Mar 18.02.2014
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CULTURA › DOCUMENTAL JULIO & CAROL. LOS EXPLORADORES DE LA COSMOPISTA

Mapa literario sobre el amor

El canadiense Tobin Dalrymple y el argentino Poll Pebe Pueyrredón están filmando una suerte de road movie que remite a Los autonautas de la cosmopista, el libro que escribieron Carol Dunlop y Cortázar. Buscan financiación colectiva (crowfunding) para terminarla.

› Por Silvina Friera

Vivir como dos náufragos en el asfalto puede ser “una linda locura”. La Osita y el Lobo viajaron de París a Marsella en una camioneta Volkswagen llamada Fafner (como el dragón que guardaba el anillo de los nibelungos) durante 33 días: del 23 de mayo al 26 de junio de 1982. El itinerario fue por la autopista del sur a la velocidad de un caracol o una tortuga, acaso para conjurar las sombras de la muerte. Para burlarse del tiempo. Llevaron los alimentos necesarios para esta aventura, además de las máquinas de escribir, algunos libros, casetes y una radio. A cuatro manos bosquejaron una especie de cuaderno de bitácora sobre las impresiones del trayecto. “Por grande que sea la oscuridad, no hay negrura que me haga retroceder. Tú, y todavía tú. A fuerza de nadar en las grandes aguas negras, se aprende a flotar en la oscuridad (...). ¿No has comprendido qué regalo de la vida fue que no murieras hace un año? Corte. Partida. Y lo desconocido que se tiende por muchos años todavía, si quieres explorarlo con tus ojos de niño”, se lee en uno de los fragmentos que corresponde a la Osita. El canadiense Tobin Dalrymple –junto al argentino Poll Pebe Pueyrredón– está filmando el documental Julio & Carol. Los exploradores de la cosmopista, referencia directa a Los autonautas de la cosmopista, el libro que escribieron juntos Carol Dunlop y Julio Cortázar. Los realizadores de este film sobre la vida, el amor y la muerte –que cuenta con testimonios de Stephane Hebert, el hijo de Carol; François Hebert, la escritora canadiense Marie-Clarie Blais y el cronopio y coleccionista cortazariano Lucio Aquilanti, entre otros– están buscando financiación colectiva (crowfunding) en el sitio cortazarmovie.com para poder terminar el montaje y la animación. La gran meta es presentar el documental en el Festival Internacional de Toronto, en septiembre.

Hacer un documental sobre la “linda locura” de Julio y Carol es una aventura loca en la que está metido Dalrymple (Toronto, 1985), un joven artista de 28 años. “¿Por qué yo, un canadiense, empecé un documental sobre Cortázar? La respuesta es muy simple: perdí mi amor argentino. Tenía una novia en Buenos Aires que me introdujo en el mundo de la Osita y el Lobo, como se llaman en el libro que escribieron juntos; un libro que me dio mucha inspiración por el tipo de amor que se tenían. Es tan lindo que me da un poco de tristeza y quería compartirlo con el mundo para pensar sobre el amor”, explica Dalrymple a Página/12 desde una Toronto asediada por el frío: 30 grados bajo cero. “La búsqueda comenzó con el hijo de la Osita, Stephane Hebert. Finalmente lo encontré en Zurich. El quería compartir su historia y yo dejé mi trabajo en marketing, compré mis pasajes a París para hacer el viaje de París a Marsella solo, y luego me fui a encontrar con Stephane. Viajar solo en la autopista es como estar en otro mundo. No lo hice por 33 días, como lo hicieron ellos. Lo hice durante siete días. No es tan romántico dormir en estaciones de servicio y paradores con el corazón roto. Pero quiero aclarar que el documental no es sobre mi viaje personal.” En París se reunió con Luis Tomasello, el pintor argentino que murió en enero de este año; y con Raquel Thiercelin, profesora de literatura que tiene una casa en el sur de Francia donde muchas veces estuvo Cortázar escribiendo. “Yo estuve unos días en esa casa y viví con los fantomas del gran Cronopio”, subraya Dalrymple.

El hijo de la Osita –que nació en 1968 del matrimonio de Carol con el escritor canadiense François Hebert– recuerda en el documental cómo su madre lo dejó con su padre en Montreal cuando ella decidió vivir con el autor de Rayuela en París. “¿Cómo podés imaginar que se siente un niño de doce años, con una madre joven y muy linda que está con un señor de casi 70 años? Muchas veces se preguntó por qué su madre estaba con un señor tan viejo –recuerda Dalrymple–. Stephane visitó muchas veces a su madre en París. Cortázar era muy gracioso y jugaba mucho con él. Es muy interesante cómo cambia su opinión sobre esta historia a través del tiempo. Ahora comprendió que la Osita sabía que se estaba muriendo y tenía un sueño, que era ser artista y cambiar el mundo. El libro que dejó es como un regalo para el hijo, un mapa sobre el amor. Es la primera vez que Stephane abre la caja de su corazón; él también está explorando sobre su madre y Cortázar, como yo.” Carol murió a los 36 años, el 2 de noviembre de 1982, un día antes de que su hijo cumpliera 14 años, sin llegar a ver el libro publicado. “Carol y Cortázar se conocieron gracias a François Hebert, el padre de Stephane, que organizó una conferencia con escritores en Montreal en 1977. Nadie sabe bien lo que pasó ese día cuando se conocieron –plantea el director del documental–. En sus primeras cartas hablan de escribir un libro juntos. Recién en 1982 lo hicieron. La razón fue que parece que sabían que se estaban muriendo, que estaban enfermos y que no tenían mucho tiempo de vida. En Los autonautas de la cosmopista cuentan que están enfermos, aunque no le dan un nombre a la enfermedad. Hablan de la ‘cosa negra’ y que necesitaban hacer ese viaje que estaban planeando hace mucho. Pero la muerte de los dos es todavía un misterio. No hay pruebas para afirmar que murieron a causa del sida. Sí hay pruebas de que los dos estaban enfermos. No creo que tengamos en el documental una respuesta del tipo blanco o negro.”

El documental Julio & Carol es como una road movie hecha de testimonios, fragmentos del libro, animaciones y parte del viaje de París a Marsella que hizo Dalrymple el año pasado. Hablan muchos amigos de Carol y Julio, como Yvon Rivard (Montreal) y la escritora canadiense Marie-Claire Blais. “Marie trabajó con Carol y nos dijo que ella es un genio, que tenemos que publicar sus libros otra vez, que es una lástima que haya muerto tan joven”, anticipa el realizador canadiense que vivió en Buenos Aires entre 2009 y 2012. Dalrymple se inició en el mundo cortazariano con Rayuela. “Leí la primera página y no entendí mucho. Y seguí probando hasta que la pude terminar. Y cambió mi vida. Es una de las novelas más importantes que leí. Cortázar creía mucho en la fuerza de la ficción. Para mí es uno de los grandes escritores, junto con Hemingway.” El salto más radical ocurrió cuando leyó Los autonautas... “Yo no estaba cumpliendo con mis sueños, tenía una vida aburrida y triste. Vivía con el miedo de hacer plata y nada más que plata. Día a día me estaba convirtiendo en un monstruo. Y no me podía sentir orgulloso de lo que era –repasa–. Ese libro cambió mi perspectiva de cómo tenía que vivir. Tengo ganas de hacer más películas y de vivir en Buenos Aires, un nuevo mundo muy interesante, con muchos artistas jóvenes. Buenos Aires puede ser como París para mí. Ahora estoy en Toronto, no tengo trabajo, no tengo plata, y soy feliz. Caminar por París, hacer esta película, charlar sobre Carol y Cortázar, ha cambiado mi vida. Suena un poco cursi, ¿no?”.

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