CULTURA › PRIMERA BIENAL DE PERFORMANCE EN LA ARGENTINA
Desde hoy y hasta el 7 de junio, más de cien artistas y una veintena de proyectos inéditos formarán parte del encuentro. Habrá creaciones de gente tan diversa como Laurie Anderson, Marta Minujín, Jorge Macchi, Edgardo Rudnitzky, Gabo Ferro y Diana Szeinblum.
› Por María Daniela Yaccar
Marta Minujín hará volar desde dos helicópteros miles de pétalos de flores ecológicos, en el Puente de la Mujer de Puerto Madero. Además, a través de una convocatoria promovida por Google, intentará que personas se encuentren con sus almas gemelas. La serbia Mariana Abramovic ofrecerá un workshop con una serie de ejercicios para una limpieza interior. Sophie Calle, francesa que suele trabajar con historias personales, recibió una vez un mail de una pareja, un mensaje de despedida, que le decía “cuídese mucho”. Invitó a profesionales para que interpretaran la carta, cada una desde su disciplina, y así surgió la instalación Cuídese mucho. Estas son sólo tres de las cosas que ocurrirán en la Primera Bienal de Performance en la Argentina, desde hoy y hasta el 7 de junio, en la que están involucrados más de cien artistas y una veintena de proyectos inéditos.
Entre los creadores que mostrarán lo suyo en la bienal se encuentran Laurie Anderson, Jorge Ma- cchi, Edgardo Rudnitzky, Emilio García Wehbi, Gabo Ferro, Diego Bianchi, Luis Garay, Amalia Pica, Fernando Rubio y Diana Szeinblum. Se verán propuestas variadas, ya que los artistas provienen de diferentes mundos. “Queremos que la gente se entusiasme por vivir la Bienal. La performance no existe sin el espectador. El público es participante o integrante”, desliza la ideóloga del proyecto, Graciela Casabé, quien hoy prefiere decir que la Bienal es “una creación colectiva”, que no hubiera podido hacerse sin el apoyo de las instituciones públicas y privadas en las que sucederán las intervenciones. Las sedes son museos y espacios culturales de la ciudad de Buenos Aires, Mar del Plata, San Juan y Neuquén.
Casabé es arquitecta. Tiene una amplia trayectoria como productora en el mundillo de las artes escénicas. Se desempeñó, entre 1999 y 2007, como directora del Festival Internacional de Buenos Aires y antes, desde fines de los ochenta y hasta 2001, dirigió Babilonia, un teatro ubicado en el Abasto. “La performance siempre me inquietó. Decidí reunir en un evento acciones performáticas, y me pareció que lo más interesante era que varios artistas produjeran en simultáneo, generarles un empuje. Empecé a soñar una bienal con seis, siete artistas nacionales”, cuenta. La cosa se le fue de las manos cuando entabló el diálogo con las instituciones. Los curadores le propusieron nombres más ligados a las artes visuales. Y el público reaccionó también con entusiasmo: por ejemplo, para el workshop de Abramovic ya se agotaron las 300 entradas.
Durante la primera semana, se podrá visitar la instalación Murmullo, de Leonello Zambón y Eugenia González (martes a domingo, de 17 a 21, en la Casa Nacional del Bicentenario, Riobamba 985). El jueves a las 19 y el sábado a las 19.30 se verá VI sesión en el Parlamento, un proyecto que “asimila y emplea las estrategias formales de una sexualidad estereotipada para destruirlas”. Será en el Malba (Figueroa Alcorta 3415), con entrada gratuita. En Eva, volveré y seré performers, el uruguayo Martín Sastre invita al público a permanecer en el balcón de la Casa Rosada durante un minuto. Será el viernes de 14 a 18, gratis con inscripción previa. El sábado y el domingo será el turno de Diana Szeinblum y Los contempladores, un tour de dos horas y media, con capacidad para treinta personas, por diferentes espacios de la Ciudad. La propuesta de la Bienal se complementa con una plataforma académica, coproducción de la Universidad Nacional de las Artes y la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. La programación se puede encontrar en www. bp15.org
Es difícil definir el concepto de “performance”. “Se caracteriza por lo inmaterial, por la falta de objeto y por la imposibilidad del ensayo. Sucede en el momento. Hay que estar. El espectador tiene un rol importante, y no es lineal. Tiene que accionar. El cuerpo es fundamental”, arriesga la directora. Supone que las discusiones serán más fructíferas a posteriori, una vez que la Bienal culmine. “Se va a ver de todo: hay performances con discursos políticos más explícitos, otras vinculadas a la tecnología y algunas del orden del happening”, adelanta.
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