Vie 23.04.2010
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CULTURA › QUEDO INAUGURADA AYER LA 36ª FERIA DEL LIBRO

Otro tono para la fiesta de siempre

La lectura de Víctor Heredia y Teresa Parodi resignificó la ceremonia, a la que asistieron funcionarios, escritores y editores. “No hay una actividad editorial exitosa en un país que fracase”, señaló el secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia.

› Por Silvina Friera

La fiesta comenzó en el predio de la Rural. Año tras año, la Feria genera la impresión de ser como un reloj que sigue funcionando más allá de cualquier crisis, local o internacional. La maquinaria podrá sacudirse un poco al compás de ciertos episodios imponderables, pero los aceitados engranajes se acomodan y las piezas giran. La inauguración de la 36ª edición, bajo el lema “Festejar con libros 200 años de historia” tuvo un sabor diferente. La lectura de Víctor Heredia y Teresa Parodi resignificó la ceremonia. En sus voces, los textos históricos se amplificaron y las verdades se filtraron entre las palabras como la luz por debajo de la puerta. “No hay una actividad editorial exitosa en un país que fracase”, dijo el secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, quien junto con el ministro de Educación, Alberto Sileoni, representaron a la presidenta Cristina Fernández. La nota de color la aportó el jefe de Gobierno de la ciudad, Mauricio Macri. No sólo por leer un discurso plagado de lugares comunes, sino porque parecía un personaje ajeno al mundo de los libros.

Aunque la fiesta arrancó sin sobresaltos –con el Himno nacional interpretado por Cecilia Milone, más la yapa de dos tangos–, no faltó una tensión minúscula que Coscia capitalizó a su favor. Después de enumerar a cada una de las autoridades presentes y de dirigirse al público se produjo un silencio. “¿Y a los escritores no los saluda?”, preguntó una señora mayor, una voz en la que se intuía cierta hostilidad, que resultó difícil de identificar ante una sala poblada de editores, como Daniel Divinsky y Kuki Miller; el padre de Mafalda, Quino; y escritores como Elsa Osorio, Vicente Batista, Mario Goloboff y Carlos Dámaso Martínez. “Cuando dije señoras y señores, incluí a los escritores”, le contestó. “Lo que proponemos es conmemorar los 200 años. Y la palabra es bastante clara: es memorar en conjunto, construir una memoria colectiva. Uno celebra y festeja, pero no hay nada mejor que tomar estos 200 años de historia argentina para hacer balance”, señaló el secretario de Cultura de la Nación. “Hay determinados sueños de la Revolución de Mayo que están inconclusos –agregó–. Este es uno de los grandes dilemas de la patria y este Bicentenario nos encuentra en una encrucijada.”

Coscia repasó estadísticas culturales del SInCA (Sistema de Información Cultural de la Argentina). En 2008 el Producto Bruto Interno Cultural representó el 3,27 del total del PBI. “Esto es más que España (3 por ciento), Francia (1,8), Colombia (1,8) y Chile (1,2). Vale la pena decirlo porque los argentinos tenemos una cierta tendencia al bajón. Estas cifras tal vez nos levanten un poco el ánimo.” La cultura se expandió un 17,2 por ciento en 2008, año en que se alcanzó más de 97 millones de ejemplares. “Si hay algo que desde el punto de vista de una política de Estado es importante, es que se tome la mayor cantidad de decisiones editoriales aquí porque esto marca una diferencia.” El proyecto de creación del Instituto Nacional del Libro Argentino (INLA), muy esperado por la industria editorial, fue resultado de un profundo debate. Aprobado en la Cámara de Diputados, resta su tratamiento en el Senado. El objetivo fundamental del INLA es “el fomento de toda la industria sin discriminaciones de ninguna especie”, precisó Coscia, aplaudido por los editores y expositores presentes. “Pero está pensado para fortalecer los eslabones más débiles de la cadena editorial, para construir soberanía nacional en materia editorial.”

Después de destacar que la Conabip (Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares) aumentó su presupuesto un 312 por ciento desde 2003, con una transferencia de más de 68 millones de pesos, el secretario de Cultura sub-rayó que Argentina será invitada de honor en la Feria de Frankfurt y que será homenajeado por el Instituto Smithsonian, el mayor complejo museológico de Estados Unidos. “Tal vez sean señales del aislamiento de la Argentina en el mundo”, ironizó. Coscia anticipó “la punta de una infidencia” sobre el programa Sur de apoyo a la traducción de autores argentinos, que empezó con una inversión de 420 mil dólares y ya ha superado los 700 mil. “Creo que vamos a tener Programa Sur para rato”, vaticinó. Finalmente invitó a una reflexión. “Me pregunto si hubo en los últimos 50 años siete años de crecimiento de la actividad editorial equiparables. ¿Es sólo una cuestión de viento de cola? Tal vez los marineros sepan que navegar con viento de cola a veces es más difícil que navegar con viento en contra. No hay una actividad editorial exitosa en un país que fracase.”

Sileoni confesó que asistió a cada una de las ediciones de la Feria y pronto estableció una empatía muy especial con el auditorio. Y hasta se ganó un puñado de aplausos calurosos. “Estuve en todas las que fueron bajo techo, atrás de la Facultad de Derecho. Aquellas primeras ferias del ’75, ’76, eran espacios de resistencia; íbamos a encontrarnos, a ver si alguna editorial internacional traía algún libro prohibido. Eran tiempo de quemas de libros; en la provincia de Córdoba hubo una extraordinaria quema de libros al comienzo del Proceso porque le envenenaban el alma a la Argentina”, recordó. “Siempre me pareció que estos actos de barbarie, la quema de libros de los nazis o en la dictadura, encerraban un reconocimiento. Tanto odio al libro encierra un valor del libro como representación de los sueños, de la libertad.” El ministro de Educación aseguró que “los libros desatan el alma humana, nos permiten vivir vidas que jamás hubiéramos podido vivir, rompen la frontera de la exclusión”.

Sileoni aprovechó para hacer un balance de su gestión. Desde 2003 se compraron 27 millones de libros y anunció que para este año van a adquirir 3 millones. También puso énfasis en la masiva compra de equipamiento informático para las escuelas. “Queremos que en el 2012 todos los chicos del secundario tengan una computadora personal. Pero la computadora no sustituye para nada al libro ni mucho menos al docente”, aclaró. “Hay sectores que quieren un Estado inerme, un Estado bobo”, dijo y algunas miradas inmediatamente se dirigieron hacia Macri. “Creemos que es necesario un estado activo. Sabemos que cuando el estado se retira no pierden todos por igual; pierden algunos. También festejamos la posibilidad de que haya un estado que aliente la producción y la generación de empleo. Vamos a seguir comprando libros, pero paralelamente vamos a seguir trabajando para que los padres tengan empleo y los libros se los compren a los chicos con el fruto de su trabajo, como nos ha pasado a muchos de los que estamos acá.”

El presidente de la Fundación El Libro, Horacio García, reclamó por el INLA, cuya aprobación “sería de gran utilidad para nuestras empresas porque nos pondría en pie de igualdad impositiva con otros sectores”. Además pidió que el programa Sur de apoyo a las traducciones continúe más allá de la Feria de Frankfurt “porque se trata de una herramienta indispensable para la difusión de los autores argentinos en el mundo”.

Con problemas para leer, daba la impresión de que Macri no terminaba de comprender lo que seguramente otros le escribieron. El Jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires dijo que en la Feria “se respira literatura” y que es un espacio donde los lectores “se juntan a compartir su pasión por los libros”. Si es cierto que la Feria es una fiesta para los porteños, como expresó el jefe de Gobierno, pareció notarse el escaso entusiasmo que le generan los libros.

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