INTERNET › EL CRECIMIENTO IMPARABLE DE LAS REDES SOCIALES
Fotolog.com, MySpace.com y Facebook.com son los sitios web más visitados, sólo superados por el buscador Google. Cada cual con su target y prácticas de uso diferentes, instalan un nuevo modelo de comunicación, consumo e intercambio.
Aportar cifras fidedignas acerca de la extensión que las redes sociales tienen hoy en Argentina es imposible. Es que su comportamiento viral supone que entre el momento en que esta edición fue impresa y aquel otro en que llegó a las manos de los lectores, decenas de miles de nuevos usuarios se habrán unido a alguna de ellas. Habrá que ver cuál es la causa y cuál la consecuencia en esta nueva concepción de la web 2.0, donde el usuario es, a la vez que consumidor, un productor de contenidos, aunque aún en forma incipiente. Lo que sí puede decirse es que los de las redes sociales (con predominancia de Fotolog.com, MySpace.com y Facebook.com) son los sitios web más visitados por los argentinos, sólo después del buscador Google.
La oferta es tan amplia que la demanda debe multiplicarse para abarcarla. Así, más de uno deberá admitir que “existe” en varias redes a la vez. Es que a ese punto se ha llegado: la tendencia a la exposición mediada requiere darse “de alta” en cuanto espacio tecnológico nuevo sea generado. Aunque claro, con ciertas prácticas de uso propias que, en una codeterminación con la forma en que estos sitios fueron diseñados y son administrados, establecen con algún grado de certeza los perfiles de usuario de cada red. Pero antes de eso, se debe rever (o ver por primera vez) este nuevo asunto de la web 2.0.
Haciendo más caso a la frecuencia de uso de los argentinos que a los manuales sobre periodismo, una rápida búsqueda en la enciclopedia online Wikipedia ofrece ciertas precisiones: que el término fue acuñado en 2004 por Dale Dougherty, empleado de la firma O’Reilly Media, para referirse a una “segunda generación” de sitios en Internet basada en comunidades y servicios para sus usuarios. Antes de la aparición masiva de este tipo de páginas, las había estáticas, diseñadas en código HTML, que tiene una muy pequeña tasa de actualización. Luego, proliferaron los sitios en HTML dinámico, que se actualiza en paralelo a una base de datos que alberga datos de personalización y “rutinas” del usuario. Pero todo sucedió paulatinamente. Así, armando cadenas de códigos puestas en relación con bases de datos sobre los usuarios (modificaciones producidas al utilizar tags o etiquetas, cargar fotos y textos, decidir colores o tamaños de fuentes), el desarrollo estuvo guiado por el precepto de incluir todas aquellas aplicaciones relacionadas con la “temática” de cada sitio dentro del mismo, ofrecer todo como en un hipermercado social virtual.
Luego, esa idea fue dejada de lado por algunos desarrolladores, como los de Facebook.com, que permite agregar widgets o aplicaciones que leen la información de los perfiles en otras redes y las incorporan al perfil del usuario en su dominio. Y lo más reciente: el navegador Flock, diseñado especialmente en base al código abierto del pujante Mozilla Firefox para aglutinar prácticamente todas las prestaciones de las distintas redes sociales, lo que permite desde arrastrar del escritorio y “lanzar” dentro del navegador una serie de fotos para que sean ajustadas y cargadas automáticamente a la red que se desee (inclusive blogs), hasta agregar sidebars o subdivisiones laterales a la ventana para ver qué pasa en las otras comunidades en las que se es usuario.
Y no queda allí: años después de comenzado el siglo XXI, los autores de blogs o sitios con tipos de información que suponen difusión (canciones, artículos periodísticos, publicidades, textos literarios) debían armar su newsletter prácticamente en forma manual, vía mail; ahora, los protocolos utilizados para diseñar sitios web permiten sindicar variedades de XML (evolución del código HTML) como los RSS y Atom, que son lectores de suscripciones a entradas o cambios en blogs y perfiles de usuarios.
Como ya se dijo, cada red social tiene tipos de usuario distintos, con prácticas de uso diferentes, en lo que sería una suerte de división (internacional o de clases) del trabajo aplicada a la participación en comunidades virtuales. Habiendo visto cuál es la naturaleza básica de esta evolución de la web, puede pasarse, entonces, a definir qué red social es más indicada para cada quien. Y eso dependerá del potencial registrante.
Su franca expansión y su reciente desembarco institucional en Argentina obligan a presentar primero a MySpace, un desarrollo de Fox Interactive Media y principal red social a nivel mundial, con más de 250 millones de perfiles únicos de usuarios. Si bien el impulso se lo han dado básicamente las bandas (Lily Allen y los Arctic Monkeys saltaron directamente de su MySpace a los grandes festivales y las ventas millonarias), sólo ocho millones de cuentas son de artistas musicales. “Lo bueno de MySpace es que desde una abuela hasta el nieto que tiene una banda le puede encontrar una utilidad”, coincidieron Martín Kogan y Federico Pérez, director comercial y manager de marketing del sitio en Argentina, respectivamente, durante su charla con PáginaI12 (ver aparte).
MySpace surgió en 2003 como un catalizador de prácticas de uso no comercial de la web: desde el chat al envío de mails, pasando por la creación y mantenimiento de blogs personales, el upload de fotos y videos para compartir con amigos y familiares, y un muy buen servicio de streaming, o escucha de música online. Por esta última característica, los primeros argentos en unirse a la red fueron los músicos, cansados de la mala calidad sonora de Purevolume.com. Varios y diversos son los casos de artistas argentinos que cobraron notoriedad a partir de esta red. Los “raperos de monoblock” de Fuerte Apache no tienen disco editado pero sí 40 mil amigos (en rigor, usuarios de redes sociales que se definen como tales), por lo que consiguieron el interés de varias discográficas por editar su primer opus. The Glammers tienen 26 mil amigos y, aunque si bien es una banda virtual internacional, tiene “corazón” argentino, según dicen. Alika, ex Actitud María Marta, ahora con La Nueva Alianza, sólo promociona sus shows por esta vía. Su espacio reúne más de 10 mil amigos.
Si bien la red argentina de usuarios crece a una tasa del 42 por ciento mensual, la pesada interfaz del sitio –que consume gran cantidad de recursos informáticos y obliga a poseer una computadora de última generación para su uso– y la dificultad para personalizarla mediante códigos HTML hacen que todavía muchos prefieran usar Fotolog.com.
Se trata de un sitio de publicación de fotografías creado en 2002. Nominalmente, refiere a una bitácora fotográfica (photo-blog) que se actualiza de a una imagen por día, con su correspondiente texto. Aunque suene útil para compartir imágenes con familiares y amigos, a simple vista no parece algo muy divertido. Pero lo es, como lo son los programas de chimentos: la sobreexposición día tras días generó en Fotolog.com la existencia de una pseudo farándula, con pseudo famosos, pseudo rockeros, pseudo groupies y pseudo lamebotas. Todo sucede en una interfaz limpia, con contenidos intercambiables pero estáticos: un título, una foto, un epígrafe, comentarios y vínculos, además de una sidebar (barra lateral) con el archivo y otra con los sitios de amigos recientemente actualizados.
Como el resto de las redes, el uso de Fotolog.com es gratuito y se pueden generar tantas cuentas de usuario como se desee, siempre que se respeten ciertas condiciones de uso orientadas a restringir el material “ofensivo”. Por cada foto, el usuario puede recibir veinte comentarios, pero la cifra se multiplica si se tienen en cuenta los contactos que, generados vía comentarios, se mudan a servicios de mensajería instantánea como MSN Live Messenger. El único servicio pago de Fotolog.com es el GoldMember (membresía dorada), que habilita a subir hasta seis fotos por día y recibir 200 comentarios en cada una.
Las primeras planas de los diarios y los videographs de los noticieros televisivos se encargaron de identificar a los usuarios de fotologs con preadolescentes adictos a la moda, con peinados raros y bailes más raros. Pero lo cierto es que, si bien es ése el tipo de usuario más común en Argentina, Fotolog.com es utilizado para difundir bandas y colectivos teatrales tanto como para honrar su fundamento y compartir fotos con familiares, así como para manifestar pasionalidad por ídolos y productos. Su ligera interfaz y los escasos recursos que consume lo hacen el preferido para el usuario de la web en cibercafés y locutorios.
Es de entre las redes sociales que existen la que más interés pone en la preservación de la privacidad de sus usuarios. Y esta búsqueda tiene una doble vía: por un lado, los datos que recoge el sitio no son compartidos con ninguna empresa de mercadotecnia (al menos, eso perjura su creador, Mark Zuckerberg, quien lo lanzó en febrero de 2004); por el otro, los perfiles sólo son visibles para aquellos que uno elija. Es más, se puede decidir qué mostrar y qué no. Aunque fue creado originalmente para estudiantes de la Universidad de Harvard, luego su uso fue abierto a cualquier internauta con una cuenta de correo electrónico.
Su principal atractivo, dejando de lado la privacidad, es su capacidad de reunir en una única red las prestaciones de las demás. Y no sólo se trata de contenidos similares sino de los mismos: Facebook.com importa los perfiles de las demás redes, permitiendo entre otras cosas no tener que reiniciar el contador de visitas al perfil, lo que parece ser la cruzada principal del usuario de la web 2.0. Además, desde este año tiene una interfaz en español, lo que avivó las migraciones de usuarios argentinos. La red manifiesta tal expansión que, a finales de octubre, Microsoft pagó 240 millones de dólares por el 1,6 por ciento de las acciones del sitio.
Facebook.com incluye más de nueve mil aplicaciones adheribles al perfil, que van desde streaming de audio y video hasta regalos virtuales (sean juguetes retro, drogas u orgasmos), pasando por fotogalerías de los amigos “más sexies”, “más populares” o “más divertidos” de cada usuario. El común del usuario de Facebook manifiesta un poder adquisitivo mayor al de otras redes, lo que en parte está determinado por los recursos tecnológicos que el sitio requiere para un funcionamiento fluido. El detalle que lo diferencia del resto: posee un buscador de usuarios por nombre real que permite restablecer el vínculo con aquellos compañeros de secundaria con los que uno se había peleado para nunca más tener que soportarlos.
Así como los usuarios no-músicos se han inclinado por Fotolog.com, muchos usuarios músicos aún permanecen dentro de las márgenes de la red social con eje en el intercambio de canciones Purevolume.com. Básicamente se trata de sitios acotadamente personalizables, a la manera de Fotolog.com, sólo que el lugar de la fotografía lo ocupa un streaming de audio de dudosa calidad. No obstante, la velocidad en la carga y las mejoras recientemente introducidas (reproductores embebibles de video, comentarios de escuchas, suscripciones RSS) han reflotado en alguna medida su uso, que había sido prácticamente abandonado a partir de 2006 con el ascenso de MySpace.
Amén de las principales redes descriptas en este artículo, existen experiencias menores como Hi5.com o Sonico.com, que aunque en expansión son aún incipientes. Su oferta se centra en los usuarios hispanoparlantes y ofrecen un seguimiento de amigos para estar siempre informado acerca de sus últimos pasos y cambios de cuentas de correo electrónico. Por otra parte, existen sitios de contactos que no llegan a ser considerados como redes sociales. Sexyono.com, Citasweb.com o Match.com sólo requieren información tan básica como buscados son sus servicios: foto, datos y una cuenta de e-mail a cambio de solteros en busca de un poco de acción. Por último, los megaforos en español PsicoFXP.com y Taringa.net ofrecen cuanto contenido exista en Internet, en un solo lugar, además de contactos, avisos clasificados y un espacio donde, con ligeros truquillos, se puede compartir música, películas y (cuándo no) pornografía en forma libre.
El panorama de la web 2.0 no puede abarcarse en su completitud en un artículo periodístico por aquella tan simple razón anunciada al comienzo de esta nota: de comportamiento viral, están en franca expansión y no claudican más allá de las voces tecnófobas que se alzan en su contra.
Informe: Luis Paz.
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