Vie 24.04.2009
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CULTURA › SE INAUGURO AYER LA 35ª EDICION DE LA FERIA DEL LIBRO

Las múltiples lecturas de la realidad

El encuentro fue inaugurado por la escritora Angélica Gorodischer, que señaló: “Somos humanos, aunque a veces no parezca. Somos humanos, en buena medida gracias a los libros”. Una manifestación encabezada por jóvenes de UTE-Ctera abucheó a Mauricio Macri.

› Por Silvina Friera

La cita imperdible tuvo un cimbronazo inesperado: una manifestación encabezada por jóvenes que pertenecen al gremio UTE-Ctera contra el jefe de Gobierno, Mauricio Macri, al grito de “Macri, basura, vos sos la dictadura”, entre otros cantitos. La muchachada eufórica, que reclamó por el reconocimiento de 16 bachilleratos populares en la provincia y la ciudad y becas para estudiantes, entre otros puntos, le puso la nota de color a la apertura de la Feria, inaugurada por la escritora Angélica Gorodischer. Pero más allá de la crónica, de la anécdota, debería abrir un debate: por qué una porción importante del mundo de la cultura reunido anoche reaccionó ante una protesta popular pidiendo a gritos que los agentes de seguridad sacaran a los chicos que cometieron la osadía de ingresar a la Sala José Hernández para estropear el festejo. Hasta el ingreso de los jóvenes que lanzaron un montón de volantes, la ceremonia de inauguración de la 35ª edición de la Feria Internacional de Buenos Aires, cuyo lema es “Pensar con los libros”, transcurría en ese carril previsible por el que se desliza este tipo de acontecimientos culturales. Se escuchó el Himno Nacional, de pie, interpretado por la soprano Fiorella Spadone, porque los ciudadanos educados cumplen a rajatabla con los ritos.

Primero habló Horacio García, presidente de la Fundación El Libro. Como lo hizo el año pasado, recordó el problema de los alquileres que padecen muchos libreros. Un proyecto de ley presentado por el diputado Jorge Coscia para la creación del Instituto Nacional del Libro, actualmente en la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, “mejoraría en parte la situación porque permitiría solucionar la asimetría impositiva que sufren libreros y editores al no poder compensar los montos de IVA pagados”, dijo García. Llegó el turno de José Nun, secretario de Cultura de la Nación. Empezó recordando al filósofo y educador John Dewey, que planteaba que el pensamiento es una actividad social, una conducta, y que por eso “somos responsables por aquello que pensamos y por cómo pensamos la realidad”. Sus palabras fueron premonitorias. Nun hizo un puñado de anuncios: la firma de un convenio para capacitar a libreros, distribuidores y editores, junto con el Ministerio de Trabajo, y otro Convenio con el Banco Nación, a través de su Programa para el Desarrollo Regional y Sectorial (Proder), por el cual los editores, libreros y distribuidores van a disponer de créditos blandos con una tasa de interés de 7 por ciento anual y grandes facilidades de presentación y de pago, “para poder capacitarse y mejorar tecnológicamente”. También confirmó que se ha adjudicado la licitación del Museo del Libro, que se va a construir frente a la Biblioteca Nacional. Finalmente, anticipó que durante la primera quincena de noviembre se llevará a cabo en Bariloche el I Encuentro Iberoamericano de Escritores, que reunirá a escritores de toda la región.

No bien subió, Macri bromeó sobre la comitiva de UTE-Ctera “que me acompaña a todos lados”. Para arrancar en medio de un clima tan hostil el jefe de Gobierno trató de pilotearla. “Ya que ellos representan a aquellos que educan a nuestros hijos, estaría bueno que sean un poquito educados”, sugirió. Los chicos no querían dejarlo hablar. El presidente de la Fundación El Libro intervino. “Este es un lugar donde todo el mundo puede hablar, lo que menos se puede hacer es dejar hablar a las personas”, aseguró García. Hubo aplausos. “Hace unos meses tuve el honor de compartir unos momentos con (Mario) Vargas Llosa en la Biblioteca Miguel Cané y él me dijo que para él es fascinante volver a Buenos Aires porque en cada esquina se respira la literatura”, contó Macri.

–¡En esta ciudad no se respira literatura! –gritó uno de los jóvenes.

–Por favor, señor, un poquito de educación. Permita que la gente celebre esta inauguración en paz –le pidió Macri.

El mismo joven volvió a interpelar a Macri: le pedía que atendiera sus reclamos. El jefe de Gobierno respondió: “Ya vamos a hablar de eso”.

Gorodischer prometió leer unos párrafos de su discurso “si es que puedo”. Los muchachos, enojados con Macri, no supieron separar la paja del trigo y siguieron cantando un rato, ahogando el comienzo de las palabras de la escritora rosarina. Hasta que se cansaron y se fueron. La autora de Kalpa Imperial rescató al libro como “un objeto completamente ingenioso y perfecto”. “A alguien que frecuenta los libros no se le puede vender espejitos ni piedritas de colores. Tiene siempre presentes un montón de preguntas que se hace a sí mismo o a sí misma”, subrayó. “El prejuicio se instala y es difícil moverlo de donde está; permanece duro, gris y tozudo y resiste a todo razonamiento, a todo análisis, a todo ataque –describió Gorodischer–. No digo que sea imposible destruirlo, pero sí que cuesta un trabajo ímprobo. Buenas armas contra el prejuicio son los libros.” Con la ironía que la caracteriza, la escritora agregó: “Somos humanos, aunque a veces no parezca. Somos humanos, en buena medida gracias a los libros”.

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