Sáb 10.05.2008
espectaculos

LEóN GIECO Y LOS PIBES DEL PROYECTO MUNDO ALAS, UN RECONOCIMIENTO A LA LABOR DEL ARTE

El día que la fiesta ganó la Legislatura

Ante un auditorio de diputados, funcionarios, familiares de los artistas participantes, Abuelas y Madres de Plaza de Mayo y miembros de organismos de derechos humanos, el encuentro fue mucho más que un reconocimiento político.

› Por Oscar Ranzani

Hay que comenzar por el final: León Gieco cantando “Sólo le pido a Dios”, con músicos y artistas discapacitados en el Salón Dorado de la Legislatura porteña, logró lo que miles de discursos de políticos no pudieron en décadas: que una institución política, sede de los debates por las leyes de la ciudad de Buenos Aires, se convirtiera en el espacio de una fiesta popular. Han pasado muchos años para que política y celebración se dieran la mano en un acto digno de emociones colectivas, contagiosas hasta para el más solemne. El motivo de la reunión: la Legislatura, por iniciativa de los diputados Juan Manuel Olmos –vicepresidente segundo del cuerpo–, Juan Cabandié –a quien Gieco le compuso el tema “Yo soy Juan”– y Diego Kravetz, declaró de Interés Cultural de la ciudad el Proyecto Mundo Alas, compuesto por el film Para qué quiero pies si tengo alas –que se estrenará en diciembre– y el libro Cuento con Alas, donde quedan plasmadas tanto las historias de vida de los chicos que tocaron, cantaron y bailaron con Gieco como las vivencias de la gira que dio nacimiento al proyecto. El santafesino, además, dio la primicia de que por la tarde iban a tener una reunión con empresarios de EMI para negociar la edición de un disco que completaría la tríada más soñada por Gieco y los chicos. Después de dar la noticia, Gieco señaló que no quería ir solo a negociarlo, “voy a ir con ellos. Me parece que lo vamos a lograr”, confesó públicamente ante un auditorio compuesto por funcionarios, familiares de los jóvenes artistas, Abuelas de Plaza de Mayo, Madres Línea Fundadora y miembros de organismos de derechos humanos, entre otros invitados.

Olmos dio la bienvenida “en nombre de la Legislatura” y señaló: “Todos tenemos acciones a lo largo de nuestra vida para llenar y transcurrir en este mundo. Algunos las llenan para su ego, otros tienen acciones para llenar su tiempo, algunos para llenarse de plata. Este proyecto, con los chicos que son los verdaderos protagonistas, nos llena el alma”. Luego fue el turno de las autoras de Cuento con Alas: Silvina Mansilla y Patricia Knopf, musicoterapeutas egresadas de la UBA. Knopf relató que el proyecto del libro –que hoy a las 21 se presentará en la Sala José Hernández de la Feria del Libro– comenzó en 2006, y que, desde entonces, fueron recopilando y escribiendo su visión de las historias de estos jóvenes artistas: “Confiamos en que sus historias puedan constituir mensajes para aquellas situaciones en que la adversidad nos repliega a la errónea creencia de que estamos solos para enfrentarla”. Mansilla se preguntó: “¿Por qué siempre pensamos al otro como diferente si, en realidad, todos somos diferentes? ¿Cuál es la equivalencia y cuál la diferencia que nos une y nos separa socialmente?”. Luego dijo que la discapacidad, las capacidades diferentes, las capacidades especiales, “son algunas de las maneras de nombrar esta temática. La ambigüedad que tienen los términos metaforizan la relación con aquello que todavía deambula buscando un lugar en las representaciones sociales” y que “estas personas eligieron cambiar lo que los nombra: son artistas, crean, trabajan con la música, la pintura, la danza, las palabras”.

Después llegó el turno del presentador de Mundo Alas, Raúl Romero. Nació en Chaco y luego se vino a vivir a Buenos Aires con su mamá. Estudió en el Cotolengo Don Orione y participó de distintos talleres culturales como fotografía, teatro, percusión, además de conducir en la radio del Cotolengo. “Quiero agradecer muchísimo a León por la posibilidad de estar en este proyecto”, manifestó, y luego presentó a todos “los compañeros artistas”. Antonella Semaán –quien comenzó a pintar a los 6 años, y estudió en la Asociación Pintores Sin Manos– agradeció a León “por la iniciativa del proyecto y por acordarse de mí, después de tantos años que había trabajado con él”, ya que la joven participó pintando sus cuadros en el Opera durante la presentación de Bandidos rurales.

Uno de los momentos más emotivos fue cuando habló Carlos Mello, quien tiene un programa en FM La Boca y conoció a Gieco durante un reportaje. Después de cuestionar la Ley de Radiodifusión, señaló que “la mayor audacia que tuvo León fue incluirnos por nuestras capacidades y no por las discapacidades”. El aplauso fue unánime, sólo superado por el siguiente. “Es muy difícil para nosotros salir en los medios de comunicación social. Yo no quisiera que las personas con discapacidad sean los desaparecidos de hoy por este sistema perverso. Creo que la lucha de las Abuelas, Madres e HIJOS también es nuestra lucha. La sociedad también tiene que tener un cambio de óptica porque nosotros valemos por nuestras capacidades y no por las discapacidades”, expresó.

Algunos de los chicos que participan del proyecto bailan en Amar - Desarrollamos Capacidades, asociación surgida en 1974 que cuenta con un hogar y un centro de día. Además, allí funciona la Escuela Amar Tango Danza, nacida en 2003 para que los jóvenes con discapacidad que concluían sus estudios tuvieran un lugar para seguir desarrollándose. La psicóloga Silvia Lanciano, quien coordina la compañía de danza, sostuvo que los bailarines compartieron escenario con diversos artistas de distintos géneros musicales, “siendo testigos de lo que las personas con discapacidad pueden lograr” y que “entonces llegó León”. Otro de los artistas es Demián Frontera, bailarín del grupo ALMA e integrante del proyecto Danza Integradora “Todos podemos bailar” del IUNA, quien contó que ese proyecto tiene tres pilares: “Empezó por lo artístico, continuó con lo terapéutico y finalmente con lo educativo”. También tuvo palabras elogiosas hacia Gieco al señalar que “León es marca registrada de humanidad”.

Eva Giberti escribió el prólogo de Cuento con Alas y dijo que vino a acompañarlos “en la alegría, en el arte y la lucha. La alegría es un sentimiento extraño que, a veces, se confunde con la necesidad de andar alborotado, saltando, riéndose a carcajadas. Y si lo pensamos bien, la alegría es una especie de ala que todos llevamos dentro y que, a veces, se nos pliega, nos bajamos y nos sentimos algo tristes. Pero siempre apoyados en el ala que cada vez más, de acuerdo con lo que puede verse en el libro y en estas vidas, se sale de ese pliegue y se abre y vuela”.

Para qué quiero pies si tengo alas, realizada por Magoya Films, Grupo Dharma y la Asociación Amar - Desarrollamos Capacidades registra los momentos más emotivos de la gira de León con los chicos e incluye el concierto en el Luna Park con motivo de los 20 años de Página/12. Uno de los directores, Sebastián Schindel, recordó que en 2006 recibió un llamado de León: “Quiero hacer una película. Tengo un show armado en la cabeza pero quiero asegurarme de que se haga una película”, le dijo. León ya tenía pensado “cómo iba a ser el escenario, dónde se iba a sentar cada uno, el orden de las canciones, cómo iban a estar armadas las pantallas y qué se iba a proyectar. Yo le digo Locomotora Gieco, porque tiene una energía infinita y arrastra a todos en proyectos hermosos”, expresó Schindel, quien esa misma noche fue a cenar a la casa de Gieco y el proyecto comenzó a ser una realidad, después de una prueba piloto en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno. Posteriormente habló Cabandié, quien después de recordar que Gieco fue declarado Ciudadano Ilustre en 2005, hoy necesitaría otro título: “es el Honoris Causa como el Educador Número 1, porque me parece que si hay algo que hace León es educar y formar opinión de la buena”. Cabandié señaló que “hay una sola discapacidad, la de los que tienen el corazón chiquito, ese corazón que solamente bombea sangre y no tiene la capacidad de amar”.

Los diputados entregaron diplomas a Gieco, a los autoras del libro y a uno de los directores del film. “Quiero dedicar este premio, además de a todos los chicos, en especial a Pancho, porque gracias a él todo esto se hizo, porque él está bendecido no se sabe muy bien por quién pero ve las cosas antes. Y para él todo esto es natural porque ya lo vio en algún momento”, dijo Gieco sobre Pancho Chévez, músico y compositor con tres discos grabados, que tocó la armónica ayer con Gieco en “La canción de Beto”. “Es una canción muy hermosa porque se la compuso a Beto, su manager. Beto le arma las valijas cuando salimos de gira, y es el encargado de ponerle las armónicas que necesita. Entonces, él le compuso una canción”, contó Gieco antes de cantar el tema junto a Pancho. Otro de los chicos que cantó en la Legislatura fue Maxi Lemos, oriundo de San Luis, que cantó “Cinco siglos igual” y pidió un fuerte aplauso para “Juan Diego, mi profesor. Si no fuera por él y por León, no hubiera grabado dos discos maravillosos”. Alejandro Davío, músico, compositor y poeta, tocó la guitarra y cantó junto a León “La colina de la vida”. Carina Spina también tiene su disco y antes de cantar con León “En la frontera” destinó un mensaje “a todos los que conocen a alguna persona con discapacidad. Es muy importante lo que hace León y es un ejemplo para que las demás personas lo hagan: el darnos su confianza”. Demián y Laura, del grupo ALMA, bailaron “La memoria”. No fueron los únicos: una pareja de Amar también bailó “Galleguita”. A esa altura de la ceremonia, todos se quedaron con las ganas de más. Y llegó “Sólo le pido a Dios”. Por eso, el comienzo de la nota, el final de la fiesta.

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