DANZA › OSCAR ARAIZ PRESENTA CABALGATA, EN EL TEATRO DEL GLOBO
El Grupo de Danza de la Universidad Nacional de San Martín, creado y dirigido por el coreógrafo, está a cargo de esta versión renovada de La cabalgata argentina, en la que ya no hay actores y que cuenta con nuevos números bailados.
› Por Carolina Prieto
Terminó mayo con sus festejos bicentenarios, pero la identidad, la historia y los mitos siguen latiendo en los escenarios. El Grupo de Danza de la Universidad Nacional de San Martín, creado y dirigido por Oscar Araiz, está presentando en el Teatro del Globo Cabalgata, un encadenamiento de números breves que recorren músicas, voces y tiempos de la vida nacional. Se trata de una versión renovada de La cabalgata argentina, espectáculo estrenado en 2002 en el que el coreógrafo articuló la danza con tres figuras del music hall como Jean-François Casanovas, Mario Filgueira y Gaby Diez. En la nueva obra, el trío de actores desaparece; hay pura danza, aunque los bailarines no se limitan al movimiento y protagonizan situaciones que coquetean con el humor, la soledad o la alegría festiva. Sus caras son muy expresivas y, en algunos casos, hasta hacen fonomímica. En cuanto al estilo de movimiento, el planeta Araiz hace estallar las categorías. ¿Neoclásico, contemporáneo, moderno? Un poco de todo, un cóctel que respira fluidez, precisión, fuerza y liviandad, apoyado en el vestuario de Renata Schussheim, toda una explosión de color, texturas y brillos que potencian la gracia o la sobriedad que requiere cada escena.
La apertura es a puro dinamismo con un fragmento de Conga, otro espectáculo de Araiz. Le siguen tres escenas con la voz clara y potente de Tita Merello en “Pipistrela”, “De contramano” y “Tranquilo, viejo, tranquilo”. En solos o dúos, los intérpretes sugieren con humor burlón los sinsabores del amor. Después suena Elvira Ríos en “Me acuerdo de ti”, un bellísimo bolero casi más hablado que cantado, marco ideal para que una pareja evoque sus penas antes de que el humor y la caricatura se reinstalen en el escenario. Es que Niní Mar-shall interpreta “La última noche” y ya es evidente que la cabalgata no pretende instalarse en un clima particular ni seguir un orden cronológico. El convite es sobrevolar emociones a partir de temas musicales populares.
Más alegría con un chamamé de Los Alonsitos, con tres parejas de punta en blanco, preludio para un cuadro que fusiona la chacarera y el candombe. Se trata de “Eleuá”, una obra del Chango Farías Gómez teñida del pulso de la música negra. De allí, un salto a Oriente con un solo de una bailarina que se mueve con reminiscencias flamencas y árabes en sugestivas ondulaciones. Y luego, otro salto al arrabal con “Cuatro canciones porteñas”, con música de Piazzolla y textos de Borges: tres hombres de negro que casi no dibujan una sola pirueta de tango y sin embargo expresan toda la bravura de esa danza mítica. Como contrapartida, siguen tres solos femeninos con música de Gershwin: un paseo por la delicadeza y la sensualidad en el que la figura del hombre, aunque ausente, completa imaginariamente el cuadro. Finalmente, las parejas se unen a ritmo de blues con “Ya no me toques”, de Memphis La Blusera. Sobre el final, dos números imperdibles. Primero, una clase de tango caricaturizada al extremo: un profesor de impecable traje rojo marca los pasos típicos con su compañera sexy (cuya cola siempre apunta al techo), en una lección que se acelera, se degrada y desbarranca contra todos los pronósticos. Para el cierre, un mambo de Los Jaivas con aires andinos y todo el elenco sumido en un baile endiablado y colorido que contagia el goce.
Consultado por Página/12 sobre esta nueva versión de un trabajo anterior, el ex director del Ballet Estable del Colón y del Ballet Contemporáneo del San Martín subraya el deseo de revivir el placer intenso que significó La cabalgata argentina. “Fue una experiencia tan gratificante, la pasamos todos tan bien que nos quedaron muchas ganas de repetirla. Fue entonces con mi compañía independiente, el Ballet de Bolsillo. Y ahora con el Grupo de Danza de la Unsam, después de haber hecho Las troyanas. Con el elenco más consolidado, tenía ganas de salir de la tragedia y hacer algo bien diferente. Así nació este nuevo sainete rioplatense bailado.” Y agrega: “Mantenemos el mismo espíritu, aunque a nivel formal no contamos con el trío de actores, hay algunos números que desaparecieron y se suman nuevos como los de Piazzolla, Gershwin y el solo ‘Lengua’, con música de Enrique Roel”. Araiz dice que el humor físico es un arma muy fuerte –“el público se adhiere automáticamente, no pasa por la cabeza”– y que no le importa ir a contramano de las modas. “Que estén las voces de Tita y de Niní no es casual: expresan una literalidad y una narrativa que hoy están en desuso y que muchos consideran como lo que no hay que hacer”, explica.
Actualmente, Araiz dirige el Area de Danza de la Unsam, compuesta por el Grupo y la Diplomatura de cuatro años de estudio. Es una formación que incluye mucha práctica y que dedica un espacio importante a la teoría, la reflexión, la historia y la composición en danza. “Me interesa formar intérpretes, pero también creadores, pedagogos y terapeutas. En una sociedad como la actual, el arte tiene que ser menos farándula y más acción”, asegura. Con el afán de llegar a un público numeroso (las entradas cuestan 15 pesos) y un elenco que integran Elena Ponce, Yamila Ramírez, Paula Almirón, Ignacio González Cano, Marcos Chaves, Javier Bazán, Rosana Zelaschi, Giuliana Rossetti y Ollantay Rojas (estos tres últimos como bailarines invitados), Cabalgata se presenta en el Teatro del Globo ( Marcelo T. de Alvear 1155) hasta fines de junio.
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