MáS DE 450 MIL VISITANTES EN LA NOCHE DE LOS MUSEOS
La propuesta fue lo suficientemente amplia como para que todo tipo de público pudiera elegir su itinerario preferido. En más de 120 sedes porteñas, algunas convencionales y otras no tanto, hubo espectáculos de música, teatro y danza.
› Por Suyay Benedetti
Gardel, en versión estatua inflable, caminando erguido desde el Obelisco a su casa natal, Fritz Lang proyectado en la Costanera Sur frente a la ribera del Río de la Plata disfrutado por un público que aguarda danzar a un ritmo digno de algún festival electrónico. Elementos que se podrían tomar como evidencia de que La Noche de los Museos cambió de gobierno. Años anteriores, diferentes estilos como murga y rock cerraban el evento. Este año, el ritmo marcó otros rumbos: iconos más turísticos como el Zorzal Criollo y otros más exclusivos como la música dance.
De todas formas, la propuesta fue lo suficientemente amplia como para que todo tipo de público pudiera elegir su itinerario preferido. A las siete de la tarde el puntapié inicial lo dio Hernán Lombardi, ministro de Cultura porteño, en la futura sede del Museo de Esculturas Luis Perlotti, en el barrio de Caballito. “Sólo algunas ciudades del mundo tienen el privilegio de contar con esta intensa noche del arte donde el patrimonio se abre a vecinos y turistas. Y Buenos Aires es una de ellas. Cada uno de estos 120 museos representa a esta enorme, plural y diversa ciudad y por eso en esta edición hemos ampliado la oferta a los barrios de Barracas, Mataderos, Boedo y Caballito, que por primera vez se incorporaron a los circuitos –dijo a modo de balance el ministro de Cultura, y añadió–: Estamos convencidos de que la cultura en todas sus formas es fundamental para mejorar la calidad de vida; por eso estamos gratificados por la participación de miles de vecinos y turistas, quienes esta noche recorrieron los museos y participaron de las actividades gratuitas.” A una hora de iniciado el evento, las 120 instituciones participantes habían recibido cerca de 40.000 visitantes. Pasadas las diez de la noche la cifra había alcanzando las 150.000. A medianoche los museos y espacios de arte llevaban contabilizados alrededor de 300.000 personas.
Uno de los nuevos puntos en el recorrido fue el Museo Puente Trasbordador Nicolás Avellaneda, en La Boca. La muestra, dentro de un edificio llamado Centro de Interpretación, reflejaba el espíritu del barrio a través de la explicación sobre la función del puente cuando estaba activo. El ojo atento podía ver en quienes están a cargo del lugar la alegría de la apertura y el gozo por recibir al visitante. Una cuidadora de autos sobre la calle Pedro de Mendoza aseguraba: “El año pasado nos quedamos hasta las tres de la mañana. Cuando se hace ‘La Noche’ viene mucha más gente que en los fines de semana normales”. Es imposible entrar en el Museo Quinquela Martín por la cantidad de personas que lo está recorriendo. De todas formas nadie se va con un mal sabor en la boca: la oportunidad de ver una obra del artista que más representó al barrio está a cada paso. En el museo Maguncia de Papel Grabado y Estampa hay una exposición de aguafuertes, realizadas por Quinquela, sobre el puerto y los trabajadores que lo habitaban.
Llegando al casco histórico se ve que la Casa Rosada está rodeada de personas. Pero esta vez no hay ningún peligro inminente. En esta nueva edición del evento se ha sumado a la recorrida el Museo Casa Rosada y nadie quiso perderse la oportunidad de recorrerlo. Este museo, con el Museo de Arte Español Larreta, el Museo Nacional de Bellas Artes, el Malba, el Cruce de Artes y el Centro Cultural Recoleta fueron los lugares más convocantes. También recibieron una gran cantidad de público los edificios del Palacio de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires y el Palacio del Congreso Nacional. Los clásicos que tuvieron horas de cola, como todos los años, fueron La Manzana de las Luces, el Cabildo y el Buque Museo Fragata Sarmiento.
Donde quiera que el transeúnte anduviera pudo encontrar un espacio de arte para recorrer y un grupo de personas realizando una performance en algún lenguaje: música, teatro y danza se mezclaban calle a calle. Los edificios iluminados especialmente para el evento hacían que, lugar en donde se posara la mirada, se recibiera una explosión de luz, melodías y personas.
El Museo de la Ciudad, en su cuarenta aniversario, tomó la calle Defensa como propia. Con música ciudadana amplificada, como en los antiguos carnavales de verano, la invitación estuvo abierta a quien gustara sumarse a la tangueada para demostrar sus dotes de bailarín. Las parejas le sacaron lustre al asfalto y la ronda de personas aplaudiendo alrededor de la demostración fue constante. El mítico film mudo alemán Metrópolis (1927), de Fritz Lang, concentró la mayor cantidad de personas frente a la sede de la Dirección General de Museos, en la Costanera Sur. Con los acordes de “Ciudad de pobres corazones” como presentación, Fito Páez se sumó como invitado sorpresa y tocó junto a La National Film Chamber Orchestra la música en vivo que acompañó la proyección de la película al aire libre. Una vez terminada Metrópolis, el Centro de Museos adquirió el espíritu festivo que cerraría la noche.
Así como en las inmediaciones de la Plaza de Mayo se podían ver largas colas de familias y adultos, en la avenida De los Italianos, aquellos con el espíritu lo suficientemente joven como para resistir el viento de la ribera, bailaron al son de la música que pasaban los dj. Así terminó una vez más el festejo de los museos que este año convocó a 454.000 visitantes, 40.000 más que la última ocasión.
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