Jue 12.02.2015
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CULTURA › OCHE CALIFA, DIRECTOR DE LA FERIA DEL LIBRO, ANTICIPA LA PRóXIMA EDICIóN

“La realidad cambia sin pedir permiso”

La Feria se realizará entre el 23 de abril y el 11 de mayo en La Rural, con México como ciudad invitada. Entre los escritores invitados confirmados están John Banville, Rosa Montero, Arturo-Pérez Reverte, Michèle Petit y Dacia Maraini.

› Por Silvina Friera

La coreografía del desembarco empezó el lunes 19 de enero, cuando el escritor y editor Oche Califa debutó como director de la Feria del Libro. Desde entonces, las reuniones aceleran las tardes y dejan en el aire una sensación de velocidad extrema. “Vamos avanzando, asegurando algunas cosas que antes estaban en modo potencial, y con otras que se están definiendo”, cuenta Califa a Página/12. En la 41ª edición, que se realizará entre el 23 de abril y el 11 de mayo en La Rural, participarán por primera vez dos grupos de lectores activos: la Asociación de Booktubers Argentinos y la Comisión de Lectura del Colegio Nacional de Buenos Aires. Como México es la ciudad invitada, las salas en el predio serán rebautizadas con escritores mexicanos: Juan Rulfo reemplazará a Roberto Arlt y Alfonso Reyes a Leopoldo Lugones. Entre los escritores invitados confirmados están el irlandés John Banville, Premio Príncipe de Asturias de las Letras; los españoles Rosa Montero y Arturo-Pérez Reverte; la antropóloga y socióloga francesa Michèle Petit; la novelista, poeta, dramaturga, ensayista y guionista cinematográfica italiana Dacia Maraini; los australianos Gail Jones y Nicholas Jose; el mexicano Paco Ignacio Taibo II; los colombianos Héctor Abad Faciolince y Jorge Franco; los chilenos Raúl Zurita y Alejandro Zambra; el norteamericano Dan Wells y la nicaragüense Gioconda Belli. El Diálogo de Provincias contará con la participación de María Teresa Andruetto (Córdoba), Fernanda García Lao (Mendoza) y Gustavo Romero Berri (San Luis), entre otros. Aún no se sabe qué escritor o escritora dará el discurso inaugural durante el acto de apertura.

Muchos clásicos de la Feria continuarán, como la Maratón de Lectura que en esta ocasión se llama Cuentos para pensar. “Es una selección de relatos que provocan algún tipo de reflexión filosófica, existencial o política, que nos conmociona más allá del argumento porque nos obliga a pensar alguna cuestión”, subraya Califa. El trío de editores-agitadores de Clase Turista, los escritores Esteban Castromán, Lorena Iglesias e Iván Moiseeff continuarán programando el espacio Zona Futuro, el radar de tendencias, estéticas y tecnologías de la Feria. Siguen el Diálogo de Escritores Latinoamericanos, el Diálogo de Provincias y el Festival Internacional de Poesía. Los mexicanos todavía no anunciaron la delegación de escritores y artistas que vendrá a La Rural, pero desplegarán movimiento y picardía con El danzón, una actividad que consistirá en enseñar al público los bailes tradicionales del país. También se presentará un grupo de jóvenes grafiteros y sticketeros mexicanos; habrá una exposición de afiches y fotografías de México, y un ciclo de cine mexicano.

“El viejo lema ‘del autor al lector’ ya no se utiliza, pero se lo recuerda –admite el director–. Ese lema tenía una razonabilidad en su momento. Cuando (Manuel) Mujica Lainez firmaba sus libros, era una sorpresa descomunal para la gente porque con suerte había visto alguna fotito chiquita de él en algún lado. El autor hoy es una figura pública a la que se ve, más allá de que se lo pueda encontrar en la Feria. Aparece en la televisión; hay fotografías en los medios y en las redes sociales. Aquel lema tenía sentido en los años ’70. Hoy Alan Pauls está en I.Sat, presentando ciclos de cine. La realidad nos va cambiando y nos corrige todo el tiempo. Tomamos decisiones que ahora son válidas y que dentro de unos años habrá que repensar.” Califa anticipa algunos datos de la Encuesta del Lector, elaborada por la dirección general de Estadísticas y Censos de la Ciudad. “Tenemos un público muy calificado, genuinamente lector. La mayoría de los asistentes son personas con nivel terciario o universitario completo e incompleto; pero también hay casi un 20 por ciento que viene por primera vez. Las tres cuartas partes del total de visitantes compraron libros en los tres meses anteriores a la feria. Este es un dato que derriba el mito de que la feria es una especie de shopping, donde la gente viene a pasear y a consumir, pero después no lee”, plantea el director.

–¿Quién va a abrir la Feria?

–Todavía no tenemos el nombre. En dos semanas más seguramente lo haremos público. Al principio siempre hay una lista con diez nombres, después van quedando menos, hasta que llegamos a tener a quien nos parece que puede ser. No conviene ventilar estas cosas para no generar expectativas...

–¿Son todos escritores argentinos?

–Sí, lo que no quiere decir que sea una normativa estatutaria, por decirlo de alguna manera. Podemos pensar en un escritor del exterior, no está invalidada esa posibilidad. Pero hasta ahora estamos llegando con los nuestros. En 2016 puede ser alguien del exterior. Por otro lado, hay que pensar que la figura de lo que llamamos el escritor a secas no es solamente el escritor de ficción. Somos una Feria del Libro y a veces hay que pensar en otro tipo de escritor. Creo que ya podríamos darnos la oportunidad de tener un escritor que no sea de ficción para la apertura, cosa que todavía no hemos tenido. Cuando hablamos de escritores, no sólo hablamos de novelistas y poetas.

–¿También hay ensayistas?

–Claro, por supuesto. O alguien de las ciencias. Si mirás el ranking de ventas, te vas a dar cuenta de que los libros de divulgación científica hace tiempo que están en los primeros puestos. Esta es una realidad que tiene que ver con lo que somos: una Feria del Libro.

–La Feria construyó una identidad masiva para el público, pero por la costumbre de que la inaugure un escritor de ficción siempre tuvo un énfasis literario, ¿no?

–Sí, hasta ahora, pero, ¿por qué tiene que ser siempre así? Nosotros respondemos a una realidad de industria y de lectores que va mucho más allá de la literatura. Por supuesto que la literatura tiene una centralidad que nadie podría discutir, y que se sostiene en el resto de los acontecimientos que generamos, las mesas redondas y los diálogos. Cuando hablamos del libro, hablamos de un universo mayor al de la literatura. Cambiar tampoco está mal, sobre todo cuando la realidad cambia sin pedirnos permiso.

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