CHICOS › SHREK, EL MUSICAL, EN EL TEATRO MAIPO
› Por Karina Micheletto
Tras dos temporadas con gran éxito, planteadas en horario central, y una temporada en Carlos Paz, este musical de Broadway vuelve a escena desde este fin de semana, ahora “de tarde”, poniendo así el énfasis en los chicos. Es que Shrek, el musical, marcado por un despliegue escénico sorprendente, grandes actuaciones y música en vivo, no está pensado exclusivamente para chicos sino para esa idea de “público familiar”, tal vez no tan extendida a nivel local. Lo cierto es que, tras una cantidad de premios ganados, hay un boca a boca que ha corrido: no hace falta tener un chico a mano para disfrutar de este espectáculo. Pero, si se lo tiene, será una oportunidad de compartir teatro más allá de las edades.
Con más de 25 actores y quince músicos en escena, una adaptación que toma ingeniosamente el libro y las canciones originales, dotándolos de ciertos detalles locales, y una producción destacada en la puesta, Shrek, el musical gana un primer impulso en este despliegue y esta adaptación. “Dremaworks tuvo la confianza de darnos libertad para adaptar el libro a la idiosincrasia del país. Porque hay cosas que no pueden tener una traducción literal, y teníamos que acercarnos al público”, advierte Carla Calabrese, directora de The Stage Company, productora del espectáculo, quien también encarna ahora a la Bruja y trabajó en la adaptación del libro, junto a Marcelo Kotliar. “Cuando mandamos la adaptación, ellos la volvieron a traducir al inglés. Aceptaron todo y creo que eso también tuvo que ver con el éxito que logró. Porque la gente no siente que queda afuera. De esta manera, además, cambiamos personajes no tan conocidos por el público local, como el huevo Humpty Dumpty, que es una referencia para los anglosajones, pero a nosotros mucho no nos dice”, cuenta.
“Estoy muy contenta de que se pueda lograr este nivel de producción aquí, con estos actores tan talentosos. Yo la vi en Londres y, la verdad, esta versión no tiene nada que envidiar a otras”, se enorgullece Calabrese, y marca los desafíos: “Que los chicos vean que se canta en vivo, que no por ser algo que los incluya va a haber playback, que chicos y grandes vean a los personajes como los tienen en la mente, o mejor, con todo el cuidado de producción. Para eso hay un gran equipo técnico, de vestuaristas, con cambios de escenografía, de vestuario, porque Fiona se transforma de ogra a princesa varias veces… Hay mucha gente corriendo detrás de escena, y mucho, para que todo fluya. Porque si se ve la hilacha, el espectador se sale. Yo parto de la idea de que siempre hay un experto en la sala. Entonces, para cualquier tema que toco, tengo que saber todo, mucho más de lo que muestro. Nadie tiene que dejar de creer: en el momento en que dejan de creer, se sueltan. Y con este gran elenco, salió todo tal como lo soñamos”, dice la directora, e inclye en los halagos a las cuatro pequeñas actrices que encarnan a la “pequeña Fiona” (y que se van rotando en las presentaciones).
La trama es la que se recuerda, según la famosa película: la historia de amor menos pensada, a contramano de todos los cuentos de ogros y de princesas. En el medio, hay un mensaje importante con respecto a la aceptación del otro, de uno mismo, y de las diferencias. “Todos en el fondo seguimos mandatos familiares que tenemos que ir combatiendo a lo largo de la vida. El ogro asumió que por ser un ogro tiene que estar solo, porque eso dicen los cuentos, y sigue ese mandato sin cuestionarse mucho, convencido de que es lo que supuestamente le tiene que pasar en la vida, sin darse la oportunidad de ser querido o estar con alguien”, analiza. “Hasta que le mandan todos los seres de los cuentos y le piden la propiedad de su pantano; eso lo hace moverse de su zona de confort, y salir a algo nuevo. Creo que a todos en algún punto nos pasa eso: no, yo no puedo, yo no nací para eso… Fiona, mientras tanto, está esperando a su príncipe y ya es grande, ya tiene treinta y pico... Todos hemos pasado por esos mandatos”.
Con The Stage Company, Calabrese comenzó haciendo musicales en inglés, orientados fundamentalmente a los colegios bilingües, en obras de Shakespeare, y otras como Billy The Kid. “En 2009, a pedido del Paseo La Plaza, empezamos a traducir las obras, y así hicimos ahi Marco Polo, Los Tres Mosqueteros y Leyenda Pirata: fue al revés, las pasamos del inglés al español”, recuerda la directora. Por eso Shrek, el musical conserva ahora funciones en inglés (ver aparte), y una propuesta especial: la “función distendida”, pensada para un público con discapacidades o trastornos de atención. Se realiza con las luces encendidas, suprimiendo los ruidos fuertes y dejando libre acceso para que la gente entre y salga del teatro durante la función, si así lo necesita. “Hemos tenido experiencias increíbles con estas funciones, de mucha conexión con el público. Los actores se preparan con mucho amor, porque requiere todo un trabajo extra. Poder ofrecer la obra también a quienes tienen menos posibilidad de acceso al teatro, es una alegría aparte”, destaca Calabrese.
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