Lun 05.03.2007
espectaculos

TEATRO › ENTREVISTA A LA ACTRIZ ANA ACOSTA

“Hay situaciones que mueven a la risa, pero son trágicas”

En su unipersonal, Mi brillante divorcio, encarna 18 personajes, que dejan al descubierto estereotipos del universo femenino.

› Por Cecilia Hopkins

Ana Acosta egresó del Conservatorio Nacional de Teatro y, según sus propias palabras, “pintaba para la tragedia”, hasta que Pepe Cibrián Campoy la inició en la comedia musical y Jorge Guinzburg le ofreció debutar en televisión en Peor es nada. “Desde ahí que me gusta hacer este humor caricaturesco que me distingue”, cuenta en una entrevista con Página/12, al tiempo que pasa revista a todo lo realizado el año pasado. Acosta participó en Bailando por un sueño, en la telenovela Sos mi vida y en la comedia de Gerardo Sofovich Soltero con dos viudas. Apenas empezó el año está en el Astral con Mi brillante divorcio, unipersonal de la irlandesa Geraldine Aron, bajo la dirección de Carlos Rivas. No es ésta la primera vez que interpreta un texto ella sola. Ya lo hizo en 1995 cuando estrenó la obra del brasileño Miguel de Falabella Cómo se rellena una bikini salvaje, que dejó de hacer hace pocos años. Tampoco es la primera vez que encara un espectáculo relacionado con el divorcio y la mujer: formó parte del elenco de El show de las divorciadas, junto a Catherine Fulop, Cecilia Milone y Julia Zenko. En este nuevo trabajo unipersonal, Acosta pasa de un personaje a otro, modulando voces y asumiendo variedad de comportamientos para hacer creíbles a la pobrecita de Angela, la protagonista, y a otros 17 personajes, entre los que se encuentran el ex marido y sus amantes, un ex combatiente de Malvinas y una médica china.

Desde hace más de una década que se estrenan en serie obras dedicadas a las mujeres de todas las edades. Como en otros casos, afirmar que este nuevo exponente del género habla del universo femenino es sin dudas abusivo, ya que se refiere al limitadísimo mundo de una mujer de clase media y pocas luces, dependiente afectiva del marido, pero también de su madre, su hija y hasta de su médico. Desde que el único hombre que ha conocido hasta el momento la abandona, se ve en la obligación de entablar nuevas relaciones con el mundo que la rodea. Hasta que consigue arribar a un final feliz. En el texto de Mi brillante divorcio, no parece haber quedado mucho del original escrito por la autora, considerando la cantidad de referencias locales que incluye.

–¿Qué le gusta del unipersonal?

–La idea de transformarme por completo sin apelar a nada salvo a la omnipotencia del actor. Mis personajes dialogan de a dos y hasta de a tres y me gusta subrayar sus diferencias. Claro que el personaje de base es Angela, a quien le pasan situaciones que, por padecerlas, mueven a la risa, pero que, en verdad, son trágicas. Ella sufre un bloqueo mental porque no entiende las razones por las cuales la dejaron.

–¿Este personaje mueve a la mujer a la identificación o más bien a la indignación?

–Ya sé que eso puede pasarles a muchas. Pero, sin embargo, yo creo que hay muchas mujeres así. Hoy se podrá hablar de la mujer que sale a trabajar, de la que se libera, pero hay muchas mujeres dependientes del marido, de los hijos e, incluso, de la madre. Puede pasar que no se vea bien que la salvación de Angela pase solamente por estar con otro hombre, porque ella es una de esas mujeres que no pueden ser felices sin ellos. Aunque las maten a golpes. Si pienso en mí misma, no sé qué me pasaría si me separase después de 27 años de estar con la misma persona... (aclara Acosta que estuvo 15 años de novia y que lleva 13 de casada con Fabián, quien dejó su profesión de comerciante para asistirla en los rubros luz y sonido).

–¿Piensa que está ejerciendo algún tipo de crítica con esta obra?

–No soy pretenciosa, así que no puedo decir que tengo una intención crítica. Quise mostrar otra faceta de la problemática de la mujer. Ya vi muchas obras sobre mujeres (y para mujeres) y poner en ridículo al hombre y decir que son lo peor sobre la Tierra, que son los culpables de todos los males, es algo que a mí no me interesaba hacer.

–Por el contrario, hay mucho de machismo en Angela. ¿Esto no le molesta?

–Bueno, justamente ese dejo machista que tiene el espectáculo hace que vengan los hombres, porque no se sienten castigados. A mí no me gustan los espectáculos de minas para minas, me parece que no sirven para nada.

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