LA INTIMIDAD DEL FESTIVAL DE TíTERES PARA ADULTOS
Carolina Erlich, Mirna Cabrera y Soledad Núñez, organizadoras del evento, anticipan el perfil de estas obras dirigidas a todo público. “Hay trágicas, humorísticas y oníricas”, dicen.
› Por Andrés Valenzuela
¿Chistes de política? ¿Porno? Nada de eso. Se trata sencillamente de espectáculos de títeres pensados para el disfrute exclusivo de los grandes, para que no haga falta la excusa de hijos y sobrinos para ir a verlos. Se trata del V Festival de Títeres para Adultos que comienza mañana, y que se extenderá hasta el domingo 22 de junio en tres sedes: el Teatro Celcit (Moreno 431), el Centro Cultural Caras y Caretas (Venezuela 370) y el Teatro Tornavías de la Universidad Nacional de San Martín (Martín de Irigoyen 3100, San Martín). Son siete obras en 15 funciones, una muestra con tres obras cortas de los alumnos egresados de la Escuela de Titiriteros del Teatro General San Martín, una función homenaje a los fundadores de la Escuela Provincial de Títeres de Neuquén, proyección de cortos animados del grupo La Nave de los Sueños y una charla abierta con titiriteros.
Además, durante todo el festival una exposición de fotografías históricas del Carnaval porteño del archivo personal del dramaturgo Mauricio Kartun estará disponible para el público. Carolina Erlich, Mirna Cabrera y Soledad Núñez, integrantes del grupo Bavastel, empezaron a organizar tímidamente el festival en 2004 con apenas media docena de funciones. Gracias a una buena respuesta del público y sus colegas, el festival comenzó a crecer hasta su forma actual y espera sumar funciones el año entrante. “Los resultados del trabajo y el esfuerzo no se hicieron esperar, sabemos que la comunidad profesional espera el evento”, confía Erlich, voz cantante del grupo. “La gente en marzo ya pregunta qué se programa.” Este año serán grupos de Buenos Aires, Rosario, Neuquén y Málaga, España.
–La mayoría de las obras tienen que ver con lo onírico o la fantasía, a diferencia de lo que cierto imaginario podría marcar sobre obras para adultos, distintas de las que son para chicos. ¿Por qué es esto?
M. C.: –¡Tenían un denominador común!
C. E.: –En realidad, tratamos de armar el programa completo del festival pensando en un espectador que va a ver todo, cosa que raramente pasa. Pero si alguien quiere ver qué es esto de los títeres para adultos y cae a ver tres o cuatro espectáculos, se lleva un panorama: los hay trágicos, humorísticos, oníricos y otros reconcretos.
La diversidad también se extiende a la variedad de técnicas: entre los espectáculos hay títeres de mesa, de guante, teatro de objetos y figuras, de proyecciones y de siluetas en mesa.
C. E.: –También hay mucha gente a la que le decís títeres para adultos y salen con ¿es porno? Es la lectura del receptor. Una vez pusimos un espectáculo porno en una sección especial del programa, tarde, porque capaz va gente mayor y no le copa. Hasta ahora nunca programamos nada de corte político. Quizás una versión de Macbeth que tenía una segunda lectura, pero porque en la misma obra está servido en bandeja.
M. C.: –El sueño es un recurso muy común en los títeres. Podés poner un títere a volar, pero en el teatro con actores quizá no. También podés romper la cuarta pared y hablar con el espectador. Lo mismo con los viajes en el tiempo o cosas así. Son un montón de caminos que tienen que ver con la metáfora y tarde o temprano se cruzan.
Cabrera ruega darle el crédito por la idea de la metáfora a su maestro, Mauricio Kartun (“maestro de maestros”, dirá, ante la mirada aprobadora de sus compañeras). El dramaturgo participará del festival a través de la exposición de parte de su archivo fotográfico con imágenes históricas de máscaras y disfraces del Carnaval porteño.
M.C.: –Mauricio es muy querido para todas nosotras y siempre lo queremos convocar. De alguna manera estamos en un momento de la profesión donde podemos y es un honor invitar a nuestros maestros a nuestro festival.
La proyección de cortos aparece por los lazos entre las dos artes. “Hay un vínculo muy cercano entre la animación con muñecos y el dibujo animado, con los títeres”, explica Erlich. “Sus códigos son medio parientes”, señala y recuerda su época como estudiante. “Cuando uno estudia recurre un montón a esos lenguajes”, apunta. El crecimiento del festival permitió la inclusión de estas actividades extra, pero también acompañó un desarrollo del género. “Hace diez años, si montabas un espectáculo para adultos sabías que ibas a pérdida rotunda”, cuentan las chicas. “Era por el simple gusto de hacerlo o para acceder a otros festivales. Luego la situación mejoró, un poco sostenías el espectáculo a pulmón hasta que la gente se enteraba y tímidamente empezaba a ir”. Para Erlich, el festival aportó muchísimo a que la gente se aflojara y fuera a ver títeres para adultos. Nuñez coincide: “La gente ya no pregunta qué es esto, no le resulta raro”. Por eso en esta edición las integrantes de Bavastel presentarán su primera obra del género, Las vueltas de la vida, para darle a su espectáculo “el gusto de presentarlo a sala llena”. ¿Cómo es su espectáculo? La respuesta viene con un dedo índice señalando la calesita, donde transcurre parte de la sesión de fotos para la nota. Sentados en un banco de plaza, un anciano y un vagabundo que comparten sus recuerdos protagonizan la historia. Lo que llama la atención es que para la tradicional vida trashumante del titiritero, usan una escenografía tan grande. “Las compañías en general se arman espectáculos viajeros, nosotras no”, explica Erlich. “Como trabajamos más que nada en Buenos Aires tratamos de darnos los gustos y sí, siempre la primera idea es hacer algo transportable, pero surge lo de la calesita y decís ¿por qué tengo que sacrificar una de mis mejores ideas para que entre en una valijita?”.
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