INTERNET › EMPIRE AVENUE, LA RED-JUEGO CANADIENSE QUE EMPIEZA A HACER FUROR EN LA WEB
En una extraña cruza de red social, juego y Wall Street, Empire Avenue propone su propia moneda y un sistema de valores que replica la vida real. “Como cualquier otra cosa en el mundo, el contenido que la gente crea en la web tiene valor y significado”, dice su creador.
› Por Facundo Gari
Tras haber dirigido Buenos días, Vietnam, en 1992 el director Barry Levinson convocó nuevamente a Robin Williams para Toys. Su sinopsis indica que luego de la muerte de la cabeza de la empresa de juguetes Zevo, el hermano de Leslie (Williams), un general rancio interpretado por Michael Gambon, hereda el mando y utiliza la surrealista fábrica para producir auténticas armas de guerra para niños. Pero la escena que sirve para reflexionar acerca de lo que la red-juego canadiense Empire Avenue (empireavenue.com) devendría es aquella en la que los buenos descubren sorpresivamente una habitación secreta de los malos, donde unos chicos juegan war games con el fanatismo de los verdaderos american soldiers. Acaso a modo de síntesis entre las lógicas de Facebook, FourSquare (red basada en la geolocalización de los usuarios) y la Bolsa de Wall Street, EA ofrece –a aquellos internautas que reciban la invitación para probar su versión Beta, lanzada en febrero– la posibilidad de cotizar sus influencias en Internet como si fueran valores para el Dow Jones.
En resumen, el sitio funciona así: cuando un usuario accede, debe elegir un ticker (nick de perfil) y se le otorga una cantidad de eaves, que es la moneda virtual creada para las transacciones y que, a pesar de la similitud de su signo con el del euro, no tiene equivalente en las casas de cambio fuera de la Matrix (abstenerse de intentar giros bancarios; al menos por ahora, pues algunos foros apuestan a que en un futuro no muy lejano se podrán efectuar compras con dinero real). Cuanto más participe un usuario, más “popular” se vuelva y más gente invierta en sus acciones, el precio de cada una de éstas ascenderá. Es que si por antonomasia el verbo de FB es contactar y el de Twitter avisar, el infinitivo de EA es, según admite la bienvenida a la página, influir. O, en criollo, transar: comprar y vender, negociar, especular, pujar, calcular comisiones y pelear por acciones (shares) propias y ajenas en un mercado 2.0.
¿Suena estresante? Sí o no, poco importa: lo esencial es que funciona como “the real life”, zanja el director ejecutivo de la página, Duleepa Wijayawardhana (por algo lo llaman “Dups”). “EA es una Bolsa virtual donde se comercializan la actividad e influencia de sus productos básicos. Se pueden comprar, vender y negociar acciones virtuales utilizando una moneda virtual, crear relaciones de valor, buscar creadores de contenido y ser recompensado por la participación”, explica. Entonces... ¿como la vida real? El sociólogo Vicente Espinoza, del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago, parece responder: “Tiene que ver con ponerle precio, medir el prestigio de las personas en valor monetario. Es una herramienta que dice: ‘Mire, usted vale tanto’”. ¡Como en la vida real!
Todavía no se ha dicho qué dispositivos se sublevan, en términos administrativos, a la influencia de la que se jacta esta web que ya supera las 10 mil suscripciones: las cuentas de FB, Twitter y Flickr y los blogs que un usuario tenga pueden (y deben) ser linkeadas, y cuanto mayor sea el feed sobre esos sitios, más beneficios obtendrán las acciones virtuales, cuyo valor es diariamente variable. Además del movimiento en otras páginas ancladas, que un corredor invierta en otro le aumenta a éste su precio, como en el mercado futbolístico, donde el que mueve la Jabulani se cotiza tal cual lo hace el que recibe muchas ofertas, aunque sea por motivos extradeportivos. Si se cruzan estas variables, se puede saber si son más aclamadas las gambetas de Messi, las planchas de Sneijder o los bíceps de Ronaldo. Implícitamente, EA sería un tester de tendencias, como también se dice de algunas redes sociales. “Podrás encontrar personas y marcas que están creando contenido valioso y qué marcas son valoradas por los demás”, concede Wijayawardhana. Y continúa: “Creemos en la idea de crear ‘valor’ de las relaciones. Con esto me refiero a la idea de que, al igual que cualquier otra cosa en el mundo, el contenido que la gente crea en la web tiene valor y significado”.
Así, la filosofía de EA se presenta como una especie de refresh de packaging de viejos preceptos. “Me gustaría ver cómo se puede ayudar a crear nuevas economías de escala. No estamos haciendo esto simplemente como un juego. Hay un componente muy real que va más allá de la pura diversión. Tenemos los elementos del juego porque creemos que el goce puede derivar en ser social”, desenmascara. E incluso subraya, en clave de predicador, que el equipo detrás de la página está conformado por “superhéroes que trabajan para difundir la palabra de EA desde las playas de Sri Lanka y la tundra ártica del Canadá a las alturas de los Andes”.
Si bien hay opiniones encontradas, la mayoría de los usuarios de esta “Bolsa social” no cesa de aplaudir el nuevo vicio, sobre todo en Chile, donde el sitio es un verdadero boom. Cristián Muñoz, chileno de 26 años, se admite “adicto”: “Compro acciones en general de gente conocida, amigos, conocidos y famosos con cuenta en Twitter”. Pero también hace “algunas apuestas porque hay que diversificar un poco y jugársela con acciones que en teoría van a subir”. “Al comienzo entraba a cada rato, era muy adictivo. Pero estos últimos días sólo reviso dos o tres veces al día cómo va la cosa”, aliviana, y añade que “de momento no me ha tocado una caída muy fuerte, pero igual se siente raro que esté a la baja”. Es que “no es bonito verse con números rojos”. Como en la vida real.
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