Un pasacalle extendido a la entrada del edificio anexo al Teatro Nacional Cervantes exigía paritarias para el conflicto gremial que desde hace más de un año viene socavando la actividad artística de ese espacio, único por su historia, arquitectura y por los profesionales que lo han jerarquizado. Finalmente hubo paritarias, pero el Cervantes siguió inactivo. La temporada 2007 no comenzó, aun cuando los elencos ensayan a la espera de un acuerdo. En una última convocatoria realizada en el Teatro del Pueblo e impulsada por el MATe (Movimiento de Apoyo al Teatro) y el Celcit (Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral), el director Alejandro Samek, titular del Cervantes, aclaró puntos y pidió elaborar estrategias de presión para no perder la sala. Se hallaban presentes, entre otros, un delegado de la Asociación Argentina de Actores, los directores Hugo Urquijo, Rubén Szuchmacher, Rubens Correa y Dora Milea; Jorge Grimbaum (del Instituto Internacional del Teatro); la crítica teatral Olga Cosentino (integrante del consejo asesor de selección de obras del Cervantes); las actrices Graciela Araujo, Ana Yovino, Julieta Díaz; los actores Horacio Roca y Francisco Cocu-zza y los autores Roberto Cossa, Carlos Pais y Pedro Sedlinsky.

El conflicto gremial es de vieja data, centrado ahora en un pedido del personal técnico-artístico, sector que en la paritaria del martes 17 reiteró su propuesta y que disconforme “dio el portazo”. Lo representan tres miembros del gremio de ATE, tres técnicos del Cervantes y dos de las orquestas. Según Samek, lo acusaron de complaciente con el gremio UPCN (Unión Personal Civil de la Nación): “Lo que estamos discutiendo en esta paritaria es la situación del personal artístico técnico y no si ATE es más o menos poderoso que UPCN, gremio que en su momento propició el Sinapa (Sistema Nacional de la Profesión Administrativa), al que están adheridos los funcionarios de planta permanente del teatro y los que tienen poder de decisión”.

Lo cierto es que los reunidos, todos vinculados con la escena, con mayor o menor conocimiento del problema y de ninguna manera contrarios al reclamo gremial, intentaban hallar una salida: “¿Si murió la paritaria, qué solución ofrece el secretario de Cultura José Nun?” No había allí respuesta para esa pregunta. “Desgraciadamente, lo que debería hacerse ahora es cancelar todos los contratos de obra y de Ley Marco (de Regulación del Empleo Público), porque si el teatro no trabaja no tiene que tener contratados que sumen a la planta. Supongo que se distribuirá al personal que no trabaja en otras áreas”, resumió con cierto desánimo Samek, añadiendo que ésa no sería una decisión suya. En un tramo anterior de su exposición había historiado el conflicto para quienes lo desconocían. Y entre tanta explicación aportó un dato. Al parecer, existió un diálogo previo entre el presidente Néstor Kirchner, el jefe de Gabinete Alberto Fernández y el secretario Nun a propósito del Cervantes. Esto lo supo Samek en medio de una fuerte discusión con funcionarios de la Subsecretaría de la Gestión Pública. En esa oportunidad, “Nun intervino directamente y contó que el doctor Kirchner le había preguntado qué había que hacer para resolver esta situación. Después de informarse, le indicó que lo hablara con Fernández, quien a su vez le preguntó cuánto costaba destrabar el conflicto. Cuando le dijo que para el caso se necesitaba entre 650 mil a 700 mil pesos, la respuesta fue que eso no era plata para tener un conflicto. Fue así que terminamos hablando con el ministro de Trabajo Carlos Tomada, quien convocó a la paritaria”.

El representante de Actores declaró que la entidad “no piensa tirarse contra los gremios” y que en esa discusión la patronal es el Estado. El actor Horacio Roca alertó sobre otra debacle: “Cuando los contratos venzan y el teatro siga cerrado no va a haber ningún actor trabajando”. Urquijo consideró que era muy difícil reflexionar entre tanto embrollo y aconsejó sacar la cabeza de todo este asunto de las paritarias. “Es como si las hubiéramos metido en esta reunión –sostuvo–. Con lo que estoy ideológicamente de acuerdo es con lo que dice Actores: no hay que encarar esto como una pelea entre gremios. La paritaria está en curso, un portazo no es más que un portazo. Esto es como en el mercado persa: se tironea. Nosotros estamos acá como representantes de la gente de teatro para defender la continuidad de nuestro trabajo, y tenemos que presionar hasta lograrla.” Y ése es el camino que iniciaron las entidades que organizaron el encuentro y han recogido ya infinidad de adhesiones a través de una cadena de e-mails ([email protected]). Como lo expresan en su comunicado “es hora de definir y reclamar voluntad y ejecutividad política para salvar al Cervantes”. Lo contrario sería “que se decrete oficialmente el cierre del único teatro nacional del país, sincerando una realidad: el Cervantes está cerrado, de hecho, desde hace un año y medio. Solo así se sabrá quienes están decididos a defenderlo y quiénes no. Los que sí, nos declaramos en movilización permanente para recuperarlo”.