El comienzo, como tantas veces, podría haber sido diferente. O no haber existido. Y nada sería entonces como es. En la ciudad de Azul, al este del centro de la provincia de Buenos Aires, había una casa llena de libros. Había pertenecido a Bartolomé Ronco, un abogado nacido en 1881 y muerto en 1952, filántropo y bibliófilo, que se dedicó a juntar, entre otros libros, diferentes ediciones de los de Miguel de Cervantes. Su colección acabó siendo la más grande fuera de España entre las dedicadas a este autor y en 2007 la Unesco distinguió a Azul como Ciudad Cervantina de Argentina. Así fue como empezó uno de los festivales artísticos más importantes del país, el Cervantino de Azul, que ayer comenzó su octava edición consecutiva.

Entre la invocación cervantina y la del arquitecto Francisco Salamone, que diseñó su plaza central, el pórtico del cementerio y el antiguo matadero, y dio a la ciudad un tinte de la Metropolis de Fritz Lang, Azul presentará, durante diez días, un complejo tejido de actividades que va mucho más allá de la simple sucesión de espectáculos, que incluye talleres, un ciclo de cine en homenaje a Cortázar, programado por Rep, una muestra dedicada a Oski, un encuentro internacional de literatura, ferias de arte y diseño y una muestra de fotografías realizadas por Marcelo Pisarro, un antropólogo y notable escritor y reportero gráfico, para usar la expresión con la que se nombraba a sí mismo Antonio Pozzo, fotógrafo de esos mismos parajes en los finales del siglo XIX. Además estará la compañía de danza de la Universidad Nacional de San Martín, que dirige Oscar Araiz, se presentará el Don Quijote de las pampas, de Martín Salazar y Luis Pescetti, y actuarán, entre otros músicos, un prócer del blues y el rhythm & blues, Lurrie Bell, los uruguayos Ana Prada y Fernando Cabrera, la cubana Yusa, Raly Barrionuevo, La Chicana, Pedro Aznar y el grupo El Mató a un Policía Motorizado. 

Hoy 1º de noviembre actuará, a las 18.30, el trío de Willy González, quien fue bajista de Monos con Navajas, una recordada banda del Pollo Raffo, y tocó, entre otros, con Raúl Carnota. Este nuevo grupo, junto al guitarrista Carlos Sánchez y el bandoneonista Claudio Gandolfo, continúa su búsqueda de un lenguaje tan fiel a la modernidad como a las tradiciones musicales americanas. También habrá un homenaje a Paco de Lucía y una “noche rioplatense” de la que participarán el Trío Saravia-Larraz-Claudel, más el cuarteto del uruguayo Carlos Silva. Y, claro, Bell, hijo del legendario armonicista Carey Bell (con quien tocó en sus comienzos), integrante durante cuatro años de la banda de Koko Taylor y responsable de discos como el excelente Mercurial Son o el reciente Blues in My Soul, donde rinde tributo a sus raíces en el blues de Chicago. En esta ocasión actuará junto a la Adrián Jiménez Blues Band. El día siguiente las actividades cerrarán con el concierto de Prada y Cabrera, uno de los más importantes compositores actuales de canciones en el Río de la Plata.

El festival continuará, en el ámbito musical, con la actuación, el lunes, de Federico Gómez y Facundo Miranda, los ganadores en el concurso de piano de la Fundación Catedral, del dúo Fernández-Krymkiewicz, el jueves 6, combinando técnicas electroacústicas con instrumentos folklóricos y no convencionales y, ese mismo día, de La Chicana. El viernes estarán el trío del guitarrista Ernesto Snajer con Luvi Torres y Neco Marcenaro y, luego, El Mató a un Policía Motorizado junto a 107 faunos y Javi Punga. Yusa y Raly Barrionuevo el sábado 8 y Pedro Aznar en el cierre, el día siguiente, son las cabezas de serie dentro de un marco de actividades que se despliega en múltiples direcciones. El ballet de la UnSam actuará el viernes a las 21, haciendo un programa que incluye coreografías de los intérpretes, de Ana Itelman y de Araiz, sobre músicas de John Adams, Astor Piazzolla y Gustav Mahler.