TEATRO › ALBERTO FéLIX ALBERTO Y SU TRABAJO EN MAR DEL SUD
El director y régie de ópera donó al balneario atlántico el Teatro del Sur, construido en parte con el aporte del INT. Allí se está desarrollando el Primer Festival de las Artes, que hasta fin de mes ofrecerá una programación de teatro, música, danza y cine.
› Por Cecilia Hopkins
Vecina a Miramar, Mar del Sud cuenta con una población estable de 600 personas y tiene, desde enero, su propia sala de espectáculos. Y dado que la temporada de verano atrae a muchos visitantes, el nuevo espacio —el Teatro del Sur— espera posicionarse como un polo de atracción cultural que concentre la actividad artística de la zona. Desde su inauguración en los primeros días del año se está desarrollando el Primer Festival de las Artes, evento que hasta fin de mes ofrecerá una programación de teatro, música, danza y cine que se renueva permanentemente. Ya pasaron por allí Esther Goris, Raúl Serrano, Dalila y Leandro Rosati, Claudio Pazos y Mónica Cabrera, entre otros. El teatro cuenta con 17 metros de frente y 48 de profundidad, lo cual admite múltiples posibilidades de armado de platea y escenario. Hay que destacar que las personas que viven en la villa todo el año no pagan entrada a ninguna de las actividades propuestas. Quien está detrás de este emprendimiento es el director y régie de ópera Alberto Félix Alberto, titular de la Fundación Teatro del Sur, el mismo que tuvo durante años su propia sala en el barrio de Monserrat (Venezuela al 2200), hasta que decidió radicarse en Mar del Sud y donar a la villa el nuevo espacio, construido en parte con el aporte del Instituto Nacional del Teatro.
Creador de espectáculos que inauguraron una nueva estética en Buenos Aires, Alberto afianzó en los 80 el llamado teatro de imagen, con el estreno de sus obras La pestilería, Tango Varsoviano y En los zaguanes, ángeles muertos. Con una formación multidisciplinaria, el director supo construir un formato personal, una marca distintiva a partir de procedimientos de narración muy afines al relato cinematográfico.
—¿Por qué decidió irse de Buenos Aires y dejar de dirigir?
—Hay varias razones: una de ellas es la sutil decadencia en la que entró el espacio que dirigía en Buenos Aires que, en los últimos tiempos, se había convertido en un elefante blanco difícil de sostener. Por eso me pareció que lo mejor era terminar con esa agonía. En segundo lugar, siento que, como artista, Buenos Aires me declaró prescindible. Me refiero a mi desenvolvimiento creativo dentro del mundo de la ópera. A modo de ejemplo, desde la reapertura del Teatro Colón (donde yo había trabajado hasta último momento, e incluso realizado títulos que tuvieron muy buena acogida por parte del público y de la crítica), nunca más fui convocado y ni siquiera las autoridades de ese momento se dignaron a otorgarme una entrevista. Lo mismo ocurrió con el Teatro Argentino de La Plata.
—¿Y por qué eligió Mar del Sud para establecerse?
—Mar del Sud no tiene nada. Aquí mi trabajo puede volver a ser significativo, no sé ya si como artista o como gestor cultural o pedagogo. Pero de todas maneras, siento que puedo ser más útil aquí que en Buenos Aires. En la medida en que las personas que forman parte de esta comunidad vayan comprendiendo con claridad nuestros objetivos, tal vez el milagro se produzca y Mar del Sud se convierta en un lugar que dé proyección y fuerza a propuestas que surjan en este medio o que circulen por él.
—¿En qué consisten esos objetivos?
—Queremos desarrollar proyectos de teatro, danza y música pero sin olvidar el aspecto pedagógico, dado que queremos poner el énfasis en las nuevas generaciones. Pensamos que, con el tiempo, nuestro modelo pueda llegar a establecer nuevos ámbitos de trabajo dentro del campo de la cultura.
—¿Cómo recibió esta propuesta la gente del lugar?
—Hubo reacciones de lo más variadas. Desde el rumor que me acusaba de lavado de dinero hasta el que me veía como un millonario que se había enamorado del lugar y dejaba un teatro de regalo. Otro elemento destacable es que los responsables políticos del partido de General Alvarado, desde Cultura hasta la Intendencia, están apoyando nuestras actividades. Así que a medida que vamos desarrollando nuestros eventos la ciudad comienza a percibirnos de una manera más confiable y ya están olvidándose de los rumores. Sobre todo cuando me ven barriendo o limpiando los inodoros.
—¿Cuál es el perfil de espectáculos que le interesa para incluir en la programación?
—Por ahora lo único que podría asegurar es que el perfil esta vinculado a la calidad de los trabajos que presentamos. Ahora, si pudiese contar con los medios necesarios, me interesaría definir un festival de verano con una programación de espectáculos inscriptos dentro de una estética no realista. También me gustaría desarrollar un centro de producción con artistas diversos que quisieran ajustarse a estas modalidades estéticas. Me interesa dar paso a mundos oníricos, plenos de fantasía.
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