HISTORIETA › CECILIA ARBOLAVE, PERIODISTA Y EDITORA ARGENTINA RADICADA EN SAN PABLO
Junto a su marido y a un editor brasileño formó Lote 42, un sello que empezó a ganarse un lugar en el circuito paulista. “Nos dimos cuenta de que había muchos artistas que hacían cosas muy buenas con mucha audiencia y que las grandes editoriales los estaban ignorando”, dice.
› Por Andrés Valenzuela
“Nosotros no podíamos creer que estábamos publicando a Alexandra Moraes, ¿dónde estaban las grandes editoriales que no veían lo que estaba pasando?”, pregunta Cecilia Arbolave. Argentina, periodista, menos de 30, editora que, como muchos colegas, lanza sus primeros libros con la ilusión de aportar algo distinto al universo impreso. Pero Arbolave no publica en Buenos Aires, sino en San Pablo, donde vive y trabaja desde 2008 junto a su marido y socio, Joao Varella.
La editorial –que la pareja lleva junto a Thiago Blumenthal– recién arranca: tiene un año y medio y cinco libros publicados. Pocos, pero de buena repercusión. Con cuidadas ediciones, consiguieron hacerse un lugar en el circuito paulista y eso le dio una excusa a Arbolave para volver a la casa materna en Palermo, ahora como integrante de la comitiva que la urbe brasileña envió a la Feria del Libro para sus actividades como ciudad invitada al encuentro porteño.
“En Lote 42 publicamos mucho contenido que sale en la web”, explica la joven editora, “porque nos dimos cuenta de que había muchos artistas, dibujantes y autores que publicaban y divulgaban su trabajo, que hacían cosas muy buenas con mucha audiencia y que las grandes editoriales los estaban ignorando.” Arbolave ofrece números concretos: Moraes tiene 30 mil seguidores en su Tumblr y para cuando el sello editó el primer volumen de bolsillo (pero con tapa dura y páginas cosidas), publicaba muy esporádicamente en el diario Folha, de esa ciudad. Ahora publica todos los lunes. Bruno Maron (Manual de sobrevivencia dos tímidos), cuenta Arbolave, “es uno de los nombres promisorios del escenario actual del comic brasileño, y las editoriales grandes no se interesaban por ese contenido, que nosotros sabíamos que tenía público”.
Tanto Moraes como Maron se dedican al humor gráfico, pero la editorial también publica narrativa. Tampoco es que la editorial se circunscribe al universo web: ahora están trabajando en algunos libros que no nacieron en el 2.0. Eso sí, el universo de los bits sigue presente. “Algo que nos caracteriza es que usamos mucho las herramientas del mundo virtual para divulgar nuestros libros.” Por eso, advierte la periodista, sus autores “tienen que tener presencia ahí o una cosa fuerte que sepamos que va a tener su impacto”. Es que si un autor ya tiene sus lectores, eso empuja la campaña de promoción digital.
Lote 42 es de esa generación de editoriales que atiende a lo digital, pero que entiende perfectamente que las redes sociales y el papel operan distinto con sus lectores. Que no es lo mismo seguir una tira cada lunes en el mail que tener toda la obra recopilada, y que en muchas ocasiones no conviene tampoco mandar a imprimir todo lo que está subido a la web. “Hacemos una curaduría en relación muy directa con el autor, en eso también nos gusta diferenciarnos de las grandes editoriales”, comenta Arbolave, “en el caso de Alexandra, ella tiene más de cinco años de Tumblr, así que generó mucho contenido, hicimos una selección, lo consultamos con ella y fue una decisión compartida que en el primer libro no entraran algunos personajes”. De Mais um filho de mae brasileira, primer volumen de O Pintinho, a Para sempre clase média se incorporaron algunas figuras, como un dinosaurio o “Abortinho, un feto dentro de un frasco de formol”. Las grandes editoriales –y sus socios lo saben por haber pasado por ellas– rara vez “consideran la opinión del autor para la tapa, la diagramación y esas decisiones”.
En el segundo semestre de 2014 incorporarán a su catálogo un autor argentino y uno uruguayo: Kioskerman, autor de Edén, y Gervasio Troche, de Dibujos invisibles. La obra de Kioskerman ya se conoce en Brasil, pues la editorial Zarabatana publicó el primer volumen de Edén allí, pero no lanzó el segundo. Lote 42 tomará la posta. “No es que fuimos a buscar artistas para traducir”, cuenta Arbolave, “pero yo ya tenía el primer libro de Kioskerman, que lo había comprado en Buenos Aires, y pasaba que en Brasil me lo mencionaban, o aparecía entrevistado en alguna revista”. Hasta que el historietista André Dahmer se los recomendó. “Ahí me di cuenta de que tenía un público mayor de lo que imaginaba.”
Claro que tanto Troche como Kioskerman tienen una gran ventaja para llegar al mercado brasileño: el uruguayo no usa palabras y el argentino las usa poco. Además, su humor gráfico no es el de carcajada (más difícil para cruzar cualquier frontera), sino el de la sensibilidad. “El tema del idioma es muy difícil, por más que portugués y castellano parezcan similares, son muy distintos, ¡y el humor es tan cultural! Podés aprender un idioma, pero el humor no lo comprendés sino al final”, reflexiona la editora. Su marido, comenta, cree que Brasil exporta al resto del continente más cultura de la que incorpora, pero en cambio sí es permeable a la influencia de la industria norteamericana. El desafío, entonces, es ofrecer a los paulistas autores interesantes que rompan con esa inercia. “Como somos una editorial chiquita, no podemos darnos el lujo de publicar algo porque sí, pero Troche y Kioskerman tienen un fuerte público en Brasil.”
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