CULTURA › ALFREDO GRONDONA WHITE MURIO AYER A LOS 76 AÑOS
› Por Andrés Valenzuela
Alfredo Grondona White era, ante todo, un crítico feroz de la sociedad y del mundo. Mordaz como pocos humoristas argentinos, falleció ayer a los 76 años y dejó una obra excepcional en su extensión y calidad. Tuvo un comienzo precoz: a los 15 ya publicaba en los diarios Rosario y Democracia. Dos años después ganó un concurso de la prestigiosa revista especializada Dibujantes y su carrera despegó. Participó de publicaciones fundamentales del humor gráfico y la democracia argentina como Soterrasen, Chaupinela, El ratón de Occidente y Humo(r), entre muchas otras. También publicó en las revistas Esquire y Mad, de Estados Unidos, aunque contaba que jamás vio un mango por colaborar en tan prestigiosos títulos: aseguraba que si el pago no se lo robaban en el correo, se lo escamoteaban las propias revistas trapicheándole la firma.
En distintas entrevistas se lo podía leer despotricando contra abogados, sindicalistas y políticos (no necesariamente en ese orden) y era un furioso detractor de Perón. Pero con la misma intensidad con la que esos temas lo enervaban, amaba el dibujo humorístico, acaso porque le permitía pelear contra ellos.
Uno de sus personajes más famosos, el Dr. Piccafeces, era un abogado totalmente inmoral. El resto de sus creaciones, fuesen personajes regulares o simples monitos para el chiste de ocasión, oscilaban entre la maldad y la imbecilidad, y a veces las combinaban. Ni siquiera los niños se salvaban de su plumín venenoso. Los chiquilines de Bespi, su notable página en la revista infantil Humi, alcanzaban cotas de malignidad insondables, apenas opacadas por la idiotez de los padres que los criaban. El período más célebre de su carrera comenzó, como para muchos de sus colegas, de la mano del caricaturista y editor Andrés Cascioli, quien lo convocó para la revista Satiricón, donde Grondona White dio rienda suelta a sus trazos. Luego siguió Humo(r), de la que diseñó el célebre logo y en la que participó desde el primer número. Fue uno de los baluartes de su redacción hasta su cierre. Allí atravesó la dictadura militar, el retorno de la democracia con Alfonsín y el menemato.
De la Urraca publicó un libro del Dr. Piccafeces, hoy difícil de conseguir. Hay dos recopilaciones más accesibles. La primera, de 2011, llevaba por título el nombre del dibujante y reunía material de Humo(r), Superhumor, Humi y la uruguaya ¡Berp!. En 2013 Colihue publicó un tomo monumental: La revista Humor y la dictadura, en el que también se incluyen trabajos de Grondona White. Hace dos años fue homenajeado en Crack Bang Boom, el festival de historietas de su ciudad natal, Rosario.
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