Querido Poni, me acabo de enterar de tu fallecimiento en Madrid el 10 de noviembre, o sea 20 días antes de que cumplieras 81 años. Muchos recuerdos muy vivos me trae esta noticia. Por lo tanto no te escribo como una despedida sino como un abrazo vital. Recuerdo muy bien cómo me acompañaste en la aventura de cuidar el Bárbaro en 1969 y compartir el mostrador atendiendo a la gente (amigos y otros no tanto). Lo hacíamos mas allá de la existencia tuya como médico y poeta y más allá de mi existencia como pintor. Y éramos felices. Nunca habíamos renunciado a ser lo que profundamente éramos, lo vivíamos con el entusiasmo de una época particular y me acuerdo que en ese entonces vos cantabas muchos de tus poemas como uno que recuerdo especialmente que se llamaba “Décadas”. A éstas las nombrabas una por una comenzando no recuerdo bien en cuál y terminando en la del sesenta. Me hubiese gustado saber como la continuarías (o tal vez de hecho lo hiciste).
Vino el tiempo en que los vientos nos llevaron fuera de la Argentina, vos a Madrid y yo a París. Tengo muy presente la intensidad de tu compromiso con los otros. Tu poesía daba testimonio vivo de ello. Era un canto de protesta y de amor.
En Madrid has continuado también siendo el doctor Luis María Martínez Cornaglia, con actividades tan diferentes como cuidar a los niños recién nacidos y atender psiquiátricamente a los ya muy crecidos. Pero en Madrid seguías siendo el argentino profundo. Incluso me llamaba la atención tu provocación hasta con la ortografía: me enviabas cartas tan cultas que parecían de un singular parentesco con la literatura de César Bruto, por insistir en escribir al sonido particularmente porteño (caye en lugar de calle). O sea que tu lirismo nunca dejó de costado el sentido del humor y la provocación.
Te escribo esta carta a vos pero sé que la leerán otros, entonces quiero nombrarles algunas de tus obras: Las obras libres (1966), La palabra es un hecho (1980), Dichosos los ojos que te ven (1986), Narrenturm: la torre de los locos (1994), Paradojas (2002). También tendría que señalar que en el último tiempo especialmente desarrollaste una obra de dibujante y pintor con el lirismo que te era propio.
Querías abarcar el mundo con todo lo que las manos pueden hacer, escribir, tocar una guitarra, pintar y amar.
Agradeciéndote tu existencia te abrazo sabiendo que estarás siempre presente en todos aquellos que te han querido –que son muchos– y en los que conocen y conocieron tus obras.
* Martín “Poni” Micharvegas murió el pasado jueves en Madrid. Nació en San Fernando en 1935, poeta, músico, artista plástico, médico y psicoanalista. Fue un activo animador cultural desde los años 60.