La idea no era “criticar, competir ni juzgar” sino festejar la existencia del teatro. Por eso hubo fiesta en el subsuelo de un Teatro Nacional Cervantes que no ha iniciado aún su temporada por la falta de acuerdos a nivel sindical. Claro que ese subsuelo guarda tesoros en vestuario, fotografía e incunables, y una historia surtida de anécdotas. Allí funciona la biblioteca y el museo del TNC y sigue siendo lugar de encuentros con estudiosos, artistas y público. Quien afirmaba en la noche del miércoles no querer juzgar ni prejuzgar era la actriz Cristina Lastra, directora de la entidad que ocupa ese mítico espacio de Córdoba y Libertad: el Instituto Nacional de Estudios de Teatro. “Hablé con los gremialistas y con Alejandro Samek, director del Cervantes, ofreciéndoles festejar acá el Día Mundial del Teatro; es lo que tenemos; lo que hay. Pensábamos reunirnos en la Sala María Guerrero, pero no pudo ser.” Lo cierto es que lo ofrecido en el pequeño recinto del INET superó las expectativas. En colaboración con el Instituto Internacional del Teatro (ITI) –organización creada en 1948 en París, con sede en Argentina–, el equipo organizó un programa que transcurrió a buen ritmo y en un clima piazzolliano, conducido por la actriz Carolina Papaleo y el director Santiago Doria.

“No se trata de echar culpas, pero creemos sí en la falta de voluntad política de las autoridades que son parte de este conflicto. Ellas tienen la obligación de solucionar a fondo y para siempre una situación que se reitera y que perjudica la imagen del teatro, como gestión del Estado nacional. Estamos entrando en abril y no hay asomo de inicio de la temporada en el Cervantes. Creemos, humildemente, que hoy no debemos ignorar esta gravísima situación.” Estas frases vertidas por el actor Jorge Rivera López, presidente del ITI, precedieron al segmento musical de los instrumentistas Leticia y Gastón Corral, quienes interpretaron en piano y cello pasajes de Libertango. Luego de ese “tributo a Piazzolla” (así anunciado en el programa de mano), el director Jorge Hacker evocó a otro director, Juan José Bertonasco, fallecido en diciembre último, y el escenógrafo Guillermo de la Torre precisó detalles sobre el Premio Saulo Benavente que otorga el ITI.

El actor Víctor Hugo Vieyra sensibilizó aún más al público interpretando una escena de Cita a ciegas, la obra de Mario Diament que escenificó Carlos Ianni, primero en el Celcit y más tarde en el Cervantes. Las divagaciones en torno de esos “encuentros casuales”, que nunca se olvidan, y las reflexiones sobre lo inexplicable de ciertos encuentros y desencuentros fueron transmitidas con arte singular por Vieyra. A su vez, la actriz y directora Dora Baret se ocupó de la lectura del “mensaje nacional”, un rito dentro de las ceremonias que conmemoran la fecha. El texto fue escrito por Alicia Muñoz, autora, entre muchas otras piezas, de Un león bajo el agua, Justo en lo mejor de mi vida y Ciudad en fuga. Rivera López fue el elegido para la lectura del mensaje internacional, un texto del sultán Mohamed al Qasimi, autor de obras de carácter político. Mientras tanto, en la platea, los bailarines de tango Elsa María y Mayoral se mostraban felices. Resplandecían: minutos antes habían aplaudido con ganas el espectáculo de los jóvenes bailarines Lourdes Bianchi (en una coreografía que combinaba danza clásica y tango), Belén Zapiola y Pablo Ugolini, quienes mostraron sus coreografías sobre Danzarín, de Julián Plaza; Quejas de bandoneón y Libertango. Entusiasmado, Mayoral se refirió en un intervalo a la siempre renovada experiencia de “la milonga”, incluida la propia que funciona en Callao y Santa Fe, e invitó a compartir tanta vibración tanguera.