HISTORIETA › BALANCE DEL FESTIVAL INTERNACIONAL DE HISTORIETA COMICóPOLIS
› Por Andrés Valenzuela
“Hay una idea buenísima de diversidad.” Quien plantea el panorama que se vivió durante los cuatro días de Comicópolis es José Sainz, de la Editorial Municipal de Rosario. Ese es el balance artístico del festival internacional de historieta de Tecnópolis que, al horario de la merienda del domingo, ya había congregado a 85.000 asistentes. Para el cierre, Lucas Pérez Breglia, uno de los organizadores, estimaba la concurrencia en 90.000. Para el visitante ocasional, poco interiorizado con el mundillo de las viñetas, Comicópolis resultó una chance inmejorable para ver las múltiples tendencias y producciones, tanto locales como extranjeras. Desde Batman hasta el nuevo tebeo español, desde el underground norteamericano hasta el humor gráfico argentino y todos los puntos imaginables en el medio. Expositores y autores argentinos coincidían en la formidable oportunidad que suponía, más allá de las ventas ocasionales, la posibilidad de acceder a un público general que no necesariamente forma parte del fan de fierro del sector.
El éxito se manifestó de diversas maneras. Por un lado, la concurrencia excepcional, pero que confirma la tendencia general de aumento de convocatoria de los eventos de historieta en todo el país. Por otro lado, el reporte de numerosos stands, que daban cuenta del stock del momento agotado. El sábado a última hora, por ejemplo, apenas quedaban cinco ejemplares de uno de los libros de Joe Sacco. Para el mediodía del domingo, ya no había. Otro tanto sucedió con el suizo Thomas Ott, cuya exposición de originales fue furor entre los dibujantes y cultores del circuito. La editorial que publicó El número agotó su stock a mediados del sábado y el domingo debió reponer los ejemplares. En el stand vecino, los emergentes de Panxarama, cuyo título Niños en la basura ganó el premio Comicópolis a nueva historieta nacional, también habían agotado sus existencias. La editorial cordobesa Llantodemudo confirmó a Página/12 otro tanto con una de sus novedades, Morón Morón.
Desde lo artístico, el balance también es muy positivo. Doce muestras de enorme nivel (algunas incluso con originales), una legión de invitados indiscutible, con nombres de la talla de Peter Milligan (que dio una charla notable), Joe Sacco y Guy Delisle (quien sorteó un paro de Air France para llegar a Argentina) hablando de sus historietas periodísticas y testimoniales, representantes latinoamericanos excepcionales como el peruano Manuel Gómez Burns, o el editor de The Walking Dead, Sean Mackiewicz. Además, entre los numerosos argentinos, la presencia fundamental de Horacio Altuna, padrino oficial de esta edición del festival. A éstos hay que sumar a otros artistas y personalidades del sector hasta alcanzar los 31 invitados. El viernes, además, el festival contó con la visita de lujo de Quino, quien recorrió su muestra junto a la ministra de Cultura, Teresa Parodi.
Las novedades que este año planteó el evento funcionaron bien: los premios Comicópolis pusieron en circulación tres títulos (el mencionado de Panxarama, Perramus y Johnny Jungle) en la cadena de librerías Distal. El otro gran premio de la edición, reservado a los cosplayers, recayó en una jovencita de Córdoba, quien viajará a Nueva York ComicCon.
Puestos a reflexionar, quien dio en la tecla fue Martín Ramón, uno de los responsables de la editorial y tienda especializada Moebius, quien destacó la importancia del evento como política cultural de Estado. “Esto, mantenido en el tiempo...”
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