RADIO › ¿CUáL ES?, DE ESTRENO CON DIVIDIDOS
El programa de la Rock & Pop inauguró un estudio especialmente acondicionado para las bandas. “Para mí la radio es un gran juguete”, dice el conductor y empresario, que quiere darle una proyección audiovisual al formato radiofónico.
Mario Pergolini y sus compañeros presentaron el primer concierto en el nuevo centro de operaciones que ¿Cuál es? instaló en la Rock & Pop. Tres tardes enteras se tomaron los Divididos para que todo sonara perfecto y finalmente, cerca del mediodía de ayer, “la aplanadora del rock” arrancó las primeras rabias a sus instrumentos. Fue el comienzo de un plan para convertir la ya clásica emisión de radio en un producto audiovisual que se podrá visitar en distintas horas del día, bien a tono con las actuales lógicas de la web.
El espacio se llama “Bolas de Freire” y alude simultáneamente a las facturas tradicionales y a la dirección del edificio (Freire 932). Son 225 metros cuadrados que, desde el último piso de la construcción, se abocarán de forma exclusiva a las necesidades del caballito de batalla de Pergolini, Eduardo de la Puente y Marcelo Gantman. Y es insólito que después de dieciséis años liderando la franja que va de las nueve a las trece la apuesta sea tan fuerte: si todo funciona de acuerdo con el optimismo que reina en esos pasillos, la combinación de cámaras wi fi, grabaciones en vivo –que quizá lleguen a comercializarse– y acumulación de archivos terminará por redibujar los contornos de lo que hasta ahora ha sido la radiofonía, al menos en Latinoamérica.
Con “Sucio y desprolijo”, Divididos pidió permiso al alma de Pappo para inaugurar el estudio especialmente acondicionado para las bandas, que lleva precisamente el nombre de Norberto Napolitano. Pergolini no cabía dentro de sí. Salió de la sala con su jean y su remera negra lisa y soltó, casi para sí mismo: “¡Vaaamos! ¡Somos gente de grandes cosas!”. Después usó su tranco rápido para volver sigilosamente a la sala de locución, mientras el resto del equipo se concentraba en el tremendo recital con que estaban deleitando a los oyentes Ricardo Mollo y los suyos. Mirando por la ventana en la sala de al lado, el ojiazulado de voz limada se puso a bailar solo. Lo hizo por impulso instintivo, jaggeriano: los auriculares al mango y las manos metidas entre las nalgas y el pantalón. Solo.
“El hecho de poder sacar una banda como lo hicimos hoy se relaciona con prestarles atención a ciertas sutilezas”, confesó más tarde a PáginaI12 el ex enfant terrible.
–Vendió Cuatro Cabezas, pronosticó recientemente que a fin de año puede irse de la tele... sin embargo, en cierto sentido sigue en el ruedo. ¿Qué lo impulsa?
–Para mí la radio es un gran juguete, ¿viste? Es inagotable. Y ahora esto, que te permite captar armónicos, variaciones mínimas... es lo que hubiera pedido si de chico me preguntaban qué quería de regalo. Ojalá se convierta en el standard. Si también lo hacen los demás, mejor. Lo importante es que todo lo bueno que se da en una transmisión pueda consultarse. Lo digo desde lo personal. Compré discos registrados en la BBC –los de Los Beatles, los de los Stones– y me partieron la cabeza. En cambio me acuerdo de recitales impresionantes que tuve la oportunidad de presenciar y que sin embargo no se pueden recuperar porque faltaba equipamiento. Eso no va a pasar más. Lo que hagamos va a quedar registrado, para que los que vengan después, sea cual fuere el aparato que usen, lo puedan aprovechar.
La reforma costó alrededor de 400.000 dólares. Las instalaciones cuentan con doce computadoras conectadas a un servidor propio, una discoteca digital de ocho terabytes –aproximadamente 55.000 álbumes–, dos consolas con tecnología de punta y un sinfín de detalles para oídos exquisitos.
Nadie sabe si el ex pelilargo tiene alguna intención de incorporarse a la emisora desde un lugar diferente al que ha tenido hasta aquí. Lo único que aseguran es que él compró “los aparatos”, mientras que los dueños del medio se hicieron cargo de las modificaciones edilicias.
El paisaje resultante no es portentoso, pero asombra. Un ambiente está dedicado a la producción, otro a los técnicos y un tercero a los conductores. Y la perla es el ámbito dispuesto para los artistas: es como una sala de ensayo, pero de lujo. Ahí se espera empezar a guardar en formato digital el paso de músicos de primera línea, para que junto a las imágenes y los videos distribuidos por el site les sigan el rastro a las nuevas tendencias de la audiencia, que en un 30 por ciento de los casos sigue al programa desde las PC del trabajo.
Divididos arremetió con “Casi Estatua”, “Ala Delta”, “El 38”, más clásicos y uno que otro estreno. El creador de CQC, siempre atento al público, contó que estaban llegando mensajes de todas partes y aprovechó para acordarse de viejas andanzas compartidas con el Power Trio: “¿se acuerdan –consultó a la banda invitada– de la vez que los presenté en un parque, un tipo me tiró una botella de vidrio y yo la paré con el pecho? ¡Me enteré recién al otro día!”, comentó. Cada tanto, eufórico, Pergolini daba una vuelta, estrechaba la mano de un fan –“qué tal. No sé lo que hacés pero te felicito”– y hasta se animaba a asegurar que “nunca nadie escuchó así a una banda en vivo”. Como nene con chiche nuevo.
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