CULTURA › CON UN TOTAL DE SIETE MILLONES DE VISITANTES, TERMINA LA EXPO YEOSU, EN COREA DEL SUR
La delegación argentina fue elegida para la ceremonia de cierre. Por el pabellón celeste y blanco pasaron 600 mil personas.
› Por Eduardo Fabregat
Y un domingo llegó el final. Esta noche, por última vez, la Big O se encenderá en ese aquelarre de luces, vapor, agua y fuego que impactó 93 noches en Yeosu, la ciudad al sur de Corea del Sur que fue base de la International Exposition 2012, la Feria Mundial dedicada en esta edición a llamar la atención sobre la salud de los océanos. A la hora de cerrar las puertas del complejo de 250 mil metros cuadrados, las cuentas dicen que, desde el 12 de mayo, por la Expo Yeosu pasaron más de siete millones de personas. Y todo eso sería solo una fría estadística asiática de no ser porque la ceremonia de cierre tendrá a la Argentina como uno de los protagonistas: por el voto de los 105 países intervinientes en la muestra, la representación celeste y blanca tendrá a su cargo –junto a Angola y Corea del Sur– el espectáculo final del evento, a realizarse en el Floating Stage de la Big O y con transmisión en directo para toda Asia. Así, la Selección Nacional del Tango, junto a Cucuza Castiello Trío y tres parejas de bailarines, hará el último moño en 2X4 para un encuentro en el que la Argentina terminó siendo protagonista y referente cultural: las cerca de 40 actividades desplegadas en ese sentido la convirtieron en la representación más activa de la exposición.
El peso artístico hizo el resto: Iñaki Urlezaga, Bajofondo, La Chicana, Alfredo Piro Trío, Mavi Díaz & Las Folkies, Lidia Borda, Peteco Carabajal, Guillermo Fernández, El Quinteto Real, Cucuza y los bailarines que extasiaron al público oriental fueron algunos de los que pusieron el cuerpo en el pabellón argentino, el Expo Hall, el Floating Stage y la Ocean Plaza, contribuyendo así a que por el sitio asignado a la Argentina en el Pabellón Internacional pasara un total de 600 mil personas. El lugar argentino también supo hacer diferencia, sobre todo porque más de un país tomó su participación como excusa para montar una tienda de recuerdos con afiches turísticos y no mucho más. Diseñado en dos niveles, decorado en ondas luminosas azules y con una barra y mesas para degustar productos típicos, el pabellón argentino presentó una serie de pantallas gigantes que enfocaron diferentes objetivos: el turismo, sí, pero también la tecnología aplicada al análisis de los océanos (el satélite argentino SAC–D Aquarius), la aventura de conectar las culturas coreana y argentina y un especial llamado sobre el reclamo argentino sobre las Islas Malvinas, contemplando no solo lo político sino también su importancia en la cadena ecológica polar. Y fue habitual encontrar el lugar repleto de coreanos algo enfebrecidos por los giros de las parejas de tango.
“El balance que hacemos es muy positivo, sobre todo en lo que hace al reconocimiento a la cultura argentina en una Asia en pleno desarrollo, muy pujante”, dice desde Yeosu Marcela Cardillo, subsecretaria de Cultura de la Nación, quien viajó para el cierre tomando la posta del secretario Jorge Coscia, que estuvo la semana anterior. “El público respondió de manera contundente, reconocieron la diversidad de nuestra cultura, porque celebraron con entusiasmo la danza clásica con Iñaki Urlezaga, el tango fusión con Bajofondo, el folklore con Peteco y el tango más tradicional con las presentaciones de Ariel Ardit, el Quinteto Real y la Selección Nacional de Tango... creo que el corolario natural de todo eso, el reflejo del interés que despertó la oferta cultural y el planteo del pabellón fue que eligieran a la Argentina para el cierre de la Expo”, señala la funcionaria. “Para nosotros es un orgullo, además, por el hecho de que es el resultado de un esfuerzo conjunto y de mucha gente: en esto trabajaron, además de la Secretaría de Cultura, los Ministerios de Relaciones Exteriores y Culto, de Agricultura, Ganadería y Pesca, de Desarrollo Social, el de Turismo y el Instituto Antártico Argentino.”
Con la confirmación de Milán como sede de la próxima Exposición Universal, durante seis meses de 2015, la única incógnita de la última jornada surcoreana es el contenido de la Declaración de Yeosu, cuya lectura se hará esta tarde, con la presencia del primer ministro coreano, Kim Hwang-sik, y el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y bajo el anuncio de “Se abre la era del mar”. La frase es un buen resumen de lo que pudo palparse caminando los amplios pasillos al aire libre y los pabellones temáticos de la Expo: un diagnóstico acertado sobre la más que preocupante situación de los océanos terrestres en la era del calentamiento global, al que se opone un optimismo y un discurso por momentos algo naif. La esperanza de los organizadores, alimentada por esos siete millones de visitas y el rebote en los medios del mundo, es que Expo Yeosu haya servido para al menos abrir una ventana de conciencia.
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