Vie 09.01.2015
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HISTORIETA  › EL DIBUJANTE JUAN GIMENEZ COPO EL NUEVO NUMERO DE FIERRO, QUE SALE MAÑANA

Una aventura de las clásicas

Casi como homenaje a uno de los maestros del género de la ciencia ficción, la revista propone la lectura del primer tomo de Elige tu juego, una de sus obras más leídas, que navega entre joysticks, monitores y adolescentes que luchan por entender la realidad.

› Por Santiago Sánchez Kutika

La nueva edición de Fierro, que saldrá mañana junto a Página/12, está lejos de ser un paso previo hacia los festejos del esperado número 100. Para corroborarlo, basta leer el nombre de quien copó las 72 páginas de la revista: Juan Giménez (1943), emblema de la historieta nacional e internacional y autor de recordadas obras maestras como Basura (junto a Carlos Trillo), As de pique, Ciudad (ambas con guión de Ricardo Barreiro) o la famosísima saga La casta de los Metabarones (escrita por el multifacético Alejandro Jodorowsky). Es que el mendocino, radicado desde hace décadas en España, decidió editar una de sus obras más leídas y acaso premonitorias sobre los aún desconcertantes mundos de los juegos electrónicos: Elige tu juego, una aventura de las clásicas entre joysticks, monitores y jugadores adolescentes que luchan por entender la realidad mientras ésta se vuelve cada vez más virtual. Fue creada en el 2002, justo cuando el mundo de los videojuegos comenzaba a crear fantasmas y fantasías de todo tipo respecto de sus riesgos y potencialidades, y recién ahora se edita en el país, luego de un exitoso recorrido por diversos países europeos. Como la define Juan Sasturain, en esta historieta hay un tironeo de doble movimiento “por un lado, sin pausa posible, la acción incesante que arrastra la aventura siempre hacia arriba y adelante; por otro, la densidad del dibujo, la multiplicidad informativa diseminada cuadro a cuadro, la calidad impecable de las soluciones gráficas de cada página, que obligan a volver una y otra vez, minuciosamente, a verificar la excelencia, admirar la madurez expresiva de un profesional con fervor de amateur: Juan Giménez, como no tantos, nos hace sentir, con cada trazo, el cuidado y la dedicación casi obsesiva por lo que hace. Lo suyo es una elección amorosa”.

Es por eso que Fierro propone para este prometedor verano la lectura del primer tomo de este relato, casi como homenaje a unos de los maestros del género de la ciencia ficción, creador tanto de imponentes paisajes tecnificados como de los más cruentos ambientes bélicos. Su larga historia como dibujante comenzó a mediados de los años ’70 junto al recordado Ricardo Barreiro como guionista. Una vez instalado en España, su trabajo tanto en solitario como en yunta lo hizo merecedor, en 1990, del premio Yellow Kid, uno de los más relevantes de la industria.

–¿Cómo empezó su recorrido por el mundo de la historieta? ¿Tuvo estudios relacionados con el medio?

–Pienso que el cine tiene mucha responsabilidad en el asunto. Desde muy chico mi madre nos llevaba con ella a ver películas. La fascinación que me producían esas imágenes en movimiento me llevaba a intentar reproducirlas en casa, con los elementos de que disponía: lápiz y papel. Sin saberlo, estaba haciendo lo que más tarde descubrí que era ni más ni menos que una historieta. Esto sucedió cuando me llegó a través de un amigo la revista Misterix, en 1953. Entonces, empecé a copiar a lo bruto. Por ejemplo, las historias (a igual tamaño, con plumín y tinta china) de Bull Rockett, de H. G. Oesterheld, porque me gustó desde un principio el tema de la ciencia ficción y sus dibujantes de esa época (Paul Campani, Solano López). Fui aprendiendo de esta manera. Lo mismo hice con el tema del color: copiaba la tapas de los libros de bolsillo de la colección Espacio (de la editorial Toray); las hacía con témperas escolares, con pinceles y cartulinas rudimentarias, y a igual tamaño, lo que dificultaba mucho más su acabado. En realidad, esto se resumiría con el raro término académico que dice que soy un autodidacta.

–¿Cómo fue la experiencia de sus primeros trabajos?

–Fue en Río Cuarto, cuando conocí a Víctor Hugo Arias y Gabriel Yabar Cafa, los primeros dibujantes de historietas de verdad. Ellos trabajaban en Hora Cero y fueron los que me enseñaron lo que era un pincel de pelo de marta para trabajar la tinta china, lo que era la cartulina enyesada importada de Inglaterra, etc. En esa época, por 1961, publiqué mi primera historieta, en la revista Asalto. Luego publiqué en Fuego! La magnitud de esas experiencias es inenarrable.

–¿Qué diferencias encuentra trabajando junto a un guionista y trabajando solo? ¿Qué cosas toma de los escritores con los que formó dupla a la hora de narrar sus propias historias?

–Los guionistas con los que trabajé me dejaron libertad absoluta de realización; o sea, en la puesta en escena, ritmo secuencial, imaginería, etc. La diferencia al trabajar con un guión ajeno es que disponés de un punto de vista distinto del tuyo en el planteo de la historia. Se crea una especie de reto interesante al plasmar las imágenes que te sugiere ese guión. El acostumbramiento casi obligado que conlleva un escrito propio hace que sea inevitable recurrir inconscientemente a fórmulas ya ensayadas. En relación con la segunda pregunta... Carlos Trillo y Ricardo Barreiro fueron descendientes de la escuela argentina que encabezó indudablemente Oesterheld, quien marcó a una generación entera en la forma, contenido y estilo a la hora de narrar una historia. Me resulta más difícil saber qué es lo que pude tomar de Jodorowsky. De hecho, no me lo había planteado... quizá, la audacia y el arte de la provocación.

–¿Cómo fue el proceso de creación de Elige tu juego? ¿Cómo llegó a su publicación en la Argentina?

–Tardé aproximadamente siete años en terminar la historia, porque la hacía en los tiempos libres que tenía entre cada capítulo entregado de la saga de los Metabarones. Mi tiempo era limitado. Al hacerla con tanta lentitud, sentía que la tecnología me iba alcanzando, así que tuve que modificar el guión para adaptarlo a los avances técnicos. La historieta fue publicada primero en Italia, luego en Estados Unidos (en ambos casos en forma seriada). Después, la edité completa en el 2002, en España. El libro continuó circulando por Europa, generalmente dividido en dos partes. Anduvo por Bélgica, Alemania, etc. Finalmente, llegamos a la edición argentina. Yo siempre he tenido contacto con Fierro: en esta etapa participé con algunas historias cortas, pero siempre hablé con Juan Sasturain acerca de la posibilidad de editar una historieta más extensa. Entonces, decidimos publicar Elige tu juego.

–¿Cuál es su relación con los videojuegos?

–Podríamos decir que ante un videojuego, tal como se están desarrollando en estos momentos, mi relación es testimonial. Eso sí, me informo, en lo posible, acerca de los adelantos tecnológicos que se incorporan a la vida diaria, además de no perder de vista las imágenes digitales que allí se desarrollan. He jugado, en especial con simuladores de vuelo. Los tengo casi todos. Pero la falta de tiempo libre y a veces la complejidad es tal (debido al énfasis en perseguir el realismo por parte de estos simuladores) que puedo tardar meses antes de despegar un simple piper cub. En Elige tu juego intenté plasmar la sensación de estar frente a una tecnología que en ese momento no existía y que ahora se puede (re)producir perfectamente.

–¿En qué proyectos está trabajando actualmente?

–Acabo de terminar el tercer libro de una historia medieval, Yo, dragón, relato que hace unos años se inició en la edición 47ª de la revista Fierro. En ese número, en el apartado “Picado grueso”, se publicó una secuencia completa de cuatro páginas. Por otra parte, en estos momentos estoy preparando un nuevo ataque en vuelo rasante con una historia de aviones que transcurre en la Segunda Guerra Mundial.

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