“Ahora más que nunca: despertándonos, contagiándonos”, dicen. La invitación es contundente y toda una seña de identidad para los seguidores de Arbolito, la banda que desde 1997 transita un camino tan propio como independiente. Tomando la letra de una de sus canciones más populares (“Baila, baila”), el grupo lanzará el próximo viernes 26 de febrero lo que es ya un clásico de sus presentaciones, y una original forma de encuentro entre niños, padres y hasta abuelos: sus conciertos ATP, “aptos para todo público”. Este también será en el Konex (Sarmiento 3131), a partir de las 19, en una fiesta que se prepara al aire libre, aunque no se suspenderá por lluvia: si el clima no acompaña, el encuentro se muda a la sala cubierta. Y como también es un clásico en estas invitaciones, la entrada será gratuita para los menores de 10 años. Para sumar el toque rítmico a la fiesta, los invitados de esta edición serán Los Tamborcitos del ECuNHi.

“Esta idea de ATP empezó a darse bastante naturalmente, no fue algo pensado. Como banda tenemos ya 18 años y muchos de los seguidores de la primera hora tienen hijos, igual que todos nosotros”, dice Agustín Ronconi, uno de los integrantes de la banda que completan Ezequiel Jusid, Pedro Borgobello, Andrés Fariña y Diego Fariza. No es tan común que una banda como Arbolito, que desde el folklore y el rock –y con una original estética y una fuerte impronta social– se dirige a un público adulto, haya logrado mantener ese público, acrecentarlo y “fidelizarlo” a lo largo de los años y, a la vez, armar aparte conciertos especialmente pensados para ser compartidos con una platea infantil.

“Algo debemos transmitir que hace también resonancia en los chicos. Quizás hasta desde las tapas de los discos, que son bastante llamativas, siempre con dibujos. Y en la música, en las tonalidades mayores del folklore, en lo rítmico, que a los chicos también les atraen. También en el contenido de las letras, claro, que es bastante amplio y que muchas veces habla de cosas cercanas, de nuestra historia”, intenta una explicación Ronconi. “Lo cierto es que se termina generando esa conexión, abuelos, padres e hijos vibran con la misma música, y es un gran privilegio que sea la nuestra. Nos encanta poder ofrecerlo, también poniéndonos en el lugar de padres: invitar a estar con tus hijos viendo un show, en un lugar seguro, tranquilo de que los chicos tienen lugar para jugar a la mancha, a la escondida o para ponerse a bailar. Poder tomarte una cerveza o un fernet relajado, porque estás viendo que tus hijos están seguros... Son condimentos que hacen que en un mismo lugar la pasen bien los adultos y los chicos. Es lo que nosotros, como público, querríamos vivir”, concluye el encargado de la flauta traversa, la quena, el charango, el violín y la guitarra en Arbolito.

–Están convocando con una consigna: “Ahora más que nunca: despertándonos, contagiándonos”. ¿Por qué?

–Por la nueva Argentina que se nos viene encima. No esperábamos algo tan abrupto, tan dictatorial y vengativo como se está dando. A muchos nos está golpeando emocional y racionalmente, nos duele mucho hacia dónde se quiere llevar el país. Y desde ese lugar aparece la necesidad de encontrarnos para pensar juntos cómo seguir, cómo tratar de que no se lleven todo puesto, de que no regalen todo lo que costó tanto esfuerzo construir. Así que lo pensamos desde ese lugar: contagiarnos de la necesidad de cuidarnos entre todos y de cuidar lo que es nuestro. No parece nada fácil.

–En varios conciertos recientes se verifica esa necesidad de encuentro; en estos momentos, cobran otra dimensión. ¿Lo notaron también?

–Sí, y me trae recuerdos de mi adolescencia, de los primeros recitales de rock que eran de alguna manera manifestaciones políticas. Eran principios de los 90 y se empezaba a vivir algo que no sabía todavía bien qué era, pero se sentía esa necesidad de encontrarse y gritar en una misma sintonía, y los recitales la canalizaban. Por eso es simbólico que esté Luciano Molina con Los Tamborcitos del ECuNHi, porque gracias a gente como ellos, con esos talleres impresionantes que se dan ahí, se pudo sostener la decisión política de recuperar la ex ESMA. En fin, con todo esto, intentaremos bailar, festejar y cantar juntos, porque se trata de juntarnos para darnos fuerza. Haremos un recorrido por el repertorio, como siempre con alguna versión nueva de un tema viejo, y por ahí nos animamos a algún estreno. Con todo esto, ahora más que nunca, despertándonos, contagiándonos.