CULTURA › THE 50 YEAR ARGUMENT, DE MARTIN SCORSESE, SOBRE THE NEW YORK REVIEW OF BOOKS
El documental de Scorsese y David Tedeschi le hace honor a la historia de la prestigiosa publicación cultural neoyorquina. Fue emitido por HBO y se puede rastrear por Internet.
› Por Horacio Bernades
“Mientras estuviéramos en condiciones de pagar a la imprenta podíamos publicar lo que quisiéramos, nadie podía decirnos qué o desde qué posición”, dice Robert B. Silvers, director de The New York Review of Books desde el momento de su fundación. Tal vez la publicación cultural más influyente y duradera de los Estados Unidos –sólo The New Yorker la supera en el último aspecto y tal vez la iguale en el primero–, el año pasado NYR, acrónimo con que se la conoce, cumplió medio siglo de vida. La ocasión dio lugar a un homenaje público y, poco más tarde, a un documental. Producido por la cadena de televisión británica Arena y emitido a mediados de 2014, The 50 Year Argument (“La discusión de 50 años”) circuló por festivales de cine a partir de su presentación en los de Toronto y, lógicamente, Nueva York. Al mismo tiempo, la cadena HBO lo ponía al aire en el mundo entero. The 50 Year Argument no es un documental más: está dirigido nada menos que por Martin Scorsese, a cuatro manos con un señor David Tedeschi. En Argentina puede “pescarse” en la grilla de HBO y, si no, bajarse de Internet, por el momento con subtítulos en inglés. No tardará en aparecer una versión subtitulada al castellano, y merece verse.
De montaje tan preciso y cargado de sentido como podía esperarse estando Scorsese de por medio, el gran mérito de The 50 Year Argument es revisar la apasionante historia de la que es una publicación cultural modélica. Scorsese y Tedeschi jaspean testimonios a cámara y material de archivo con facsímiles de titulares, tapas y fragmentos de notas, algunos de ellos leídos largamente en off. Las firmas apichonan: Norman Mailer, Gore Vidal, Susan Sontag, Hannah Arendt, Saul Below, W. H. Auden, Edmund Wilson, Noam Chomsky, Vladimir Nabokov, Isaiah Berlin, James Baldwin, Ernst Gombrich, Edward Saïd... La crème de la crème de la intelligentsia, no sólo estadounidense. ¿Una revista aristocrática? Meritocrática, más bien. Esta publicación bimestral es leída, al día de hoy, por la sorprendente cifra de cien mil lectores.
“Yo aprendí de esto escribiendo”, testimonia Zoë Heller, que empieza uno de sus artículos citando a la ensayista feminista Germaine Greer: “Señoras, amen su concha”. “Tiene que ver con mi falta de educación formal, pero es así: aprendí de esto siendo parte de esto.” “Si se fija va a notar que, en la tapa, ‘of books’ aparece en letras más pequeñas que The New York Review”, señala el perspicaz editor Rea Hederman. “A Silvers siempre le interesó tanto la literatura como el arte, la ciencia o los derechos humanos.” De línea “liberal” en el sentido estadounidense de la palabra, la publicación dirigida por el hoy octogenario Robert B. Silvers –que sigue editando originales, lápiz o mouse en mano– siempre se caracterizó por sus largos ensayos y crónicas políticas y culturales.
Para sus editores, la palabra “cultura” no excluye la ciencia y la economía: allí están, para probarlo, las tapas firmadas por el neurólogo Oliver Sacks, el biólogo y paleontólogo Stephen Jay Gould o los eminentes economistas John Kenneth Galbraith y Paul Krugman. En términos políticos, culturales y sociales, son notorios, en la historia de NYR –tal como The 50 Year Argument deja claro– su pronta respuesta a la lucha por los derechos civiles y el feminismo en los ‘60, su sostenida oposición a la guerra de Vietnam, a las recientes incursiones de los Estados Unidos en Medio Oriente y a la práctica tolerada de la tortura. No por nada el documental comienza con filmaciones de las manifestaciones de octubre de 2011 en Wall Street, y termina con Silvers prestando atención al noticiero que informa sobre los enfrentamientos entre el ejército y los grupos armados de la oposición egipcia.
En el terreno específicamente literario, el surgimiento de The New York Review of Books respondió a lo que un grupo de intelectuales neoyorquinos, liderados por el poeta Robert Lowell y su esposa, la escritora Elizabeth Hardwick, veía, a comienzos de los ’60, como la ausencia de una crítica pasional, fundamentada y comprometida con su tiempo y su materia. La publicación aprovechó una grieta de carácter empresarial para salir al ruedo: una huelga de canillitas de nada menos que un mes y medio de duración desesperó a las editoriales, que de pronto se encontraron sin canales de difusión para sus lanzamientos. El astuto Silvers vio la oportunidad y la aprovechó. Pero ese sentido de la oportunidad había que llenarlo no sólo con contenidos, sino también con un deseo fuerte y una política que lo alimentaran. Es allí donde aparecen Lowell y Hardwick, que eran amigos de Silvers. Siendo editor de Harper’s Bazaar, Silvers venía de publicar un número especial sobre la actualidad de la literatura estadounidense. En ese número apareció una flamígera, fundacional nota de Hardwick, titulada “La decadencia de las reseñas literarias”, que se dirigía específicamente contra el suplemento literario de The New York Times, por entonces muy de capa caída. Con la energía y resolución de una Pasionaria, Hardwick acusaba a The New Tork Times Book Review de estar “lobotomizado”, de ser conformista y light y de “no tener siquiera un tono literario”.
The 50 Year Argument debe su título a la idea de Silvers, para quien una de las ideas rectoras de la revista siempre fue la de no reprimir el punto de vista de sus colaboradores. Aunque chocaran entre sí. En los años ’70 y ’80, Norman Mailer fue protagonista de sangrientas batallas internas, que lo enfrentaron con Tom Wolfe (“Leer Todo un hombre es como hacerle el amor a una mujer de 100 kilos”), Gore Vidal y Susan Sontag. El documental deja testimonio en vivo de los dos últimos combates, con Vidal y Sontag disparando desde la misma trinchera, la del movimiento de liberación femenina, frente a un Mailer que en medio de un congreso de literatura feminista queda pedaleando en el aire. Allí la autora de Contra la interpretación le hace ver, con sonriente gentileza, que cada vez que se refiere a una crítica literaria necesita aclarar que es mujer. Como si se tratara de otra especie.
¿Qué diría Mailer de su colega Joan Didion, uno de los grandes nombres del llamado Nuevo Periodismo? En 2002, a los 68 años, Didion emprendió una investigación sobre un presunto caso de violación de una mujer blanca por parte de ocho muchachos negros, demostrando que se trataba de una acusación falsa. ¿Hubiera dicho Mailer que Didion “tuvo huevos”? Huevos y talento literario, en tal caso. Resumen en bruto de lo que The New York Review of Books representa, desde hace cincuenta y un años hasta el día de hoy.
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