PAGINA/12 PUBLICA LAS CHARLAS DE CAFE CULTURA NACION
El primer número (el suplemento aparecerá todos los lunes) ofrece la charla del ministro de la Corte Eugenio Zaffaroni con José Nun y parroquianos del bar porteño L’O. “Queremos dejar marcas que incidan en la vida de la gente”, dice el secretario de Cultura.
› Por Silvina Friera
El genial Discepolín sirvió en bandeja dos versos ejemplares cuyos ecos resuenan con fuerza inusitada. En Cafetín de Buenos Aires, revela que aprendió “filosofía, dados, timba y la poesía cruel/ de no pensar más en mí”. El poeta lanzó una estocada contra el individualismo exacerbado, el peor de los repliegues, si se combina, además, con el miedo sistemático a escuchar las voces de los otros, el aislamiento y la clausura definitiva del cara a cara, del cuerpo a cuerpo. El programa Café Cultura Nación, que comenzó en el segundo semestre de 2005, fue ideado por el secretario de Cultura de la Nación, José Nun, para amortiguar la resaca que dejó el terrorismo de Estado. “Buena parte de la población argentina había perdido el hábito del diálogo, de la discusión, del debate, del ver al otro como un adversario que hay que convencer con argumentos y no como un enemigo que hay que liquidar –explica el sociólogo y politólogo–. En nuestro esfuerzo por construir ciudadanía desde la cultura, creamos espacios donde este diálogo fuera posible.”
Después de más de 3000 reuniones en todo el país, en las que intercambiaron información, opiniones y reflexiones, artistas, músicos, ministros, funcionarios, dirigentes sociales, periodistas y escritores como José Pablo Feinmann, Osvaldo Bayer, Sandra Russo, Carlos Tomada, Norberto Verea, Cristina Banegas, Rodolfo Mederos, Marcelo Cohen, Ricardo Forster, Alberto Laiseca, Norberto Galasso, Irupé Tarragó Ros y Néstor Marconi, entre otros, el ciclo llegó a la ciudad de Buenos Aires el 7 de octubre, cuando el ministro de la Corte Suprema de Justicia, Eugenio Zaffaroni, dialogó con los vecinos de San Telmo, en el bar L’O, de la calle Piedras. Esta jugosa charla entre Zaffaroni y Nun se podrá apreciar a partir de mañana en el suplemento Café Cultura Nación que PáginaI12 entregará todos los lunes.
El próximo número estará centrado en los diálogos de los artistas Luis Felipe Noé y Daniel Santoro, y en los suplementos siguientes se publicarán las charlas de Las mujeres en Lucha contra el Paco, Norberto Verea, Jorge Fleitas (preparador físico de Vélez), Carlos Tomada y Marcelo Saín, entre otros. Nun cuenta que lo que empezó como un “proyecto piloto” en diez localidades pronto se extendió a la mayor parte del territorio nacional. “La idea fue creciendo y ramificándose. A propuesta de los participantes surgió la idea de hacerlo en unidades carcelarias. El otro día me contaban ex detenidos que era el momento en que recuperaban su calidad de seres humanos y de ciudadanos –recuerda el secretario de Cultura–. Inmediatamente llevamos los Café Cultura también a unidades militares. Es una innovación única, en el sentido de que una unidad militar es el lugar del orden preestablecido donde se respetan las jerarquías, pero donde hemos subrayado, yo lo hice cuando inauguré el encuentro en la base aérea de Córdoba, que estaban asistiendo en calidad de ciudadanos, no de militares, y como ciudadanos todo el mundo tenía derecho a hablar, no había superiores ni inferiores. La sorpresa de muchos oficiales de alta jerarquía que asistieron a estas reuniones fue que el diálogo empezaba a fluir, y que lo que era el respeto jerárquico, correctamente debido como militares, se disolvía en una charla en la que participaban todos.”
La repercusión de los encuentros llegó hasta los países limítrofes. “Estamos haciendo los Café Cultura Nación en Asunción (Paraguay) y en Villazón (Bolivia), a pedido tanto de los paraguayos como de los bolivianos”, aclara Nun. En Buenos Aires, los Café Cultura se concentran fuertemente en la zona sur de la capital, la más desprovista de una oferta cultural importante. “Es una iniciativa democrática, federal y pluralista en la que la gente participa con mucho fervor. Cada tanto aparece el que habla con voz estentórea y trata de fijar su posición de una manera autoritaria, pero el público reacciona muy críticamente.”
“Si el medio es el mensaje, en este caso el medio son los cafés, los bares, templos profanos en los que los porteños de todas las épocas han rendido culto a la amistad, a la confesión, al diálogo –señala Sandra Russo en la nota del suplemento que introduce el diálogo de Zaffaroni con Nun–. Un ánimo recurrente acompaña las charlas: las ganas colectivas de entender los procesos que vivimos, de comunicarse cara a cara y voz a voz. En todas las experiencias aparece esa necesidad de desmalezar la escena pública, de atar cabos, de compartir percepciones sobre la realidad política, histórica y social de nuestro país, y sobre cómo esa realidad es leída por diferentes sectores o desde diferentes puntos de vista.” Nun subraya que es la primera vez en la historia que un ministro de la Corte Suprema va a un café a charlar con los parroquianos. Zaffaroni, “un punto de referencia en la defensa de los derechos humanos”, afirmó que “somos tributarios de una cultura jurídica que le copiamos a Europa en líneas generales pero, ¿los derechos nos han llegado a nosotros de la misma manera que en el mundo central?”.
Zaffaroni puso el énfasis en la ambivalencia entre los derechos y el respeto a las instituciones. Para rastrear el origen de esa “ambivalencia” latinoamericana en relación con “los derechos”, el ministro de la Corte Suprema de Justicia repasó cómo fueron naciendo las constituciones. “Lo cierto es que sancionamos constituciones muy liberales, en el sentido de garantías, de derechos, proclamación de derechos, pero con realidades feudales”. Zaffaroni planteó que no se puede pretender que “aquellas inmensas masas humanas marginadas de la ciudadanía sintiesen algún aprecio por las instituciones, si esas instituciones eran una fachada que servía de pretexto para encadenarlas”. Y advirtió sobre el peligro que implica que el poder se desentienda de la subjetividad. “Yo voy a controlar los comportamientos, no voy a controlar su subjetividad. No me interesa más trabajar el alma, voy a controlar el cuerpo, entonces lleno todo de cámaras. Hoy el control electrónico de conducta es algo que avanza –alertó–. No va a ser necesario tener más cárceles. Le van a meter un chip al tipo y lo van a poder monitorear, o sea que la cárcel quedará para un grupo demasiado reducido, un grupo patológico, y los demás serán controlados con un chip, y todos pelearemos contra los chips, con el grave inconveniente de que el chip es más barato, y la cárcel es cara, y en consecuencia corremos el riesgo de andar todos con chip por la calle.”
Los Café Cultura Nación son disparadores de reflexiones y debates que permiten continuar barajando los temas. Se trata de animarse a escuchar, a hablar, a “filosofar”. Nun opina que estos encuentros logran un efecto, que es el que tiene que conseguir las políticas culturales: “Dejar marcas que incidan en la vida de la gente”.
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