El espectáculo es una adaptación de un cuento de los hermanos Grimm, dirigida por Pablo Gorlero.

No es casualidad que no haya telón. El mundo al que invita Saltimbanquis ya está presente ahí, a la vista del público que entra, antes de que comience la función. Una escenografía colorida y alegre pero a la vez pensada –todo está en su lugar por y para algo– recibe a un espectador de todas las edades, reflejo mismo del elenco, que está conformado por dieciocho actores: diez niños y ocho adultos. Cuando todos estén sentados comenzará a sonar el pegadizo leitmotiv de la obra (“Cuatro solos no hacen nada, pero cuatro juntos hacen un montón”) que adelanta y resume su tema central: el de la solidaridad.

Se trata de una adaptación de “Los músicos de Bremen”, un cuento de los hermanos Grimm, en este caso versionada y dirigida por el teatrista y periodista Pablo Gorlero, y esos cuatros a los que refiere la canción son un burro un perro, una gata y una gallina. Cansados del maltrato de sus dueños (muy bien retratados a imagen y semejanza de sus animales, con rasgos que los asemejan en cada caso a su especie), estos cuatro protagonistas se juntan por el deseo de liberarse y recorrer distintos pueblos haciendo lo que aman: cantar. Pero el camino no es tan simple y para eso deberán ingeniárselas para apartar definitivanente a sus amos, que vuelven una y otra vez a buscarlos siguiendo las pistas de un oscuro plan.

Con adaptaciones originales de Roberto Palandrini y música de Luis Bacalov, esta pieza de Gorlero (que había conseguido los derechos hace 12 años, luego de enamorarse de una versión que fue a ver con sus sobrinos) es sobre todas las cosas profundamente familiar: con códigos y convenciones propios de una obra infantil y juvenil, posee sin embargo guiños para el público adulto, provenientes sobre todo de la actuación de los cuatro protagonistas, que filtran pasajes y parlamentos para lograr su complicidad. Más allá de los que ya la hayan visto en otra puesta de hace algunos años (son varios los padres “acompañantes” que conocen y cantan las míticas canciones), el público adulto se divierte a la par de sus hijos, porque los que toca la obra son temas que atraviesan la historia universal, como la amistad y la libertad.

Mariano Mazzei (el burro), Julián Rubino (el perro), Magalí Sánchez Alleno (la gata) y Laura Silva (la gallina) son los actores que componen al cuarteto principal y en su elección se nota el profundo conocimiento de Gorlero en el terreno del teatro musical. Porque todos ellos –y también sus antagonistas:Agustín Maccagno, Mariel Rueda, SheilaSaslavsky y Francisco Tortorelli– son de los más elevado de la escena local, con una calidad artística y una presencia escénica ejemplar. Cada uno tiene su cuadro solista pero también se luce en los cuadros grupales (hay tres muy buenos en los que que participan los ocho junto a los niños), y en los dúos, en los que los animales de enfrentan con sus amos. En este último caso se evidencia otro guiño y otro logro de la dirección: además de la caracterización similar con sus mascotas (por marcas de dirección y colores de vestuario), los actores que hacen de amos son de por sí físicamente parecidos a los que hacen de animales, lo que ayuda a los más chiquitos de la platea a identificar a los personajes y a los valores que representan, haciendo más dinámico el relato, y también más teatral.

Lo más emotivo y atractivo es, sin embargo, la participación de los chicos en escena, con un lugar tan destacado como el de generar los climas para que el público entre en el universo de cada personajes o de cada situación. Seleccionados luego de numerosas audiciones, y todos con una notoria preparación en teatro musical, los pequeños actores cantan, bailan y actúan (y muy bien!) a la par de sus compañeros mayores, y sostienen sus interpretaciones de forma impecable. En los 70 minutos que dura la pieza, Valentina Mooney, Nicolás Cúcaro, Denise Barbara, Miranda Di Lorenzo, Guadalupe Di Menna, Valentino Grizutti, Martina Iglesias, Guido Kañevsky, Emma Longhi y Santiago Abentese lucen y disfrutan. Pero lo suyo es mucho más que un juego. Es una primera y verdadera experiencia profesional.

* Funciones: sábados y domingos a las 15 en Teatro Regio, Avenida Córdoba 6056.