Jue 09.10.2014
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CULTURA › LA PRESENTACIóN DEL SELLO POSTAL DEDICADO A LUIS ALBERTO SPINETTA

Una estampilla, música de puro presente

El acto de presentación tuvo su corte de ceremonia oficial, pero también momentos artísticos para el recuerdo: Machi Rufino, Marcelo Torres, Isabel de Sebastián, Esteban Morgado y Heidy Viciedo recorrieron canciones del Flaco ante un auditorio extasiado.

› Por María Daniela Yaccar

Una comunidad definida como “Caterva de Impresentables” y una historia en la que se descubre parte de la esencia de la radio como medio de comunicación. Eduardo Fabregat y los seguidores de su programa Rebeldes, soñadores y fugitivos (AM 750) consiguieron lo que se propusieron en julio del año pasado: que Luis Alberto Spinetta tuviera su propio sello postal. El Correo Argentino lo lanzó el martes oficialmente. Lo celebró Dante Spinetta, desde Estados Unidos y por Twitter. A la presentación fueron Patricia Zalazar, Catarina y Gustavo Spinetta. Y encima Esteban Morgado, Machi Rufino, Marcelo Torres, Isabel de Sebastián, Heidy Viciedo y Néstor Díaz dieron un recital para las lágrimas.

“Hermoso el quilombo que armamos”, decía Fabregat, periodista de Página/12, al ver tanto alboroto en el hall del Auditorio Caras y Caretas, pasadas las 19. A lo mejor no suponían que iban a llegar tan lejos. En las redes sociales, los oyentes ya habían vomitado la ansiedad (“me estoy comiendo los muñones”, dijo una de las más fieles). No sólo en la sala pasaron cosas, la espera tuvo lo suyo: en el hall había un stand del Correo Argentino y allí se podían obtener las estampillas, recién salidas del horno, a diez pesos: el rostro del Flaco –una fotografía cedida por la familia, que tomó Zalazar en 1977– en blanco y negro, él con lentes oscuros y con tres colores que adornan el fondo, rosa, amarillo y blanco. El diseño es de Leandro Correa. Por casualidad –o no– sobre el stand se leía una frase dedicada a Eva Perón, que formaba parte de un mural. “Eterna su alma en el pueblo”, decía. El mural no se veía, solo esa frase.

La jornada alimentó el fetichismo. Los fanáticos posaron ante una de esas cabinas que sacan tres fotos dejando unos segundos en el medio, y que obligan a inventar caras y poses y rotar lugares. Parejas dándose besos, amigos sonriendo, familias y hasta Eduardo Aliverti inmortalizaron el momento y se llevaron una impresión con las fotografías y, debajo, la carita del Flaco. “La Caterva” optó por una foto popular. Por otra parte, sólo algunos afortunados que salieron sorteados pudieron hacerse de una remera con la estampilla. “Solamente se fabricaron las que tenemos puestas y las que se van a sortear”, desilusionaba la chica del Correo que repartía los números, pero ofrecía postales como consuelo.

Primero, el momento formal: habló el presidente del Correo oficial, Juan Claudio Tristán, luego de que Fabregat –que condujo el acto– definiera a Spinetta como “uno de los personajes de la cultura más importantes de la República Argentina, y punto” (aplausos, gritos). “A través de los sellos postales se pueden abordar diversas temáticas relacionadas con la cultura, lugares o personajes”, sostuvo Tristán. “Todo esto genera un movimiento que trasciende fronteras, porque los timbres postales circulan mundialmente. Es interesante hacer este aporte para que la figura de Luis circule dentro y fuera de nuestras fronteras”, concluyó, y añadió que la música de Spinetta lo acompañó en su adolescencia y lo sigue acompañando. Luego se realizó el matasellado del sobre del día de emisión y fueron invitadas al escenario Catarina Spinetta y la madre de todos los hijos del poeta. También estaba en el escenario el titular del Grupo Octubre, Víctor Santa María.

La emisión filatélica “Idolos populares-Luis Alberto Spinetta” incluye un sello postal, un sobre primer día, dos matasellos (día de emisión y lanzamiento oficial) y un volante filatélico. “En julio de 2013 tuvimos un momento de locura”, contó Fabregat. “Por una noticia que habíamos leído se nos metió en la cabeza que teníamos que conseguir la estampilla del Flaco. Empezó la campaña, molestamos al Correo, mandamos mensajes, mails, hicimos llamados, señales de humo... hasta que a comienzos de este año sonó el teléfono y el Correo dijo ‘vamos a hacer la estampilla de Luis’.” El periodista también contó que el estudio donde transmite Rebeldes... se llama Luis Alberto Spinetta y que sus canciones suenan en el programa desde el primer día, todas las noches. Y que sufrieron “como perros” por su partida, pero que esas canciones “lo convierten en puro presente”.

Y el martes por la noche, así fue. Lo que siguió fue íntimo y lacrimógeno, para unas 140 personas que incluyeron a los organizadores y oyentes que ganaron sus entradas a través de la radio. “¿Trajeron carilinas?”, preguntó el conductor. El Flaco se hizo presente en la sublime guitarra de Esteban Morgado (“Plegaria para un niño dormido”, una combinación del “Blackbird” Beatle con “Muchacha ojos de papel”); en la voz del ovacionado Machi Rufino (“Era de uranio”, “Enero del último día”), el inquietante y amplio registro de Isabel de Sebastián, a quien Fabregat definió como “una de las mejores cantantes del país” (“Canción del ángel triste”) y en el bajo y la voz de Marcelo Torres (“Penumbra” y una versión de “Para ir” que efectivamente hizo necesarios los pañuelos). La que abrió el juego fue la cubana Heidy Viciedo, con “Barro tal vez”. Se armaron dúos interesantes, incluso “improbables”: Machi y Torres compartieron “Era de uranio”, el primero en voz y el segundo en bajo. En “Enero del último día”, el bajista de Invisible compartió el escenario con Néstor Díaz, uno de los propulsores del notable disco triple Raíz Spinetta.

Además de música, hubo recuerdos. El primero lo contó Morgado: “No sé si todos pueden ostentar una anécdota como ésta”, se jactó. “Tuve la suerte de jugar al fútbol con él. El usaba su camiseta de River... y yo soy fanático de Boca. Lo toleré estoicamente. De esto hace ya muchos años, yo tenía entonces unos 20, ha pasado agua bajo el puente... jugábamos al fútbol los sábados a la mañana en Parque Saavedra. Era como jugar con Maradona”, remató. La segunda historia la contó De Sebastián, que participó de Privé. “Un día le pedí si podía hacer una canción para un disco que iba a hacer. Le di un libro de Rafael Alberti, el marido de mi abuela, para ver si le gustaba, sobre los ángeles. Eligió un poema y a las dos semanas trajo la canción. Nos rompió la cabeza. Tiene uno de esos ritmos en los que a veces componía Luis: algo así como 322 dividido 7”, relató mientras el auditorio rompía en risas. Y entonces cantó “Canción del ángel triste”, el tema en cuestión, junto al guitarrista David Bensimon. Pura música para el día en que Luis Alberto Spinetta se volvió estampilla.

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