CULTURA › PREMIO REINA SOFIA DE POESIA IBEROAMERICANA PARA FINA GARCIA MARRUZ
Una de las voces más destacadas de la poesía y la ensayística cubana, la escritora cultiva desde siempre un distinguido bajo perfil. El premio, que celebra su 20ª edición, reconoce el conjunto de una obra que haya aportado al patrimonio cultural de España e Iberoamérica.
La escritora cubana Fina García Marruz tuvo ayer su mejor regalo de cumpleaños: fue galardonada con el prestigioso Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Rodeada de imágenes del héroe cubano José Martí y del poeta español Juan Ramón Jiménez, García Marruz, de flamantes 88 años, recibió la noticia de la distinción en la oficina que compartió durante años con su esposo, el también poeta e intelectual Cintio Vitier (1921-2009). Conocida por su modestia ante los homenajes y su timidez con la prensa, la escritora recibió también en ese recinto a periodistas, contestó llamadas de felicitación, agradeció regalos y fue aplaudida en un breve acto por todo el personal del Centro de Estudios Martianos (CEM). Aunque confesó que en los últimos tiempos ha tenido algunos problemas de salud, García Marruz apareció ayer con buen semblante, animada y dispuesta a ofrecer todas sus entrevistas de pie. Vestida de blanco y con su habitual sobriedad, se unió alegre al improvisado festejo del CEM, donde le ofrecieron una torta, tras entregarle una sencilla rosa amarilla “como a ella le gusta”.
García Marruz es considerada una de las voces más destacadas de la poesía y la ensayística cubana, y al obtener el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, uno de los más importantes del género, se impuso a 56 candidatos. El galardón, que este año celebra su vigésima edición, reconoce el conjunto de una obra de un autor vivo que por su valor literario constituye un aporte relevante al patrimonio cultural de Iberoamérica y España.
“Me he quedado sin palabras. No sé cómo agradecer este reconocimiento que es también un reconocimiento a Orígenes, a Cintio, a Lezama Lima, a Julián Orbón”, comentó en medio de la emoción. “La poesía es mi vida, no tengo otra”, afirmó. Y según explicó, tiene motivos muy especiales para sentir el Reina Sofía como un premio más querido que ningún otro, porque está ligado a España y al momento en que conoció, en 1936 en La Habana, a Juan Ramón Jiménez y su esposa Zenobia Camprubí, cuando aún era una adolescente. “Vinieron de la tragedia de la Guerra Civil Española y nos trajeron la dicha. A ellos les debo haberme casado con quien me casé”, recordó García Marruz, quien suele hablar de su esposo Cintio Vitier en presente (actualmente prepara las obras completas de su marido). Destacó también que gracias a Jiménez existe su larga familia de hijos, nietos y bisnietos, y de él aprendió la costumbre de distinguir “lo verdadero de la palabra” para poder valorar la poesía.
“Se puede leer un poema bueno sin saber qué es la poesía. Uno la lee como quien ve una película y sigue la historia, pero no conoce la esencia. Se puede leer un poeta bueno, como si fuera un poeta malo”, apuntó García Marruz, quien en su infancia se inició leyendo los versos de Bécquer copiados por su madre en unas libretas.
Además de compilar las obras de Vitier, García Marruz trabaja actualmente en un libro sobre “las ideas educacionales” de José Martí, a cuya figura ha dedicado parte de su vida intelectual, junto a la poesía. Justamente ayer, el Instituto Cubano del Libro le comunicó que publicará próximamente tres tomos de los Temas Martianos que elaboró junto a su esposo. La escritora reconoció que sus obras completas, publicadas recientemente en la isla, son “incompletas” porque está “viva”; sigue escribiendo poesía, y hay muchos textos inéditos con diferentes fechas que aún no han salido a la luz.
Fina García Marruz, nacida en La Habana en 1923, es la poeta viva más importante de Cuba, pero también la menos conocida fuera de la isla, debido a la falta de publicaciones. En España, la editorial Pre-textos tiene publicado El instante raro, una antología, y otra más en el Fondo de Cultura Económica de México. Graduada en Ciencias Sociales, como su marido, García Marruz trabajó durante años en la Biblioteca Nacional José Martí en La Habana, un trabajo en simultáneo con su profunda vocación poética, entregada a ella de forma mística por su vivir y escribir tan desde dentro. Autora de títulos como Las miradas perdidas, Visitaciones, Poesías escogidas o Viejas melodías, nunca ha salido de Cuba, donde recibió el Premio Nacional de Literatura en 1990. “Poeta secreta”, como la ha llamado el reconocido poeta español Luis Antonio de Villena, la vida de la ganadora del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana es intramuros, aunque la entrega del galardón de manos de la Reina Sofía, que se efectivizará a finales de este año, será posiblemente un gran motivo para conocer públicamente un poco más a esta gran creadora de silencios.
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