El trabajo de la Fundación de Organización Comunitaria (FOC) es de esos que se construyen a paso lento pero firme, con pies bien puestos en el territorio y el impulso de los propios protagonistas. Surgido como un movimiento de mujeres en 1982, todavía en dictadura, fue creciendo hasta llegar a unas 4 mil personas de todas las edades en jardines, centros de formación laboral y experiencias de emprendedores con micro créditos, principalmente en los barrios periféricos de Lomas de Zamora, pero con un trabajo en red con distintos puntos de país. Como un paso más en este rico camino, la fundación acaba de plasmar en dos libros de gran calidad parte del aprendizaje de estos años: Levantando el telón, que recorre diferentes proyectos enfocados en el arte y la cultura implementados en este tiempo, y La mirada creativa, centrado en el juego como herramienta pedagógica. Mañana a las 18, ambos libros se presentarán en Venezuela 445, con las autoras, Laura Piñero y Florencia Pineda, y el especialista en educación Carlos Skliar.

Página/12 dialogó con Florencia Pineda, a cargo del área de Cultura de la institución, y Simón Gómez, director de Infancia, acerca de la implicancia particular de publicaciones como éstas: libros que están enfocados tanto en el repaso de lo hecho, como en la invitación a hacer, replicando experiencias en diferentes contextos. Es que, por el modo ágil y ameno en que están narradas esas experiencias, sin perder contenido, resultan de gran utilidad para cualquier especialista que trabaje con infancia o en instancias educativas artísticas, o para aquel que simplemente se haya preguntado alguna vez hasta dónde es importante el juego para cualquier ser humano, o cómo el arte puede atravesar situaciones cotidianas y cambiar realidades. Resultan, entonces, guías muy prácticas para la acción, y al mismo tiempo profundas reflexiones sobre ese hacer, con el valor de la experiencia de lo ya hecho.

“Me gustaría que estos libros viajen por la mayor cantidad de manos posibles, que los lean, los dejen en un rincón y se pongan a jugar, a bailar, a hacer teatro. Todos: un profe, un adulto, un pibe de un barrio. Sabemos que el juego es la base que nos constituye, es lo primero que hacemos cuando llegamos a este mundo. Es el modo que tenemos de conocer y habitar ese mundo. Todo sería más fácil si nos propusiéramos recuperar, aunque sea un poquito, aquella base primera”, señala Pineda, quien desde hace años trabaja dentro de la FOC en el programa de educación artística Tierra Firme. Este programa ha pasado por muchas instancias y ha adquirido muchas formas: en 2007, por ejemplo, de los talleres barriales de composición musical que promovió surgió un CD que los chicos grabaron junto a artistas como Fito Páez, Víctor Heredia, Teresa Parodi, Pablo Echarri y Raúl Porchetto, entre muchos otros, y que Página/12 distribuyó gratuitamente con una edición dominical. “Esa experiencia hoy está contada en un libro, y así estos libros tienen para nosotros también el valor de mostrar un recorrido que se ve materializado en un libro, en un trabajo colaborativo y cooperativo, que recupera la mirada de todos los autores de ese proceso. Tiene el sello de esas prácticas y experiencias diarias”, completa Gómez el sentido de estos trabajos, editados por Vuelta a la Página.

Con siete jardines comunitarios en Lomas de Zamora, una red de organizaciones en la que están insertos, proyectos de biblioteca itinerante y discos itinerantes, un centro de formación profesional al que asisten unos mil jóvenes, experiencias de micro créditos comunitarios, o de periodismo comunitario, o de educación popular, a través de la cual las mismas jóvenes de los barrios, hoy con título docente, se formaron para trabajar con los chicos en los jardines, las veinte personas que trabajan en la FOC (entre profesores, voluntarios, formadores y coordinadores) tienen motivos de orgullo al repasar los años transitados. Y tienen, también, mucho por delante, en un trabajo que se concreta con la acción coordinada con los ministerios de Educación y de Desarrollo Social de la Nación y la provincia, organizaciones como Unicef y fundaciones privadas.

–¿Cuál identifican como el mayor logro conseguido?

Florencia Pineda: –Me acuerdo que cuando empezamos era bastante complicado introducir el arte como una cuestión fundamental, no entendido como un adorno. Viéndolo desde el hoy, y con los dos libros editados, hay otra realidad. Ya no tenemos que explicar por qué un taller de música se necesita tanto como el plato de comida. En la década pasada fuimos creciendo mucho. Incorporamos otra perspectiva de trabajo. No es casualidad que uno deje de pensar en que los pibes tienen que comer para empezar a pensar en el arte. Y a mostrar muy concretamente que el arte es una herramienta muy poderosa de transformación, y el juego, el camino para esa herramienta.

Simón Gómez: –Antes, si nos venían a hacer una nota, nos ponían “comedor”, porque era difícil encuadrar el trabajo. Hoy somos una organización que edita libros, porque está pensando en transferir conocimiento, en pasar su experiencia a otros que tal vez no tienen tiempo ni herramientas para sistematizarla. Es como dice Florencia: pasamos de discutir si el engrudo o la plasticola, a discutir si nos gusta o no la pedagogía del profe de música. Eso tampoco fue casualidad. Y hubo un Estado que nos convocó, y así el Ministerio de Educación nos sumó a la Red de Organizaciones por el derecho a la Educación, allí trabajamos junto a Cáritas y otras organizaciones. Ese también es un motivo de gran orgullo y nos abre todo un camino a seguir. Porque si primero fue el desarrollo local, el trabajo en red en la comunidad, todo este trabajo, ya fortalecido, se puede aplicar en otros lugares, puede servir de experiencia. Y seguimos trabajando para eso.

* Más información: www.fundacionfoc.org.ar.