CULTURA › MAÑANA SE PRESENTA LA MISA CRIOLLA EN EL VATICANO, OFICIADA POR EL PAPA
Esa fue una de las explicaciones de la ministra de Cultura, Teresa Parodi, para la vigencia de la obra de Ariel Ramírez, que festeja sus 50 años en la Basílica de San Pedro, dirigida por su hijo Facundo y con Patricia Sosa, Claudio Sosa y Tukuta Gordillo.
› Por Eduardo Fabregat
Desde Roma
La obra se grabó hace medio siglo y ha sido celebrada e interpretada a lo largo de la historia, pero es inevitable la sensación de que mañana vivirá un momento cumbre, encontrará su sentido máximo. En 1964, Ariel Ramírez concretó una apuesta tan jugada como artísticamente impactante: tomando la liturgia de la misa católica, convocó a Los Fronterizos (Eduardo Madeo, Julio César Isella, Gerardo López y Juan Carlos Moreno), a Jaime Torres y la Cantoría de la Basílica del Socorro para darle forma a la Misa Criolla, una obra maestra que pone los temas religiosos bajo el sonido del folklore argentino. Por ello no extraña lo que sucederá mañana por la tarde en la Basílica de San Pedro, en una misa oficiada por el papa Francisco como parte de la celebración a Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de América latina. Esta vez bajo la dirección de Facundo Ramírez, hijo del compositor fallecido en 2010, con el coro romano Música Nuova y voces solistas de Patricia Sosa y Claudio Sosa (sobrino de Mercedes, que hará los villancicos de Navidad Nuestra escritos por Félix Luna) y la participación del jujeño Tukuta Gordillo en los aerófonos y Rodolfo Ruiz en charango. Casi una conclusión natural de esa cuestión de tener un Papa argentino, que a comienzos de este año se lo pidió a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Por eso es que en la capital italiana está Teresa Parodi, ministra de Cultura de la Nación, que no oculta su orgullo de funcionaria y de artista por lo que se verá y escuchará en el Vaticano, con transmisión a la Argentina a través de la TV pública y a varios países de Europa. “Pone en un clima muy especial y distinto toda la liturgia, utiliza ritmos regionales, argentinos y latinoamericanos, y tiene un sentido popular extraordinario, se involucra con la gente, está pensada de esa manera, con el otro y para el otro”, dijo la ministra. “Nos enorgullece haber trabajado con el ministerio en poder realizar esto que nos encomendó la Presidenta, que es un hecho importantísimo para la cultura argentina y latinoamericana. La obra que nos ha dejado Ariel Ramírez es maravillosa, él es un artista que formó a varias generaciones, y que tuvo un profundo conocimiento de la música de todas las regiones culturales de nuestro país. Dejó una obra que nos marcó para siempre, por ese conocimiento, el cuidado en los arreglos, la forma de transformar esa liturgia en cantos populares y así instalar un sentimiento religioso en el corazón de los pueblos.”
Parodi habló ayer en un encuentro con la prensa internacional en una sala de Radio Vaticana en el que también estuvieron Sosa, Ramírez y el flamante embajador argentino en el Vaticano, Eduardo Valdés (“Estoy impactado y feliz de que mi primera actividad aquí sea con algo tan hermoso como esto”, señaló), Guillermo Olivieri (secretario de Cultos de la Argentina) y Guzmán Carriquiry (secretario encargado de la Vicepresidencia del Pontificio Consejo para la América latina), que dejó caer el dato de que en la misa en la Santa Sede habrá 750 sacerdotes cooficiando y cinco cardenales de diferentes países. Aunque en el pasado José Carreras cantó la Misa Criolla en un salón del Vaticano, ésta será la primera vez que se presente en la Basílica misma y con el andamiaje instrumental completo. Ante la pregunta de este diario sobre cómo manejar la ansiedad y la emoción de cantar el “Kyrie” o el “Agnus Dei” en semejante contexto, la cantante y el pianista y director coincidieron en un gesto de angustia y la conclusión de que “lo mejor será que lo profesional no mate la emoción, y que lo emocional no nos quite lo profesional”. “Aunque ya tengo cierta experiencia en cantar llorando, con lo que, si se me escapa una lágrima... bueno”, dijo Sosa, que contó la anécdota de cuando se encontró a Ramírez padre en la calle: “Le dije que quería cantar sus canciones y me preguntó dónde había nacido. Cuando le dije que en Barracas me dijo ‘M’hija, vos no podés cantar folklore’. Esa misma noche lo llamé a Facundo para grabar dos canciones de su padre, y cuando las escuchó lo convencí.”
“Yo estoy aquí honrando la memoria de mi padre”, dijo Ramírez, que recordó que la Misa Criolla fue originalmente compuesta como homenaje a dos monjas alemanas, Elisabeth y Regina Brückner, que ayudaron a los prisioneros de un campo de concentración nazi. “Pero estoy también aquí como músico, honrando la inspiración de uno de los más grandes creadores que ha dado mi país; y como ciudadano argentino, viendo cómo aquel sueño de la Patria Grande de grandes hombres y mujeres argentinas empieza a ser realidad, y en el día de la patrona de América latina van a estar sonando los instrumentos de nuestros pueblos originarios en la Basílica de San Pedro. La Misa Criolla fue concebida como un agradecimiento de mi padre a quienes le tendieron una mano en Europa, y yo hoy estoy agradecido por esta oportunidad de celebrar los 50 años de esta obra en el Vaticano. Y la oportunidad de celebrar la paz, en una época en que la necesitamos: seguimos viviendo en un mundo sin paz.”
No fue la única actividad de la comitiva argentina en el día de ayer. Tras un encuentro e intercambio de obsequios con el Papa en la clásica audiencia pública de los miércoles en Piazza San Pedro, la delegación se trasladó a la Casa de la Cultura ubicada en Vía Veneto, allí donde funciona la Sala Incaa Km 11.100 (bautizada con el nombre de Fernando Birri, presente en el auditorio): el lugar fue escenario de un acto en tributo a un nuevo aniversario de la recuperación de la democracia y de celebración de los derechos humanos. Parodi, el embajador Torcuato Di Tella y Carlos Cherniak, responsable de la oficina de Derechos Humanos, repasaron la historia de la Argentina en la materia desde 1983, con sus claroscuros, triunfos y retrocesos. Al costado podía verse el afiche italiano de Abuelas de Plaza de Mayo, convocando a posibles residentes en el país con dudas sobre su identidad a comunicarse con la embajada; de hecho, el recuerdo del nieto 116 recientemente recuperado despertó una sonora ovación. Después fue tiempo de las empanadas y los abrazos en un salón decorado con murales de Rep: preparativos de un fin de semana con una Misa que encontró la manera de aunar la letra santa con el sonido del charango.
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