CULTURA › LA SEMANA TYPA DE EDITORES EN BUENOS AIRES
El editor croata Roman Simic Bodrozic, el alemán Piero Salabé y el brasileño Paul Werneck vinieron a la Argentina para encontrar escritores y luego proyectar, con un encomiable trabajo de hormiga, la literatura argentina en el mundo.
› Por Silvina Friera
Un editor escala una montaña de libros hasta dar con los escritores que son como anillos al dedo de su catálogo. Todos los años, en la previa de la Feria del Libro, se repite una obra de teatro en construcción que se podría titular “Diez editores en busca de sus autores”. La Semana TyPa de Editores en Buenos Aires ya es un clásico con su reputación siempre en alza y una performance indiscutida a la hora de visibilizar y proyectar, con un encomiable trabajo de hormiga, la literatura argentina en el mundo. En esta IX edición, la fundación TyPa (Teoría y Práctica de las Artes) ha invitado a Ricco Bilger (Suiza), Mariarosa Bricchi (Italia), Ilonka Reintjens (Holanda), Piero Salabé (Alemania), Silvia Sesé (España), Roman Simic Bodrozic (Croacia), Jill Schoolman (Estados Unidos), Boyd Tonkin (Gran Bretaña), Alexandre Vasconcellos (Portugal) y Paulo Werneck (Brasil). Tres editores nacidos en los ’70, Salabé, Bodrozic y Werneck, repasan experiencias y conjugan expectativas. Saben que si buscan, encontrarán.
“Traducir me ayuda a entender el mundo; la traducción es siempre un acercamiento.” Lo dice Piero Salabé, traductor y editor que trabaja en la editorial Hanser de Munich (Alemania), nacido en Roma en 1970, “de padre italiano y madre alemana”. “Mi mujer es española –cuenta a Página/12–; desde siempre amo el idioma castellano.” Antes de su desembarco en 2008 en Hanser –editorial fundada en 1928–, se entrenó en el grupo editorial Norma, donde propuso autores latinoamericanos a editoriales europeas. Sobre la participación argentina en la Feria del Libro de Frankfurt 2010, Salabé asegura que el saldo fue “positivo”. “Se publicaron muchas traducciones y se dieron a conocer autores que sin la participación en la feria no habrían tenido chances”, explica el editor alemán. “Pero dudo de que el interés por una literatura nacional pueda ser duradero –aclara, tal vez para poner en caja un exceso de optimismo–. No existe un interés específico por la Argentina como lo puede haber por Estados Unidos, Inglaterra y, en menor medida, por Italia, Francia y los países del norte de Europa. Estos son los países de donde más se traduce, y la parte del león le corresponde claramente al inglés. Sin embargo, una traducción deja huellas a largo plazo, crea lazos, contactos. Yo conocí, por ejemplo, a María Teresa Andruetto, publicada por una pequeña editorial suiza. Otros autores interesantes que descubrí, aparte de los nombres ya conocidos –Ricardo Piglia, César Aira y Alan Pauls–, son Martín Kohan y Lucía Puenzo.”
El caballito de batalla de Hanser es la novela; pero también hay espacio para los cuentos, la poesía y el ensayo de “calidad literaria”. En el catálogo de este sello con sede en Munich conviven varios premios Nobel, de Elías Canetti a Herta Müller; y escritores de todo el mundo, como Roberto Bolaño, Philip Roth, Milan Kundera, Antonio Tabucchi, Jorge Luis Borges y Juan Rulfo. “Editamos unos tres o cuatro libros traducidos del español al año”, comenta Salabé. “A veces resulta difícil proponer textos de gran calidad literaria que, sin embargo, pueden resultar complejos para el lector medio alemán que no tenga suficiente bagaje cultural e histórico. Cuantos más libros de países hispanohablantes se publiquen que sean de buena calidad, tanto más posibilidades tendrán libros futuros.” El editor alemán, no obstante, advierte que Alemania es uno de los países europeos donde más libros se traducen. “El lector alemán es muy curioso y agradece la buena literatura de todo el mundo. Pero los que conocen bien la cultura de los países lejanos son unos pocos expertos.”
Si en todo grupo humano se impone un “personaje” especial, el camaleónico croata Roman Simic Bodrozic parece destinado a cumplir ese rol. Nació en Zadar (Croacia), en 1972. Escritor y licenciado en Literatura comparada y Filología española por la Universidad de Zagreb, trabaja como editor de ficción para adultos desde 1999. Hace cinco años timonea el rumbo de Profil International, donde ha publicado a Cormac McCarthy, Sebastian Barry, Ian McEwan, John Cheever, Yann Martel y Paul Auster, entre otros. Además organiza y edita el Festival del Relato Corto Europeo, el evento literario más popular en Croacia. “La historia de mi relación con la lengua y literatura españolas es un poco rara –confiesa Bodrozic–. Mi primera opción era la lengua griega, pero cuando me di cuenta de que era un eterno analfabeto al pie de la letra, empecé a estudiar, casi por casualidad, la lengua española.” El editor croata, lector de Cortázar, Borges, Ernesto Sabato y Manuel Puig, visita por primera vez Buenos Aires. “La Feria del Libro es mi primera ventanita al mundo editorial de América Latina –subraya–. Como editor de ficción en una de las editoriales más grandes de Croacia, mi tarea consistirá en conocer la obra de los autores argentinos más destacados de la actualidad –los mejores y los más vendidos–, pero también encontrar a los que emergen hoy, que son a la vez el presente y el futuro de su literatura nacional.”
Profil ha editado a Javier Marías, Claudia Piñeiro, Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa. “Nos gustaría publicar más autores en lengua castellana –admite el editor croata–. El problema no está en nuestra voluntad sino en la lógica de nuestro mercado; lógica que en cierto modo refleja la del mercado mundial de libros: la supremacía de los títulos-autores angloamericanos. Pero, poco a poco, la situación está mejorando. Autores como Bolaño hacen la diferencia porque atraen el rumor. Si hay rumor, habrá ventas y nuevos autores.” Bodrozic explica cómo funcionó el “rumor” Bolaño. “De repente se convirtió en una de las figuras literarias más amadas entre escritores, traductores, artistas, intelectuales; y Los detectives salvajes, su primera obra publicada en croata, en uno de los títulos que marcaron el año literario de 2010. Nuevas traducciones se anticipan con fervor e impaciencia, y eso no se consiguió por una costosa campaña de marketing editorial sino solo por el word of mouth, dirían los estadounidenses.”
¿Por qué la mayoría de los editores en el mundo proclama que el cuento no interesa a los lectores? “Esta relación complejísima entre la novela, el ‘instrumento’ principal como editor, y el relato, que me fascina como lector, escritor y organizador de un festival, hace que de vez en cuando me sienta un esquizofrénico –bromea el editor croata–. No veo ninguna razón para discriminar al cuento, pero de hecho es lo que pasa, desgraciadamente. Me parece que se trata de un círculo vicioso. Los libros de relatos generalmente se venden menos, pero tal vez porque las editoriales no se atreven a publicarlos y porque los editores convencen a los escritores de que la verdadera obra es la novela, mientras que el relato es como un training, porque los críticos esperan la ‘gran novela’ y no el ‘gran relato’, y los libreros tienen escaparates llenos de novelas porque venden más. Cada año yo sí edito unos cuantos libros de relatos: me gusta el riesgo cuando vale la pena.” Bodrozic no escatima ironía a la hora de reflexionar sobre cómo se llevan el escritor y el editor en una misma piel. “De vez en cuando somos como el Dr. Jekyll y Mr. Hyde, aunque nos aguantamos. Es una convivencia corta, pero, ¿no son todas las convivencias así?”
El editor, traductor y periodista Paulo Werneck nació en San Pablo (Brasil), en 1978. Durante once años fue editor en Companhia das Letras y Cosac Naify, donde editó libros de Manuel Bandeira, Chico Buarque, Céline, Sarmiento, Bioy Casares, Julio Ramón Ribeyro, Gay Talese, Woody Allen, Ernst Jünger, André Breton, Felisberto Hernández, León Tolstoi, Isaac Bábel, entre otros. Desde el año pasado es editor del suplemento de libros, ciencia y ensayos “Ilustríssima”, del diario Folha de Sao Paulo. “Soy editor de libros y creo que lo seré siempre, hasta trabajando en un periódico. El editor está en un lugar incómodo, entre el periodismo y la universidad, pero disfruta de las mejores partes de cada uno”, plantea Werneck. El editor brasileño señala que, por sus raíces multiculturales, Brasil tiene muchos buenos traductores de casi todas las lenguas. “Traducimos muy bien del japonés, del alemán, del húngaro, del ruso, y se ve a una nueva generación de traductores del español que se interesa en la literatura argentina. La lengua es cada vez menos un problema. Los hijos de los exiliados de la dictadura argentina están en los diarios, en las universidades, son traductores o críticos. Los principales escritores argentinos de ficción son conocidos por los lectores de literatura y de ciencias humanas en Brasil. Pero la ‘masa’ sigue leyendo lo mismo que la ‘masa’ argentina: la lista de best-sellers probablemente es muy parecida a la de Brasil”, señala.
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