DANZA › III FESTIVAL INTERNACIONAL DE DANZA INDEPENDIENTE COCOA
El encuentro se desarrollará desde hoy hasta el 30 de septiembre en nueve sedes porteñas. Más de la mitad de las actividades tendrá entrada libre y gratuita. Habrá espectáculos, mesas de debate, presentaciones y proyecciones varias.
› Por Carolina Prieto
Espectáculos nacionales e internacionales, mesas de debate, proyecciones de videodanza, espacios de formación, coproducciones entre instituciones, presentaciones de libros. Todo esto y más abarcará la tercera edición del Festival Internacional de Danza Independiente que desde hoy hasta el 30 de septiembre se desplegará en nueve sedes porteñas con más de la mitad de las actividades con entrada libre y gratuita, organizado por CoCoA-DaTeI. El nombre corresponde a las siglas de Coreógrafos Contemporáneos Asociados y Afines - Danza Teatro Independiente, una asociación sin fines de lucro que reúne a coreógrafos y bailarines desde 1997 con el fin de promover la actividad escénica no oficial. Cada dos años, la entidad realiza este festival que se solventa con el aporte de los socios de la institución, la ayuda de embajadas, de las salas que funcionan como sedes, de Prodanza, y de las instituciones culturales y educativas que también participan del evento.
“Este año buscamos consolidar el carácter independiente a nivel artístico, dando cuenta de la diversidad de lenguajes y de estilos que conviven en la danza contemporánea, abriendo el abanico a todas las estéticas, sin atarnos a modas ni gustos personales”, comentan a Página/12 las coreógrafas Liliana Tasso y Marisa Quintela, miembros de las comisión organizadora del encuentro. Para garantizar esa pluralidad de tendencias, consideran fundamental la existencia de un jurado que seleccione las propuestas y que en cada edición se renueve. “De esta manera, si bien el festival mantiene ciertas líneas, está hecho por gente nueva y no se producen enquilosamientos ni la permanencia de personas que siempre programan lo mismo”, concuerdan. Habrá estrenos y reposiciones, dos elencos del interior (uno de Rosario y otro de la Patagonia), obras más vanguardistas y con uso de nuevas tecnologías pero también propuestas más convencionales, obras performáticas, danza en espacios no convencionales. Una rica programación en la que conviven figuras nuevas y consagradas, que se podrá ver en los centros culturales de la Cooperación, Ricardo Rojas, Haroldo Conti; en las salas Belisario, el Portón de Sánchez, Garrick; en la Casa del Bicentenario; en el IUNA, y en la sede Caseros de la Universidad de Tres de Febrero.
“Del exterior vienen cuatro propuestas muy diversas entre sí”, apunta Quintela. De México llega el solo de Esthel Vogrig, Mi última foto, que propone un diálogo entre el cuerpo real y la imagen fotográfica. De Perú habrá una creación de danza-teatro titulada indi-BI-sible, un trabajo con música en vivo inspirado en la novela Orlando, de Virginia Woolf. Chile estará presente con En construcción, “una propuesta multimedia más conceptual y educativa”, según define Quintela, que intenta explicitar cómo se construye una obra. De Francia desembarcan Geisha Fontaine y Pierre Cottreau, un dúo que dará a conocer su nueva pieza: Les yeux dans les yeux (Mirarse a los ojos), en la que mediante el movimiento, el texto y la imagen proyectada cuestionan el rol de la mirada del espectador. Filósofa, además de coreógrafa y bailarina, Fontaine presentará en el marco del festival el libro Les danses du temps, en el que reflexiona sobre el tratamiento del tiempo en la danza contemporánea.
“El 14 de septiembre habrá una jornada de trabajo especial para todos los artistas del festival, para que puedan crear y generar material a partir de ciertos disparadores y, al final del día, mostrar a los espectadores fragmentos de lo producido”, comenta Tasso, destacando la importancia de los espacios de encuentro. El espectáculo que ella misma estrenará da cuenta del cruce entre artistas de distintas comunidades: Intersubjetividad en escena simultánea surgió de un proceso de experimentación en Barcelona y mostrará la conexión que existe entre ambos elencos, el local y el español. “Es un espectáculo que se hará en simultáneo en Buenos Aires y en Barcelona. Trabajamos con Skype y tiene momentos compartidos que se vinculan a través de las nuevas tecnologías, y momentos en los que cada elenco sigue adelante con su obra”, describe la directora.
Quintela, en tanto, ofrecerá una versión renovada de La Trampera, un dúo de danza-teatro que apela al uso de objetos para hablar de las trampas y los cepos de la sociedad actual. Las organizadoras destacan del menú de actividades la sección de videodanza que incluye trabajos locales y del exterior, las tres mesas redondas (una sobre la profesionalización de la danza, otra sobre la ley nacional de danza; la última versará sobre el videodanza), y los intercambios de CoCoA-DaTeI con otras instituciones. En este sentido, se producirá el estreno de dos obras de jóvenes estudiantes a punto de egresar del IUNA como coreógrafos, y también la presentación de Veré algo más que oscuridad, un trabajo dirigido por las coreógrafas Quio Binetti y Vanina Goldstein que interpretan alumnos avanzados del Centro Cultural Ricardo Rojas. Con esta batería de propuestas (más de la mitad tiene entrada gratuita y el resto entradas de 20, 40 y 50 pesos), el festival intenta gozar de “una visibilidad más masiva, tanto a nivel del público como de la presencia en los medios, algo que para las obras, en forma individual, es mucho más difícil de lograr”, advierte Tasso.
El festival se enmarca en un panorama nada sencillo para la disciplina, cuentan Tasso y Quintela. Si bien existe una gran cantidad de coreógrafos talentosos (algunos muy jóvenes y otros con años de experiencia), las posibilidades de vivir de la profesión son escasas. “No hay muchos espacios para las obras, y en general, no duran mucho en cartel. Además, hay poco público para la danza. Para que esta situación cambie, la danza tiene que empezar a dialogar con la comunidad de otra manera”, señalan. Desde esta perspectiva, hacen falta políticas públicas sostenidas: “Hoy sólo hay una política de subsidios como la que lleva a cabo Prodanza, pero que no alcanza para resolver el problema”, coinciden. Hay una luz en el camino: la ley nacional de danza. Actualmente el proyecto impulsado por CoCoA-DaTeI se encuentra en Diputados. “Es un recurso muy importante a nivel nacional para fomentar la actividad mediante la creación del Instituto Nacional de la Danza, como existe en el área teatral con el Instituto Nacional del Teatro. Sería un instituto de carácter federal, en el que todas las regiones del país estén representadas, y que cuente con recursos para la creación, la formación, la investigación, las becas de estudio, los viajes. Hace falta que la actividad tenga otra presencia.”
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