Sherlock Holmes, el sabueso de los Baskerville, versión libre del texto de Conan Doyle (Chascomús, Buenos Aires), y La república análoga, de y dirigida por Arístides Vargas (varias provincias).

En representación de Córdoba se presentará Argentina hurra!, de Jorge Villegas; desde Rosario llegará otro infantil, Naturaleza Rota, con dirección de Gustavo Guirado y escrita por él y por José Guirado. Luciano Suardi ofrecerá Locos de verano (Tucumán); Miguel Franchi presentará La canción del camino viejo, de Línea de Tres (Rosario); desde Mendoza llegará Después del aire, de Andrés Binetti y Mariano Saba, con dirección de Juan Cristóbal Comotti. Completan la programación Al carajo clown, de Carla Pollacchi, con dirección de Marcos Tesoro y Graciela Pereyra (Luján, Buenos Aires); Teoría de la comedia romántica, de Leonardo Pilili y dirigida por Laura Casco (Salta), y Juegos a la hora de la siesta, de Roma Mahieu y dirigida por María del Carmen Sánchez (Santiago del Estero). El cierre estará a cargo de Tiempos de paz, con adaptación de texto y dramaturgia de José Kemelmajer y Gustavo Torres y dirigida por Daniel Posada. Los horarios de cada función se pueden consultar en www.teatrocervantes.gob.ar/pais Las localidades se retiran en la boletería el mismo día de la función.

La programación es “variada”, recalca Correa. Hay espectáculos de clown, infantiles y clásicos, entre otras cosas. Las obras que integran la programación han surgido de “dos vertientes”. Por un lado, de planes de coproducción entre el Teatro Nacional Cervantes (TNC) y organismos culturales de las provincias, que involucran a actores oriundos de cada una de ellas. Por el otro, se realiza una selección, mediante videos, de espectáculos originados íntegramente en las provincias. En el primer caso, “la producción la paga el Cervantes”, explica Correa. “Se elige a los actores mediante un casting y se realiza la obra en un acuerdo con la provincia. La escenografía y el vestuario se realizan en la provincia, porque también es importante el intercambio de saberes técnicos. La provincia, por su parte, se compromete a alojar al director que va, que puede ser de cualquier región”, detalla a Página/12.

“Los actores tienen un sueldo, el que marca la Asociación Argentina de Actores. Ensayan de modo profesional, cinco horas por día, dos meses. Esto para los actores es importante, porque acceden a un tipo de producción más profesional, con mejores elementos técnicos. La provincia también se compromete a organizar una gira por la provincia y por la región, de no menos de 16 funciones”, puntualiza Correa. En esta oportunidad, ocho de los espectáculos de la programación fueron seleccionados del catálogo del Instituto Nacional del Teatro y dos son obras que fueron elegidas a partir de una convocatoria que realizó el TNC.

Teatro del País comenzó a funcionar con la gestión de Correa y Claudio Gallardou (subdirector), en 2008. “El objetivo principal siempre fue tratar que el Cervantes no fuera un teatro más de la ciudad de Buenos Aires, sino que tuviera características de teatro nacional”, dice Correa. Desde entonces, ésta y otras iniciativas respondieron a lo mismo, a la federalización: “Giras de espectáculos, planes de coproducción, traer espectáculos del resto del país”, enumera el director, que presentará su renuncia en los próximos días, en el marco del cambio de gobierno. “Igual tenía pensado irme, porque ya cumplí 80 años y no quería trabajar tanto. Los cumplí en marzo. Pensaba irme en enero de este año, pero cuando la Secretaría de Cultura pasó a ser ministerio, Teresa (Parodi) me pidió que me quedara”, cuenta Correa, y adelanta que el 9 de diciembre se desarrollará la tradicional reunión de prensa en la que informa lo hecho durante el año.

“Estoy contento, conforme. Me parece que cumplimos con los objetivos que nos planteamos. Hoy el teatro es nacional: está presente en todo el país con distintos programas, que buscan, también, la inclusión de nuevos públicos, como El Cervantes va a la Escuela o El Cervantes va por los Caminos, para pueblos pequeños. Este último nos ha dado muchas satisfacciones, porque llegamos a gente que nunca fue al teatro. Además, este año, 44 mil niños vieron teatro en las escuelas. El balance es positivo”, destaca. Sin embargo, admite: “Estamos un poco atrasados con una cosa que nos planteamos más tarde. Ocuparnos de que el teatro nacional se conozca en el exterior. Hemos hecho varias giras, pero incipientes. Eso es lo que más hay que trabajar”.