CULTURA › COMIENZA LA 36A FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE BUENOS AIRES
El menú de visitas garantiza una variedad de platos fuertes; como cada año, habrá una inabarcable multitud de mesas redondas, presentaciones de libros, conferencias, debates y ciclos culturales. Víctor Heredia y Teresa Parodi hablarán en la inauguración.
› Por Silvina Friera
Se viene una Feria “movidita”, “muy política”, dice Horacio García, presidente de la Fundación El Libro. En el predio de La Rural la mesa está servida: el menú de libros, por ahora prolijamente exhibidos en los estantes, espera esa inmensa ola de público que se encargará de husmear, revisar y desordenar, como corresponde. Las visitas internacionales, el italiano Alessandro Baricco, el colombiano Fernando Vallejo, los españoles Enrique Vila-Matas, Almudena Grandes, Luis García Montero y el poeta Antonio Gamoneda, entre otros, garantizan la variedad en los platos fuertes. La 36a Feria Internacional del Libro de Buenos Aires propone “Festejar con libros 200 años de historias”. Imposible soslayar el Bicentenario, un tópico complejo con narraciones tan divergentes que elegir un historiador, sociólogo, antropólogo, politólogo –alguien del ámbito de las ciencias sociales– podría “embarrar” la cancha de la inauguración, hoy a las 18.30. ¿Y por qué no embarrarla? La pretensión de “conflicto cero” es una falacia persuasiva; conformar a todos, misión imposible. Y absurda, más allá de las buenas intenciones de los organizadores. En el ritual de esta ceremonia otoñal hay un conjunto de prácticas establecidas que regulan el culto ferial, un culto donde buena parte de los creyentes se pavonea de cierta “neutralidad política”. De un tiempo a esta parte, desde 2000, un reglamento consuetudinario establece que sea un escritor el responsable de hablar ante la tribu. Lo curioso es que esta pauta no se ha modificado radicalmente al elegir a Víctor Heredia –cantautor y escritor con tres novelas publicadas– y a Teresa Parodi, quienes leerán textos de Mariano Moreno, Joaquín V. González, Ricardo Rojas y Manuel Ugarte. Esta vuelta de tuerca amplía la ceremonia al entrecruzar literatura y música. Pero también revela con mayor énfasis que los elegidos son dos figuras fuertemente comprometidas con la política de derechos humanos del gobierno nacional.
Heredia cuenta que es “un honor enorme” que lo hayan convocado, sobre todo por los textos que leerá, como “Fundación de la biblioteca pública”, de Moreno. “No puedo dejar de pensar que ese texto hace referencia a algo que está sucediendo hoy, cuando algunos medios de comunicación pretenden instaurar un manto de olvido y son incapaces de reflejar lo que es necesario”, subraya el músico y escritor. “Me siento muy orgulloso por la convocatoria, aunque quizá sea inmerecida, porque hay otros escritores que tienen más méritos. Creo que desde el canto popular es un mimo que se me hace y lo agradezco.” A propósito de los medios de comunicación, Heredia, autor de las novelas Alguien aquí conmigo, Rincón del diablo y Mera vida, se explaya sobre un “furcio” informativo generalizado: que la Feria no la inaugura un escritor. “Me sonó peyorativo”, confiesa. “Sé que la carrera de músico en alguna medida tapa al escritor; pero Clarín y La Nación no pueden ignorar que soy escritor. Me han hecho reportajes y han comentado mis libros. Yo sé que el Víctor Heredia cantor es más importante y más conocido entre el público que el otro, pero no pueden decir que no soy escritor.” Más allá de la lectura de los textos de Moreno y Ugarte, ¿hablará Heredia? “Después de estos textos, sobran las palabras”, responde. “La Feria propone un marco de convivencia entre las distintas corrientes ideológicas y está bien que así sea. Pero no se puede ignorar lo que sucede en el entorno inmediato”, subraya. “Tal vez las aperturas debieran tener como protagonistas a figuras más comprometidas. Me parece saludable que tanto Teresa como yo hayamos sido elegidos porque somos manifestantes de este tiempo que corre.”
“La Feria es una caja de resonancia que refleja lo que pasa en el afuera en un momento de discusión política y periodística muy fuerte. Vamos a tener una Feria muy movidita. Acá están todos: los opositores, los oficialistas, los neutrales (sic). Y está bien que así sea”, señala García. El presidente de la Fundación encargada de la organización recuerda “la mala experiencia” de la inauguración del año pasado, cuando la escritora Angélica Gorodischer a duras penas se hizo oír por la protesta de un puñado de jóvenes docentes del CEIP (Cooperativa de Educadores e Investigadores Populares) contra el jefe de Gobierno de la ciudad, Mauricio Macri. “Los debates se van a dar dentro de la Feria, pero en la inauguración sería un disparate”, plantea García, que define a Parodi y Heredia como “dos artistas muy respetados, con mucha trayectoria, que permiten entrecruzar la música popular con la literatura”. El reclamo más fuerte de la industria editorial que expresará García en su discurso es por el Instituto Nacional del Libro (INLA), un proyecto de ley que cuenta con media sanción de Diputados y que debería ser tratado por el Senado. “El INLA está consensuado, no presenta conflictividad y redunda en beneficios para el sector; los senadores podrían reunirse y aprobarlo”.
Hasta el 10 de mayo, la Feria ofrecerá un repertorio de actividades, presentaciones de libros, conferencias, mesas redondas y encuentros imposibles de consignar en una nota. Para confirmar que la Feria es “la misma de siempre”, la programación se sustenta en un puñado de clásicos, como el Encuentro Internacional de Narración Oral “Cuenteros y Cuentacuentos”, que se realizará del 30 de abril al 2 de mayo, con una conferencia inaugural a cargo de María Rosa Lojo y la participación del italiano Ma-tteo Belli, los españoles Pep Duran, Virginia Imaz Quijera y el grupo El Silbo Vulnerado; y un homenaje al poeta Miguel Hernández, con motivo de cumplirse el centenario de su nacimiento. Otro clásico es el Festival Internacional de Poesía (del 25 al 29 de abril), que inaugura el premio Cervantes Antonio Gamoneda y contará con la presencia de la poeta japonesa Yutaka Hosono y la canadiense Hèlène Dorion, entre otros. El tradicional maratón de lectura estará dedicado al Bicentenario. El 3 de mayo, Mirta Busnelli, Betiana Blum, Eduardo Blanco, Alejandro Awada, Canela y Mex Urtizberea leerán textos de autores argentinos que fueron construyendo la imagen de la Nación. Por la cuarta edición de La Noche de la Ciudad en la Feria, el sábado 1º de mayo habrá entrada gratuita a partir de las 21. En la Avenida Sarmiento arrancará una seguidilla de recitales: Sandra Mihanovich homenajeará a Eladia Blázquez y Tania Libertad a Mario Benedetti. Caetano Veloso será la frutilla del postre de la noche.
Era una deuda pendiente con un género popular de enorme repercusión entre jóvenes y adolescentes. Por primera vez en el predio de La Rural se montará Espacio Cómic: De la historieta al manga en la Argentina, que funcionará el sábado 8 y domingo 9 de mayo en la Sala Julio Cortázar. Dedicado a la exposición y venta, habrá además charlas, cursos, mesas redondas y una clínica de historieta. El humorista Gustavo Sala (colaborador del Suplemento NO de este diario) improvisará una historieta en vivo con sugerencias de los participantes. Francisco Solano López, co-creador de El Eternauta, entregará por primera vez el premio que lleva su nombre a una obra del género. La Feria también será el escenario de la II Bienal Borges-Kafka/Buenos Aires-Praga con una muestra fotográfica del artista checo Jan Lukas sobre “La Praga de Franz Kafka”; una mesa redonda en la que participarán Arnost Lusting, Josef Cermak, Marketa Pilátová y Marketa Malisova; un curso sobre ambos escritores, a cargo de Marcelo Abadi y Germán García. El cierre a todo trapo será el 30 de abril con la Orquesta Sinfónica Nacional, que ejecutará piezas de Sergei Prokofiev. La soprano Susana Caligaris interpretará la “Cantata Milena”, de Alberto Ginastera, inspirada en las cartas de Kafka a Milena Jesenska. Por segundo año consecutivo, la Feria incluirá un espacio para la microficción el 3 de mayo, con la presentación de Jaime Muñoz Vargas (México) y Gabriel Jiménez Emán (Venezuela); lecturas de Raúl Brasca y Gloria Pampillo y una entrevista pública a David Lagmanovich, eminente investigador que ha dedicado dos libros teóricos al género.
En el Pabellón Azul los organismos del Estado nacional tendrán un stand único de 2000 metros cuadrados, donde la Secretaría de Cultura de la Nación ofrecerá una nutrida agenda de actividades con homenajes a José Hernández, Juan Gelman, Horacio Quiroga, Arturo Jauretche, Roberto Arlt, Héctor Oesterheld, Leopoldo Marechal, Alejandra Pizarnik, Julio Cortázar, Rodolfo Walsh, Homero Manzi, Roberto Fontanarrosa, Raúl Scalabrini Ortiz, Haroldo Conti, Oliverio Girondo, Enrique Santos Discépolo, Borges y Raúl González Tuñón. “Aun siendo un corpus complejo, tienen algo en común. Absolutamente todos estos escritores gestaron con su vida un posible espejo para los que vinieron después. Una hendija por donde acecha el genoma cultural de nuestra historia. Y en la mayoría de los casos tienen otros puntos de contacto: fueron capaces de pasar de lo inminentemente político a lo eminentemente poético”, explica Jorge Coscia. Mañana a las 18, Juan Palomino participará del homenaje a Gelman, con música de Carlos Boccardo y proyecciones de Carlos Alonso; el sábado, Ana Padovani con las narraciones de “La pluma en la selva” recordará a Quiroga. Y habrá “Café Cultura”, con Juan Sasturain, Liliana Heker, Osvaldo Bayer, Francisco Solano López, Ricardo Forster, Horacio González, Miguel Vitagliano, Mauricio Kartún, Lilia Ferreira, Norberto Galasso, Eduardo Anguita, Hernán Brienza y Miguel Rep, entre otros. Y un debate imperdible el miércoles 5 de mayo a las 18: La construcción de la realidad a través de los medios de comunicación, con Luciano Galende, Orlando Barone, Sandra Russo y Carlos Barragán, del programa 6 7 8.
A pesar de “fenómenos de la naturaleza” como nubes volcánicas y otras yerbas –el año pasado fue la pandemia de gripe porcina– que conspiran contra las visitas internacionales, por séptima edición consecutiva se está desarrollando la Semana de Editores en Buenos Aires, organizada por la Fundación TyPA, con la participación de Caroline Chang (Brasil), Uriel Kon (Israel) y Boyd Tonkin (Gran Bretaña), entre otros. Los ojos de los alemanes Frank Wegner y Ann-Catherine Geuder están puestos en la Argentina, invitada de honor a la Feria del Libro de Frankfurt, la vidriera mundial para la industria del libro, donde las editoriales ponen toda la carne en el asador con sus tanques de novedades, rescates, ensayos y novelas. Wegner confiesa que hace tiempo que el país está en “la mira del interés europeo” (ver aparte).
Cuando comenzaron a planificar esta edición, en agosto del año pasado, los organizadores calcularon que por la crisis financiera internacional la demanda de espacios se vería afectada. Sin el Pabellón Ocre, esta Feria reducida en dimensiones ocupará 37 mil metros cuadrados –contra los 45 mil de 2009–, pero con 50 expositores más. Los pronósticos apocalípticos no se cumplieron o la situación mejoró –según cómo se lo mire– y para paliar el ajuste físico se instalarán tres carpas en espacios exteriores. “Esperamos una Feria muy buena, con más ventas”, anticipa García. “La gente tiene más ánimo y gasta en libros.” Apretadita y movidita, la Feria es un culto que congrega a fieles con ánimo de comprar libros y escuchar a los escritores, a escépticos y agnósticos (que en el fondo “creen por si las moscas”) y ateos curiosos, que reniegan del rito pero no pueden evitar caminar con un poco de culpa por la alfombra roja de La Rural.
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