CULTURA › EL FUTURO DE EMI Y EL RESTO DE LA INDUSTRIA DISCOGRáFICA VISTOS DESDE ADENTRO
Andria Vidler, directora ejecutiva de la compañía en el Reino Unido, asegura que su estrategia para capear el temporal ha sido no prestar atención a lo que hacen sus competidores y ponerse al servicio de los artistas.
› Por Adam Sherwin *
En una industria despiadada, en la que incluso las estrellas más grandes aguardan nerviosamente su ubicación semanal en los rankings, Andria Vidler expone una filosofía herética: “Ser número uno no es necesariamente lo mejor siempre”, sugiere la directora ejecutiva de EMI, la famosa compañía discográfica detrás de bandas como The Beatles y Coldplay, que ahora está enfrentando una triste desaparición. “Sí, observamos lo que están haciendo nuestros competidores, pero no hacemos cosas sólo para ganarles. Nos enfocamos en el mejor camino para el artista”, asegura Vidler, de 46 años, quien llegó a EMI en 2009 tras una carrera como ejecutiva senior en la BBC y otras radios. “Hace unos tres años, como equipo nos dijimos que no íbamos a perseguir la participación en el mercado, que íbamos a hacernos cargo y a priorizar algunos artistas. Realmente les estamos ofreciendo un servicio a nuestros artistas. Sé que algunos de nuestros competidores pueden haber tenido una estrategia diferente. Pero ha funcionado para EMI.”
Es una estrategia laissez-faire para el éxito en los charts que quizás haya levantado algunas cejas entre las discográficas rivales, que pueden verse desde la suite de las oficinas de EMI en Kensington, donde Vidler cita un ejemplo reciente: “Los artistas tienen carreras con luces y sombras. La banda sonora de Dr. Dee de Damon Albarn (de la ópera del cantante de Blur) fue un trabajo fantástico. Pero se trató de asegurar de que la escuchara la mayor cantidad de gente posible, no necesariamente que entrara en los rankings”.
A primera vista parecería que la estrategia no ha funcionado demasiado bien. Universal, la compañía discográfica más grande del mundo, absorbió el año pasado a una EMI cargada de deudas por 1200 millones de libras esterlinas. Sin embargo, la EMI que adquirió Universal es una revivida, en la que, bajo el liderazgo de Vidler y a pesar de su proclamada tranquilidad respecto de la participación en el mercado, ha mejorado su performance del 10,9 al 15 por ciento. El éxito obvio incluye a la cantante y compositora escocesa Emili Sandé, un rostro ubicuo durante 2012, cuyo álbum debut fue el único en vender más de un millón de copias en el Reino Unido de ese año.
Por otra parte, Universal no se llevará todo el establo de EMI. Para aplacar a los reguladores de la Unión Europea, ha sido forzada a vender una de las joyas de la corona de EMI, el lucrativo sello Parlophone, hogar de Blur, Coldplay, Lily Allen, Tempah, Kylie Minogue y Conor Maynard, la estrella adolescente que amenaza con convertirse en el “Bieber británico”. La movida ha puesto nerviosos a algunos de los artistas de Parlophone: Dave Rowntree, baterista de Blur, expresó sus reservas acerca de convertirse en un peón en una absorción corporativa. Pero Vidler, quien está a cargo de controlar la venta –con Warner, Sony y el empresario Simon Fuller entre los oferentes– está deseando tranquilizarlo. “Entiendo la perspectiva de Rowntree”, afirma la ejecutiva, quien espera mudarse junto a Parlophone a su nuevo hogar. “Los artistas no son peones. A ellos les preocupa haber construido relaciones de años con equipos que hay aquí y que todo eso pueda ser puesto en riesgo. Pero, a pesar del trastorno, logramos que artistas firmen y vuelvan a firmar con nosotros porque hemos tenido un éxito fenomenal. Algo debemos estar haciendo bien.”
Vidler, una “chica de los medios” que se convirtió en directora de las radios Capital y Magic FM antes de mudarse a EMI, es la única mujer entre los ejecutivos más encumbrados de la compañía. “Es chocante, ¿no?”, dice. “Es desconcertante cuando hay mujeres en puestos de alto perfil en las demás compañías de medios.” De todos modos, ella está firmemente en contra de cualquier sugerencia de que las mujeres reciban ayuda simplemente para llenar el hueco de género. “No creo en un enfoque que diga que se necesita determinado porcentaje de mujeres o que se necesite dictaminar que las mujeres deban ser parte de ciertas juntas. No creo que las mujeres deban recibir trabajos simplemente porque son mujeres. Creo que uno tiene que probar que es la persona adecuada para el puesto. Me distrae un poco esa agenda de género.”
¿Entonces Vidler, una amante del rugby, casada y madre, cree que las mujeres tienen menos interés en las fiestas de toda la noche y los estilos de vida excesivos que tradicionalmente permitieron a los ejecutivos varones de la industria discográfica demostrar su compromiso con la causa? “No creo que la gente consiga ascensos porque salga hasta tarde”, asegura, pero agrega: “Yo voy a montones de shows y estoy feliz de salir hasta tarde”. Ok, ¿pero dónde están las DJs superestrellas o las productoras de estudio? “Hay muchas artistas enormes y fantásticas managers”, afirma Vidler, quien cree que la orientación femenina es el mejor modo de elevar a las mujeres más talentosas al directorio. “Las mujeres frecuentemente tienen que hacer girar más de un plato a la vez. Hay mujeres con mayor inteligencia emocional que los hombres. Pero eso no quiere decir que no haya hombres con fuerte inteligencia emocional.”
Una mujer de la que Vidler quisiera ver más es Kate Bush, cuyo catálogo forma parte de la venta de Parlophone. Los triunfos de Vidler incluyen negociar un arreglo con Bush para volver a comprometerse con EMI. Con casi todos los grandes nombres de las eras anteriores retornando, ¿podrá ser Bush persuadida de volver a las actuaciones después de treinta años? “Quizá. Sería hermoso, pero Kate hará lo que tenga ganas. Cuanta más gente le pide algo, más tiende ella a retroceder.”
Mientras tanto, Vidler, quien creció adorando a los Bay City Rollers y a Donny Osmond, está trabajando con otro muchacho que regresa, David Bowie, y su equipo en un programa importante de relanzamiento de los álbumes clásicos de la estrella en los ’70, que podría incluir un documental. Y está “muy entusiasmada” por el nuevo álbum solista de Damon Albarn, en el que el cantante de Blur está trabajando, y no descarta nuevo material de la banda. “Nunca se sabe”, es todo lo que dice Vidler. Y en cuanto a material más contemporáneo, un segundo álbum de Tinie Tempah se prepara para capitalizar el enorme interés que el rapero de Plumstead despertó en Estados Unidos. Así que, más allá del fondo perturbador de la venta de Parlophone, es casi el negocio de siempre.
Sin embargo, Vidler sabe que la industria en la que ella trabaja está pasando tiempos turbulentos. La venta digital de música, videos y juegos pasó la marca de los mil millones de libras esterlinas por primera vez en 2012, un 11 por ciento más que en 2011, mientras que las ventas físicas de CD, DVD y Blu-Ray cayeron un 18 por ciento. Vidler está a la vez poco sentimental acerca del cierre de la icónica cadena de disquerías y optimista sobre el futuro de la venta de música de los grandes sellos en general. “Estoy bastante segura de que habrá algún negocio especializado en música y entretenimiento en algún formato”, dice. “Yo disfruto de explorar e intentar cosas nuevas.” La industria discográfica, cree ella, es una combinación de bajadas digitales, video y servicios de streaming al mismo tiempo que ofertas físicas para los fans más intensos, con la caja con toda la carrera de Blur.
En los Brit Awards de este mes, Vidler se despedirá de su protegida Sandé, quien se unirá a Universal. ¿Fue la ejecutiva la responsable de la presencia de la cantante en prácticamente cada evento grande televisado durante el año pasado, desde la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos hasta la final del concurso de talentos X Factor? “Por supuesto que hubo un plan para que la mayor cantidad de gente posible estuviera al tanto de su música. Pero el hecho de que su álbum todavía esté en el Top 10 después de un año muestra que todavía hay gente que la está encontrando”, dice. Es un hito de llegada al tope de los charts que Vidler sí está dispuesta a reclamar.
* The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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